El cambio climático duplicó las inundaciones en el sur de Brasil

Vista aérea del aeropuerto de Porto Alegre, en el sur de Brasil castigado por lluvias e inundaciones en mayo, con decenas de muertos y desaparecidos. El impacto de las precipitaciones se duplicó con el cambio climático, secuelas del fenómeno meteorológico El Niño y fallas en la infraestructura de las ciudades. Imagen: Ricardo Stuckert / PR

LONDRES – El cambio climático probablemente duplicó las lluvias e inundaciones que castigaron en abril y mayo el sur de Brasil y dejaron al menos 154 muertos, 98 desaparecidos y 618 000 personas sin vivienda, indicó este lunes 3 un reporte de la red académica europea World Weather Attribution.

El fenómeno meteorológico El Niño, de vientos cálidos estacionales sobre el Pacífico ecuatorial, el cual altera los regímenes de lluvias y sequías en distintas regiones del mundo, muy probablemente intensificó las precipitaciones, dijo la red.

Adicionalmente, fallas en la infraestructura de Porto Alegre y otras ciudades del estado de Rio Grande do Sul, en el extremo sur brasileño, empeoraron los daños.

En total unos 2,3 millones de personas se vieron directamente afectadas por intensas lluvias entre el 26 de abril y el 5 de mayo en Rio Grande do Sul (282 000 kilómetros cuadrados, 11 millones de habitantes), y que castigaron a 90 % del estado, con perjuicios a sistemas y servicios como vías de comunicación y tendidos eléctricos.

Según los académicos, lluvias tan fuertes conformaron un evento sumamente raro, que con el clima actual, con 1,2 grados centígrados sobre los niveles preindustriales, solo habría de ocurrir cada 100 o 200 años.

Pero sin el efecto de la quema de combustibles fósiles, grandes responsables de la emisión de gases de efecto invernadero y con ello del calentamiento global, eventos como esas grandes y catastróficas lluvias serían aún más escasos, indica la red.

Los investigadores estimaron que el cambio climático hizo que el evento fuera más del doble de probable entre seis y nueve por ciento más intenso.

Advierten de que a medida que aumente el calentamiento planetario, estos fenómenos se volverán más frecuentes y destructivos.

Si el mundo continúa quemando combustibles fósiles y las temperaturas globales aumentan dos grados Celsius en comparación con la época preindustrial, lo que se espera que suceda dentro de 20 a 30 años a menos que las emisiones se detengan rápidamente, lluvias similares serán dos veces más probables que hoy.

Los analistas también confirmaron que El Niño jugó un papel en el evento, similar al cambio climático. Estimaron que aumentó la probabilidad de que ocurriese entre dos y cinco veces, e hizo que las precipitaciones fueran entre tres y 10 % más intensas.

En tercer lugar, el análisis también concluyó que gran parte del daño fue causado por la falla de sistemas críticos.

Si bien Rio Grande do Sul a menudo se percibe como una región acomodada, todavía tiene importantes bolsas de pobreza y marginalización.

Los bajos ingresos han sido identificados como un importante factor de impacto de las inundaciones. Asentamientos informales, aldeas indígenas y quilombolas (descendientes de africanos esclavizados) se han visto gravemente afectadas.

La falta de una inundación extrema significativa en Porto Alegre, hasta hace poco, llevó a una reducción de la inversión y mantenimiento de su sistema de protección contra inundaciones.

Eso, sumado a la naturaleza extrema del evento, contribuyó a los impactos significativos de la inundación y señala la necesidad de evaluar objetivamente el riesgo y fortalecer la infraestructura contra inundaciones, y ser resilientes ante ésta y futuras inundaciones, incluso más extremas”, apuntó el informe.

También observaron que si bien existen leyes de protección ambiental en Brasil para proteger las vías fluviales de la construcción y limitar los cambios en el uso de la tierra, no se aplican ni se hacen cumplir de manera consistente, lo que lleva a invasión de tierras propensas a inundaciones y aumenta la exposición a riesgos.

El informe concluye señalando que “el clima en Brasil ya cambió. Las actividades humanas han contribuido a una mayor intensidad, y restaurar los ecosistemas naturales para amortiguar el impacto de las fuertes lluvias son formas en que los gobiernos pueden evitar las muertes humanas y limitar los daños”.

A-E/HM

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