BAKÚ – «Aunque vengo de una isla ‘sin preocupaciones’, el cambio climático nos preocupa profundamente», dice a IPS el primer ministro de Granada, Dickon Mitchell, en una entrevista durante la 29 Conferencia de las Partes (COP29) sobre cambio climático, que se celebra desde el lunes 11 en la capital de Azerbaiyán.
A la pregunta de cómo se estaba recuperando su país del huracán Beryl, Mitchell dijo que en las últimas 24 horas la isla «experimentó inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra… Así que, aparte del huracán Beryl, también estamos lidiando con otras catástrofes climáticas».
Sin embargo, a pesar de los desafíos, los habitantes de esta nación insular de las Antillas menores, en el Caribe, siguen haciendo gala de resiliencia.
«Nosotros (los granadinos) somos gente resistente. Pero cambiaremos la mentalidad de la gente hacia una perspectiva a largo plazo, para adaptarnos a la protección y la sostenibilidad», afirmó Mitchell.
Añadió que Granada como otros pequeños estados insulares en desarrollo, el grupo de los llamados Peid, «estamos en primera línea de la crisis climática. No es fácil: nos enfrentamos a trastornos, pérdida de medios de subsistencia, daños materiales y pérdida de vidas».
Su propio país se enfrenta a una mayor vulnerabilidad al cambio climático y ha visto aumentar la frecuencia de ciclones, lluvias torrenciales, corrimientos de tierras, incendios forestales, pérdidas de cosechas y escasez de agua.
«Es mi primera COP, y he venido aquí para demostrar al mundo que tenemos que tomarnos en serio la transformación del mundo y la protección del clima», afirmó el primer ministro, de 46 años y que gobierna el país de unos 125 000 habitantes desde 2022.
Mitchell comentó el Nuevo Objetivo Cuantificado Colectivo (NCQG, en inglés), que se ha presentado como una herramienta que cambiará las reglas del juego y permitirá ahorrar hasta 250 000 millones de dólares.
«En las islas del Caribe, las emisiones de carbono son inexistentes. Hemos cumplido nuestra parte del trato: todos los Peid lo han hecho», aseguró.
Sin embargo, el cambio climático es algo más que las emisiones, así sean fundamentales en las negociaciones climáticas, y a Mitchell le gustaría ver más beneficios para la gente corriente afectada por el cambio climático.
«La financiación debería ser directa y transparente, y debería llegar a los agricultores y las comunidades pesqueras que más sufren», remarcó.
Dijo que era descorazonador decir a los jóvenes de 16 o 17 años que la temperatura media mundial aumenta 1,5 grados, con las consecuencias que ello tiene para sus vidas en países como el suyo.
Suspiró y prosiguió: «Tenemos que reconocer que no estamos cumpliendo las normas exigidas. Para hacer frente a esto, debemos centrarnos en la financiación climática para apoyar la mitigación, la adaptación y la estabilidad de los recursos».
«Nuestro objetivo es una energía sostenible, renovable y segura para el futuro. Estamos preparados para hacer esta transición, pero requiere respaldo financiero y asociaciones sólidas para hacerla posible», añadió.
«Es un planeta, un globo. Aunque nuestras emisiones de carbono no son ninguna, somos los más vulnerables» a los impactos del incremento de las temperaturas, insistió.
Por ello Mitchell lanzó el guante a los países ricos.
«En la COP29, si el mundo desarrollado se toma en serio la lucha contra la crisis climática, tiene que tomar medidas para frenar las emisiones de carbono y puede financiarlo», dijo.
Y añadió: «No hay justificación para las subvenciones al carbono. No hay justificación para no hacer la transición a las energías renovables ni para no financiarnos la adaptación a la crisis climática».
Mitchell demandó que en la COP29, que se clausurará en Bakú el viernes 22, se racionalicen las finanzas climáticas.
«En la COP29 debemos racionalizar las finanzas climáticas para los Peid, especialmente facilitando y simplificando los procesos, sin su control. Por ejemplo, los fondos para pérdidas y daños deberían destinarse a los Peid por las pérdidas y daños reales sufridos por estas islas», afirmó.
Para el primer ministro granadino, resulta inaceptable la burocracia innecesaria para acceder a los fondos.
«No deberíamos tener que crear ‘proyectos’ para conseguir fondos para reconstruir las escuelas arrasadas por las inundaciones o para compensar a los agricultores cuyas cosechas han sido destruidas», planteó Mitchell.
Y remarcó: «Ya estamos haciendo mucho para aumentar la resiliencia financiera, ¡pero no podemos llegar tan lejos!».
De nuevo, refiriéndose a su país y a la crisis actual con las inundaciones y los corrimientos de tierra, afirmó: «pedimos medidas muy concretas en la COP29».
«Utilizaré el famoso dicho estadounidense: ‘¡Enséñame el dinero! En pocas palabras, cuando se produce una calamidad climática de magnitud ‘X’, se factura», dijo.
«Y esa factura debería permitir responder a las necesidades directas de los ciudadanos sin tener que devolverla, sin cobrar intereses por ella y sin poder acudir a las (instituciones mundiales) para acceder a ella», añadió.
Según el primer ministro granadino, «ese es el tipo de manuscrito de financiación simple que necesitamos».
T: MF / ED: EG