GINEBRA – La participación laboral en el ingreso mundial disminuyó como consecuencia de la covid-19 y se encuentra estancada alrededor de 52 por ciento después de la pandemia, mostró un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) divulgado este miércoles 4.
Celeste Drake, directora general adjunta de la OIT, dijo que “la proporción del ingreso mundial total que va a parar a los trabajadores está disminuyendo. Eso significa que, si bien los trabajadores contribuyen al crecimiento de la economía mundial, se llevan a casa una proporción menor de ese crecimiento”.
Esa porción del ingreso total que ganan los trabajadores cayó 0,6 puntos porcentuales entre 2019 y 2022 (de 52, 9 a 52,3 %), y desde entonces se ha mantenido estable, lo que agrava una tendencia descendente que viene de largo.
Aunque la disminución parece modesta, la OIT señala que si la participación se hubiera mantenido en el mismo nivel que hace dos décadas, cuando se sostenía en 54 %, el ingreso laboral sería mayor en 2,4 billones de dólares solo en 2024.
El estudio destaca a la covid como un factor clave de esta disminución, ya que casi 40 % de la reducción de la participación del ingreso laboral se produjo durante los años de pandemia de 2020 a 2022.
En ese trienio el producto interno bruto global paso de 85,58 billones (millones de millones) de dólares en 2020 a 101,25 billones en 2022, según el Banco Mundial.
La crisis exacerbó las desigualdades existentes, porque los ingresos del capital siguen concentrándose entre los más ricos, lo que socava el progreso hacia el ODS10 (de los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados por los países dentro de las Naciones Unidas), que apunta a reducir la desigualdad dentro de los países y entre ellos, sostiene la OIT.
El informe observa que los avances tecnológicos, incluida la automatización, han influido en esta tendencia.
Si bien esas innovaciones han impulsado la productividad y la producción, la evidencia que registra sugiere que los trabajadores no están compartiendo equitativamente los beneficios resultantes.
La OIT advierte que, sin políticas que garanticen que los beneficios del progreso tecnológico se compartan ampliamente, los avances en el campo de la inteligencia artificial podrían profundizar la desigualdad, poniendo en riesgo el logro de los ODS.
Drake dijo que “los países deben tomar medidas para contrarrestar el riesgo de que disminuya la participación del trabajo en los ingresos”.
“Necesitamos políticas que promuevan una distribución equitativa de los beneficios económicos, incluida la libertad de asociación, la negociación colectiva y una administración laboral eficaz, para lograr un crecimiento inclusivo y construir un camino hacia el desarrollo sostenible para todos”, expuso Drake.
Steven Kapsos, jefe de la Unidad de Producción y Análisis de Datos de la OIT, dijo que entre 2004 y 2024, la producción por hora de los trabajadores aumentó 58 % a nivel mundial, “una tendencia muy positiva, un gran resultado”.
“Pero durante el mismo período, los ingresos laborales aumentaron solo 53 %. Por lo tanto, hay una brecha de cinco puntos porcentuales entre cuánto aumentó la productividad durante ese período y cuánto aumentó el ingreso laboral, cuya participación (en el ingreso global) está disminuyendo”, apuntó Kapsos.
Basándose en el informe “Tendencias mundiales del empleo juvenil”, publicado recientemente por la OIT, el estudio también identifica con preocupación la gran proporción de jóvenes que no trabajan, ni estudian, ni reciben formación.
La tasa mundial de jóvenes que no trabajan ni estudian ni reciben formación (ninis) registró solo una modesta disminución, de 21,3 % en 2015 a 20,4 % en 2024, y se prevé que se mantenga estable durante los próximos dos años.
La tasa de mujeres ninis, 28,2 % en 2024, es más del doble de la que afrontan los hombres jóvenes, lo que pone en peligro el ODS 8, “Promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos”.
Los Estados árabes tienen el mayor porcentaje de trabajadores jóvenes que no pueden encontrar trabajo (uno de cada tres), seguidos de África (casi uno de cada cuatro, una cifra que no ha cambiado en dos décadas), y Asia y el Pacífico, y América Latina y el Caribe, con uno de cada cinco.
Europa y Asia central (con 13 %) y América del Norte (11 %) están en mejor situación, y el informe agrega que, globalmente, el desempleo juvenil femenino (casi una de cada tres) sigue siendo más del doble que el masculino (uno de cada ocho).
A-E/HM