PATQAPARA VILLAGE, India – La gente de Patqapara Village, un pequeño pueblo en el estado de Bengala Occidental, en el noreste de India, se encontraba hasta hace poco en perenne angustia por la escasez de agua. La falta de instalaciones de riego en el remoto e inaccesible asentamiento había provocado una caída constante de la actividad agrícola.
Con una población de unos 7000 habitantes, según estimaciones del gobierno regional, el pueblo depende principalmente de la agricultura para su subsistencia.
Sin embargo, en los últimos años, cambios drásticos en los patrones climáticos, incluidas lluvias fuera de temporada, monzones atrasados y temperaturas cada vez más sobre los niveles normales, provocaron el secado de los canales de riego y los pozos de la pequeña localidad.
La situación dejó a la población local sumida en el caos, ya que sus campos de cultivo carecían de instalaciones de riego.
Según el último informe del Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente (CSE, en inglés) sobre el estado del ambiente de la India en 2023, Bengala Occidental ha experimentado una escalada significativa en el grave impacto del cambio climático en el tan solo un año.
El informe, publicado en junio de 2023, llama la atención sobre el alarmante aumento de los fenómenos meteorológicos extremos en Bengala, en el extremo nororiental de la península india, en el límite con Nepal y Bután
Hasta el momento y desde entonces, el estado, caracterizado por un clima tropical, ya ha experimentado 24 eventos de este tipo, un marcado contraste con el total de 10 eventos registrados durante todo el año 2022.
Además, el mismo informe destaca que en 2022, India enfrentó la asombrosa cifra de 314 fenómenos meteorológicos extremos en 365 días, lo que provocó la pérdida de más de 3026 vidas y daños a 1,96 millones de hectáreas de cultivos.
Si bien las olas de calor predominaron a principios de 2022, las tormentas de granizo han tenido prioridad como fenómeno meteorológico extremo predominante en 2023.
Babu Ram, un habitante de Patqapara Villagealdeano, estaban pensando junto con su esposa en abandonar el pueblo y trasladarse a la ciudad en busca de trabajos de baja categoría para ganarse el sustento.
«Los canales de irrigación solían proporcionarnos nuestro sustento. Además de regar nuestros campos, solíamos pescar allí y venderlo en el mercado, ganándonos la vida. Pero el clima cambió todo. No, no, en realidad lo secó todo», contó Ram a IPS.
Sanjoy Kumar, otro agricultor local, dice que la escasez de agua en la aldea había cobrado tal precio que se temía que la gente muriera de hambre.
“Nuestras cosechas se perdían y nuestros campos quedaron estériles. No tuvimos otra opción que migrar y dejar nuestros hogares atrás. Incluso trabajé como jornalero en la ciudad en una empresa privada. Los salarios eran exiguos y la vida era cada día más miserable”, dijo Kumar a IPS.
Sin embargo, fue el año pasado cuando los campesinos del pueblo plantearon una idea para superar la escasez de agua.
Se llevaron a cabo largas deliberaciones entre los campesinos y los jefes locales, también conocidos como «panchs» en el idioma local.
A través de estos debates, surgió una propuesta para restaurar los estanques del pueblo que en el pasado servían para almacenar el agua.
«Las instalaciones de riego eran mínimas. En el pasado, había estanques en casi todas las zonas principales del pueblo, pero quedaron sin uso porque los lugareños no eran conscientes de sus beneficios. Nuestra propuesta era restaurar estos estanques», explicó Babu Sarkar, un destacado miembro de Caritas.
Esta organización católica internacional asiste a comunidades de base en la mayoría de países del mundo y colaboró con los campesinos en la restauración de los estanques.
Activistas de Caritas junto con los propios campesinos identificaron a 30 de ellos para trabajar dos horas diarias en forma rotativa en la restauración de los estanques abandonados.
Al comprender los beneficios de esta iniciativa, los lugareños formaron varios grupos y emprendieron con entusiasmo la tarea encomendada. Identificaron y rehabilitaron aproximadamente 15 estanques que habían sido abandonados y estaban tan secos como olvidados.
Gracias a sus incansables esfuerzos, los pobladores limpiaron el polvo, la suciedad y los escombros que se habían adueñado de los estanques, lo que permitió que los niveles del agua aumentaran, al igual que la esperanza de los campesinos de poder volver a cultivar y cosechar con seguridad.
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«Pronto, con la llegada de los monzones, se recolectó agua de lluvia en estos estanques, devolviéndoles la vida. El proyecto no sólo riega ahora los cultivos locales, sino que los aldeanos también están desarrollando granjas piscícolas en ellos», dijo Sarkar a IPS.
Jadhav Prakash, un agricultor local, ahora se dedica a la piscicultura gracias a uno de estos estanques restaurados y se gana bien la vida.
«Gano alrededor de 3000 rupias (30 dólares) al mes vendiendo pescado. Otros pobladores también se benefician de la restauración de los estanques», dijo Prakash.
Sunjoy Kumar, quien ya había abandonado el pueblo, regresó a principios de este año, con la esperanza de que sus campos nunca se quedarían sin agua y las tierras no volverían a quedar estériles.
“Estoy sembrando de nuevo con la esperanza de no volver a enfrentarme a las mismas dificultades. Esta es mi tierra y mi mundo. No quiero volver a la ciudad y enfrentar dificultades allí. Quiero vivir aquí y trabajar aquí”, dijo Kumar a IPS.
T: MF / ED: EG
