GINEBRA – La Organización Mundial de la Salud (OMS) otorgó este lunes 29 a Arabia Saudita, Dinamarca, Lituania, Polonia y Tailandia, los primeros certificados que validan sus progresos en la eliminación de los ácidos grasos trans producidos industrialmente (iTFA en inglés).
“Las grasas trans no tienen ningún beneficio conocido para la salud, pero sí enormes riesgos”, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus director general de la OMS, al felicitar a los cinco países e instar a otras naciones a seguir su ejemplo.
Los países premiados han demostrado que tienen en vigor políticas de mejores prácticas para la eliminación de los iTFA, con respaldo de sistemas adecuados de seguimiento y cumplimiento, indicó la OMS.
Aunque no se cumplió el ambicioso objetivo establecido por la OMS en 2018 (eliminar completamente los iTFA del suministro mundial de alimentos para fines de 2023), hubo avances notables hacia ese objetivo en todas las regiones del mundo.
Solo en 2023, nuevas políticas de mejores prácticas entraron en vigor en siete países (Egipto, Filipinas, Macedonia del Norte, México, Moldavia, Nigeria, y Ucrania).
“La eliminación de las grasas trans es económica, política y técnicamente viable, y salva vidas prácticamente sin costo alguno para los gobiernos o los consumidores”: Tom Frieden.
Los ácidos grasos trans (AGT) son grasas semisólidas a sólidas que se presentan en dos formas: producidas industrialmente y de origen natural. Su ingesta se asocia con un mayor riesgo de ataques cardíacos y muerte por enfermedades cardíacas.
Los AGT no tienen beneficios para la salud conocidos y los alimentos ricos en esos ácidos grasos (por ejemplo, alimentos fritos, pasteles y comidas preparadas) suelen tener un alto contenido de azúcar, grasa y sal.
Un total de 53 países tienen actualmente políticas de mejores prácticas vigentes para abordar los iTFA en los alimentos, mejorando el entorno alimentario de 3700 millones de personas, 46 % de la población mundial, en comparación con seis por ciento hace apenas cinco años.
Se espera que estas políticas salven aproximadamente 183 000 vidas al año.
“Estamos muy contentos de que tantos países hayan introducido políticas que prohíben o limitan las grasas trans en los alimentos. Pero introducir una política es una cosa, implementarlo es otra”, dijo Tedros.
La OMS indicó que “acelerar los esfuerzos para lograr políticas de mejores prácticas en solo ocho países con las mayores necesidades eliminaría 90 % de la carga global de esas grasas”, lo cual representa “una oportunidad única de ver en nuestra vida un mundo libre de muertes atribuibles a los iTFA”.
Las mejores prácticas en las políticas de eliminación de iTFA siguen los criterios de la OMS y limitan su uso en todos los entornos.
Hay dos opciones políticas de mejores prácticas: 1) límite nacional obligatorio de dos gramos de iTFA por 100 gramos de grasa total en todos los alimentos; y 2) prohibición obligatoria de producir o usar aceites parcialmente hidrogenados (fuente importante de grasas trans) como ingrediente en todos los alimentos.
Tom Frieden, presidente de la organización Resolve to Save Lives, aliada de la OMS en el combate a las enfermedades cardíacas, dijo que “la eliminación de las grasas trans es económica, política y técnicamente viable, y salva vidas prácticamente sin costo alguno para los gobiernos o los consumidores”.
“Ese compuesto dañino es innecesario y nadie lo echa de menos cuando desaparece”, agregó.
Frieden opinó que “estamos ganando la batalla contra las grasas trans, pero los países sin regulaciones corren el riesgo de convertirse en vertederos de productos con ácidos grasos trans. Los gobiernos y la industria alimentaria tienen la responsabilidad de garantizar que eso no suceda”.
La OMS también alienta a los fabricantes de alimentos (los productores de materias primas y productos alimenticios finales) a eliminar los iTFA de sus productos, y considera que la industria alimentaria ha logrado buenos avances hasta el momento.
Pero a pesar de los recientes éxitos en la eliminación de los iTFA de los alimentos, más de la mitad de la población mundial sigue desprotegida de sus impactos nocivos, con riesgo potencial de sufrir un aumento de las enfermedades cardíacas.
La OMS ha propuesto un nuevo objetivo: que las políticas de eliminación de mejores prácticas se aprueben en países que representan al menos 90 % de la carga global total de los iTFA, y 70 % de la carga total dentro de las regiones.
A-E /HM