Cómo las mujeres de barrios marginales de India combaten el calor mortal

Las mujeres de los barrios marginales de la ciudad india de Ahmedabad trabajan desde casa en la sastrería, el bordado, la confección de cometas, la elaboración de snacks o en la gestión de almacenes y la venta al por menor de verduras y flores, sin apenas respiro ante las brutales olas de calor que han ido empeorando constantemente. Hasta ahora…

Seema Mali en el patio de casa de una sola habitación en Odni Chawl, un asentamiento informal de la periferia de la ciudad de Ahmedabad, en el noroeste de India. Ella se dedica a la confección de guirnaldas de flores, que luego vende a los devotos de un templo cercano durante las primeras horas de la noche. Imagen: Manipadma Jena / IPS

AHMEDABAD, India Seema Mali está desesperada. No tiene defensas contra el calor brutal de este clima cambiante. Mali elabora guirnaldas de flores frescas durante todo el año, pero sus ingresos durante el verano boreal se han desplomado 30 % en los últimos ocho a 10 años debido al calor extremo.

La India está experimentando un clima cálido sin precedentes entre marzo y mayo año tras año. El 2023, fue el segundo más cálido registrado en el país desde 1901, según el Departamento Meteorológico de la India (IMD).

El año anterior, 2022, se produjeron 280 días de ola de calor en los estados, y de marzo a mayo se produjo la temperatura más alta en 12 años. A principios de marzo de este año, el IMD advirtió que es probable que la India en todos sus28  estados experimente un verano más cálido de lo normal y más días de olas de calor de marzo a mayo.

“De repente, en 2014, las mujeres de 159 barrios marginales urbanos de Ahmedabad con los que trabajamos estrechamente señalaron que el calor extremo era su principal preocupación», dijo a IPS Siraz Hirani, director de programas de la organización sin fines de lucro Mahila Housing Trust (MHT).

Añadió que «el calor, las inundaciones y la amenaza de los mosquitos relacionados con el cambio climático se dispararon superando las demandas habituales de agua, baños o casas de ladrillo”.

La ciudad de Ahmedabad, en el occidental estado indio de Guyarat, también registró temperaturas máximas de verano de 45,8 °C en 2022. En 2016, los 48 °C de un día de mayo batieron el último récord de 100 años de la ciudad.

En mayo de 2010 se experimentó una ola de calor mortal sin precedentes que duró una semana y alcanzó los 46,8 °C, lo que provocó un exceso de 1344 muertes por todas las causas en comparación con el promedio de muertes en mayo en 2009 y 2011. Esto impulsó a la Corporación Municipal de Ahmedabad (AMC, en inglés) a elaborar un plan de acción contra el calor en 2013, el primero del sur de Asia.

Un gran número de mujeres en los barrios marginales de Ahmedabad trabajan desde casa en sastrería, bordado, confección de cometas, elaboración de snacks o en la gestión de almacenes, venta al por menor de verduras, flores y otros negocios. Tanto sus ingresos como su presencia en la casa son fundamentales para las familias multigeneracionales que viven juntas aquí. Los trabajadores a domicilio representan el 18 % del empleo urbano en la India, según MHT.

Las mujeres más pobres del Sur global a menudo se enfrentan a las peores condiciones climáticas extremas, dada la alta probabilidad de trabajar en hogares mal equipados.

Guyarat tiene 1,68 millones de habitantes o 1 de cada 13 personas que viven en barrios marginales. Ahmedabad ocupó el segundo lugar en cuanto a población de barrios marginales, si bien es probable que estas últimas cifras disponibles del censo de 2011 estén desactualizadas.

La mayoría, como Seema Mali, que vive en Odni Chawl (Odni se refiere a los pañuelos con los que las mujeres indias cubren la parte superior del cuerpo), un asentamiento informal donde los residentes viven en casas de una sola habitación sin ventanas, con un techo de láminas de metal y un solo ventilador de techo que es su única defensa contra un sol abrasador.

Con estas precarias viviendas apiñadas, la ventilación en las callejuelas estrechas es prácticamente inexistente.

Nimaben Harishbhai trabaja en su máquina de coser en su pequeña sala de costura detrás de su casa en un barrio pobre de Ahmedabad, en el oeste de India. Imagen: Manipadma Jena / IPS

¿Quién va a pintar los tejados de blanco?

“Las soluciones térmicas se probaron sobre el terreno en los asentamientos marginales. Las mujeres votaron unánimemente que pintar los tejados de las casas con pintura blanca reflectante del calor era lo más eficaz”, dijo Hirani. La pintura reflectante del sol es un revestimiento para tejados térmicamente aislante destinado a reducir la temperatura del tejado.

MHT organizó la financiación para la compra de la pintura, el trabajo de pintar en sí requería la cooperación de todos. ¿Quién lo haría? La mano de obra contratada cobraría el equivalente a 6,03 dólares, más que el salario diario del propietario de la vivienda. Los hombres, reacios a perder un día de salario haciendo esto, se negaron a participar.

“Nosotras pintaremos”, afirmaron las mujeres. Con un poco de ayuda, se capacitaron a sí mismas y a otros para realizar el trabajo supuestamente de hombres. También pintaron los tejados de hojalata y amianto de sus vecinos ancianos o enfermos.

“Cocinar mi almuerzo mientras lavo y pinto el techo de otro es el compromiso habitual de nuestra comunidad”, dijo Nimaben Harishbhai, lideresa comunitaria de 28 años y sastre a domicilio, cuyo lenguaje corporal irradia confianza.

Nimaben instaló un termómetro digital de MHT en su nueva casa con techo blanco e invitó a las hermanas de la comunidad a sentir la diferencia entre sus casas con techo de hojalata y la de ella. «La temperatura era claramente entre 3 y 5 grados más baja, más fresca si había ventilación y árboles disponibles», dijo a IPS.

Muchos, como Nimaben, motivaron a otros. El efecto dominó fue exponencial. Hoy en día, hay 32 000 tejados frescos en barrios marginales de la ciudad con los que trabaja MHT.

Ha capacitado a 14 684 mujeres de barrios marginales como «Vikasini», el vocablo hindi que define a las mujeres que lideran el desarrollo. También son especialistas en resiliencia climática, motivan y lideran a otros, aprenden de expertos técnicos y colaboran con el municipio en políticas climáticas para los pobres urbanos.

La activista Niruben Badoria (segunda a la derecha) conversa con un grupo de mujeres en el asentamiento informal de Odni Chawl.  Imagen: Manipadma Jena / IPS

 

Las mujeres ya no pierden horas de trabajo

«Perdían cuatro horas de trabajo diarias en las tardes de verano debido a las temperaturas insoportables antes de optar por los techos frescos», dijo a IPS Niruben Badoria, de 45 años, organizadora de campo del MHT. “Los mayores gastos médicos relacionados con el calor les quitaron una parte de sus ya reducidos ingresos”, señaló.

«Los calambres por calor, los mareos y los casos de insolación en eventos extremos son comunes», dijo a IPS el médico Tejas Shah, subdirector de salud de la Corporación Municipal de Ahmedabad (AMC, en inglés), en su oficina en el sur de la ciudad.

«Los más afectados son los trabajadores al aire libre, las mujeres embarazadas, los niños y los ancianos», manifestó el funcionario gubernamental.

La deshidratación, las infecciones de la piel, las erupciones de picazón y las infecciones del tracto urinario eran comunes, según indicó la mayoría de las mujeres de Odni Chawl.

Lo que perjudicó a estas mujeres, que ponen comida en los platos de sus familias numerosas con sus ingresos del mismo día, fue la pérdida de ingresos diarios.

«Para cada uno de nosotros, sin importar en qué profesión trabajemos, (la diferencia en) nuestros ingresos antes y después de colocar pintura fresca en el techo es sustancial», dijo Seema Mali, de 35 años.

Mali está sentada con las piernas cruzadas, rodeada de caléndulas de color amarillo atardecer, del tamaño del puño de un bebé, amontonadas en cestas de bambú. Se cubren con sacos de yute color marrón humedecidos. Las ensarta todo el día en docenas de guirnaldas. A primera hora de la tarde, las entrega a los comerciantes del templo que las venden a los fieles.

Los ingresos de verano de Malí se han desplomado en más de 30 % en los últimos ocho a diez años debido al calor extremo, dijo a IPS esta trabajadora a domicilio. “Con la ayuda de mi hermano, podría ganar 10 000 rupias (120,65 dólares) en un mes con las 20 000 rupias (241,25 dólares) en flores que compro como materia prima”.

A medida que el calor del verano subía regularmente por encima de los 40 °C, los ingresos comenzaron a caer al equivalente a 84,45 dólares, lo que limitaba su capacidad para comprar suficientes materias primas.

«La habitación individual con techo de chapa se convierte en un horno incluso antes del mediodía», explica.

Cada 30 minutos, rociaba desesperadamente agua sobre los sacos de yute, debajo de los cuales escondía las flores del calor. Al final de la tarde, con la combinación de calor, agua y alta humedad, el recipiente o base de la flor no se mantenía firme cuando la gruesa aguja lo atravesaba y los pétalos se caían.

«El techo pintado de blanco ha sido de gran ayuda», afirma Mali. Los ingresos han aumentado entre un 15 y un 20% en comparación con cuando no había pintado el techo. Los días son más largos en verano y ahora aprovecha las horas extra para ser más productiva.

Animada, ahora se cuida aún más. En verano sale de casa a las cuatro de la mañana. En la oscuridad, se dirige al Jamalpur Phool Bazar, el mercado de flores al por mayor más grande de Ahmedabad. Al amanecer, ya pesó, pagó y trajo los dos grandes sacos de flores frescas de caléndula al patio interior de su vivienda, antes de que el sol pueda quemarlas.

Nimaben, que cose ropa de mujer, dice que algunos días ha podido duplicar sus ingresos después de optar por pintura fresca para techos.

“A primera hora de la tarde, estaba tan caluroso que apenas podía sentarme durante una hora de la tarde en mi pequeña sala de costura de 4×8 pies. Si me dedicaba a las tareas domésticas, de alguna manera lograba coser una prenda que costaba 300 rupias (u$s 3,62)”, dijo Nimaben, madre de un bebé de un año. «Ahora también puedo trabajar por las tardes, por lo que la producción es mayor», afirmó.

«También ahorramos en nuestra factura de electricidad», añadió Nimaben. Extiende sus facturas de electricidad sobre la cama. Reflejan un ahorro superior a 50%.

“La nevera portátil se utiliza mucho menos; los ventiladores ya no funcionan durante todo el día y la noche y la ventana apenas abierta garantiza que la luz no esté encendida durante 15 horas al día”, explicó.

Hace dos años, Nimaben y su esposo Harishbhai decidieron modificar su casa ancestral de 50 años para obtener más ventilación cruzada a medida que el calor se hacía extremo. Viven junto a sus ancianos padres y sus tres hijos. Harishbhai gana 350 rupias (u$s 4,22) al día puliendo utensilios de acero inoxidable.

Han inscrito a su hijo mayor en una escuela privada de nivel medio de inglés para que tenga “mejores oportunidades en la vida”.

«Necesitamos todos los ingresos que podamos gestionar, pero el calor nos está robando una gran parte de nuestros ingresos», dijo Nimaben a IPS. “El techo blanco ha detenido al ladrón”, añade, sonriendo ante su propio ingenio.

Las otras mujeres sentadas allí asintieron vigorosamente. Su suegra, de 60 años, una trabajadora que recogía viejas barras de hierro de casa en casa, añadió que el calor del verano empezó a aumentar perceptiblemente cuando tenía 35 años, es decir, hace 25 años, más cerca del año 2000.

Se prevé que la demanda de refrigeración en la India se multiplicará por ocho para 2038 y, para 2050, podría contribuir hasta el 45% de la demanda máxima de energía del país, según Hirani.

Las mujeres de barrios marginales, campeonas climáticas

En 2017, AMC comenzó a formular un programa de techos fríos; entre otros, buscó aportes de las comunidades urbanas pobres. Convencido de la eficacia de los tejados blancos después de visitar los barrios marginales de MHT, el organismo cívico invitó a las mujeres líderes climáticas a colaborar en sus políticas de calefacción.

En ese momento, Vikasinis de MHT ya había desarrollado una variedad de soluciones efectivas y de bajo costo.

Para los tejados calientes que atrapaban el calor, idearon techos modulares, habitaciones con ventilación cruzada, usando materiales de construcción naturales como láminas de techo corrugadas de bambú y paredes de esteras de bambú aseguradas sobre marcos de hierro, usando gruesas capas de enredaderas para enfriar los techos de hojalata, así como techos revestidos de material aislante.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

“La participación de las comunidades de barrios marginales es imprescindible para la implementación a gran escala de techos frescos. La municipalidad de la ciudad carece de fondos para pintar los techos de millones de viviendas de barrios marginales. MHT está haciendo un buen trabajo motivando a las comunidades a pintar sus propios techos”, dijo a IPS el médico Tejas, de AMC, sugiriendo que las grandes empresas indias de pintura deben incluir los techos fríos en sus políticas de responsabilidad social corporativa.

Por otro lado, en el marco del programa de vivienda del gobierno federal para los económicamente pobres, AMC garantiza tejados con mosaicos chinos, que también desvían los rayos del sol y son más duraderos.

«Para la AMC, sus políticas de calor se centran principalmente en la reducción de riesgos para la salud», detalló Tejas.

Las mujeres líderes climáticas han logrado ampliar la conversación sobre políticas para incluir la adaptación climática para la protección de los medios de subsistencia y la calidad de vida en general en los asentamientos marginales.

Estas iniciativas de mujeres sobre techos frescos se alinean con el Plan de Acción de Refrigeración de la India (ICAP, en inglés) del gobierno indio, que trabaja para lograr la refrigeración en todos los sectores, incluida la promoción de la refrigeración pasiva en los edificios. El plan tiene como objetivo reducir la demanda de refrigeración entre 20 % y 25 % y la demanda de refrigeración entre 25 % y 30 % para 2037.

“Después de asociarnos con la corporación municipal, ganamos mucha confianza y pudimos hablar frente a los oficiales. Somos reconocidas. Cuando se pidieron ‘certificados de no objeción’ de la oficina municipal para instalar nuestros medidores de electricidad, yo sola hice el trabajo no sólo en nuestra casa sino también en la de otras personas», dijo Nimaben a IPS.

T: MLM  ED: EG

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