Agenda extremista de Milei deteriora más el día a día de los argentinos

Las manifestaciones en Argentina contra la agenda extremista de Milei comenzaron no bien asumió la presidencia, el 10 de diciembre, como esta movilización en los últimos días de diciembre en Buenos Aires, convocada por la principal central sindical y con la participación de decenas de movimientos sociales. Imagen: Belén Gaggieta / Barrios de Pie

BUENOS AIRES – Miriam Lozano trabaja como encargada de un estacionamiento privado de automóviles en Buenos Aires, y hace años que está indignada con los políticos, a quienes ve como privilegiados que han sido responsables del persistente deterioro de su salario. Por eso en las últimas elecciones de Argentina votó al ultraderechista Javier Milei, verdadero outsider del sistema.

Ahora, el salario de Lozano, quien cumple el turno de 6:00 a 14:00 de lunes a sábado, se deteriora a un ritmo mucho más acelerado al que se había acostumbrado porque desde que Milei asumió la presidencia, hace un mes, el 10 de diciembre, devaluó el peso argentino en 50 %, desmanteló los acuerdos del Estado con empresas para contener el valor de los alimentos y liberó precios que estaban regulados, como la gasolina y la medicina privada.

Mientras estas medidas hicieron que la inflación, que ya era elevadísima, se triplicara en cuestión de días, el programa económico ultraliberal de Milei, de 53 años, no prevé aumentos de ingresos o alguna contención social para jubilados y trabajadores, que han sido duramente castigados en los últimos años y ahora descubren que todo podía ser peor.

En noviembre, la inflación había sido del 12,8 % -más de lo que la mayoría de los países tienen en un año-, pero se espera que el dato oficial de diciembre supere 30 %. Y por bastante en el caso particular de los alimentos.

Sin embargo, Lozano no está dispuesta a retirarle la confianza a Mieli tan rápido, como parece suceder con la mayoría de los votantes del economista que se hizo conocido insultando políticos en estudios de TV, se convirtió en un fenómeno popular con adhesiones en todas las clases sociales y el 19 de noviembre derrotó a los partidos que dominaron la política argentina en los últimos 20 años.

“Vamos a estar muy bien, no tengo ninguna duda. Los que robaron la Argentina ya no están más y ahora hay que tener paciencia. Milei no mintió: anunció que iba a hacer esto”, dice a IPS con una sonrisa de esperanza la mujer de 47 años, que es divorciada y vive con su hijo de 18 años.

“Este hombre sabe lo que hace. Para eso estudió y tiene las ideas claras. Habrá que sacrificarse un poco. Los que gobernaron y nos hundieron se tenían que ir. ¿O usted quería que siguieran?”, desafía.

Javier Milei, durante una visita a la Antártida argentina, el 6 de enero, saludando a la misión militar y científica que tiene allí el país. Imagen: Casa Rosada

Al límite del sistema

Fueron una economía desquiciada y una crisis social profunda las que llevaron a las ideas extremistas de Milei a la Casa Rosada, sede de la presidencia, con un partido creado hace apenas dos años.

En el tercer trimestre de 2023 la pobreza alcanzó a 44,7 % de la población y a 62,9 % de los niños y adolescentes, según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA).

El desempleo es relativamente bajo (6,2 %), pero la pérdida del poder adquisitivo del salario ha sido catastrófica en los últimos años. El ingreso promedio por persona de la población económicamente activa es de 123 574 pesos (unos 150 dólares), lo que no alcanza a cubrir la canasta básica total (CBT), que usa el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) para medir la pobreza. En noviembre fue de 126 361 pesos por persona.

Desde 2011 hasta 2022, menos de 8 % de los empleos creados fueron del sector privado y formales, de acuerdo a un informe de la consultora privada Invecq. Casi todos fueron informales o del sector público, que a su vez ha gastado fortunas en subsidios para mantener bajas las tarifas de los servicios públicos, en beneficios de pobres y también de ricos.

En ese contexto, Milei asumió, en términos objetivos, como el presidente más débil de la historia: no tiene un solo gobernador de provincia y en el legislativo Congreso de la Nación su partido, La Libertad Avanza,  cuenta con apenas 38 de 257 diputados y siete de 72 senadores.

Para contrarrestarlo, y apoyado en 55 % de los votos que obtuvo el 19 de noviembre, en la segunda vuelta electoral, mostró una determinación para avanzar con su programa como no se le recuerda a ningún presidente en la historia de este país sudamericano de 46 millones de habitantes.

En sus primeros días de gestión lanzó un monumental paquete de reformas, sin ningún diálogo previo con la oposición ni con sectores sociales, empresariales, sindicales y profesionales afectados por las medidas.

Primero ignoró olímpicamente al Congreso, cuando dictó un decreto de necesidad y urgencia (DNU) –mecanismo que la Constitución concede al presidente solo para casos excepcionales-, con el que derogó y modificó en el acto más de 300 leyes, en el afán de desregular la economía y eliminar los mecanismos de protección a los más vulnerables y los límites a las empresas de posición dominante en distintos sectores.

Se trata de “destrabar el andamiaje jurídico institucional opresor que ha destruido al país”, según justificó en un mensaje por la cadena nacional de radio y TV.

Entre muchísimas cuestiones, derogó los instrumentos que permitían al Estado controlar los márgenes de ganancia de las empresas alimenticias y eliminó varios de los derechos de los trabajadores en las relaciones laborales. Hasta derogó la norma que impide a los muy populares clubes de fútbol –hoy asociaciones sin fines de lucro- convertirse en sociedades anónimas.

Pero ese era apenas el comienzo, porque unos días más tarde Milei envió al Congreso un proyecto de ley de 183 páginas y 664 artículos con el que no solo pretende profundizar su programa ultraliberal sino que muestra su veta más autoritaria, ya que fija severas restricciones al derecho a la protesta, al obligar a que cualquier manifestación sea notificada al Ministerio de Seguridad con 48 horas de antelación.

La pregunta es cuál será el límite de la tolerancia social, considerando que la situación se torna dramática, según lo admite el propio Milei, quien en su  mensaje de fin de año,  vaticinó un 2024 “muy duro”, pidió a los argentinos “esfuerzo y sacrificio” y no dio esperanza de una pronta recuperación, ya que anticipó que “en un lapso de 45 años, con nuestras medidas económicas, podríamos aumentar en 10 veces nuestro PIB per cápita».

Una feria de ropa usada en una plaza del barrio de Caballito, tradicional zona de clase media de Buenos Aires, muestra el declive económica de la gran mayoría de las familias argentinas en los últimos 12 años, que desde la asunción de Javier Milei adquirió un ritmo más veloz por la aceleración de la inflación. Imagen: Daniel Gutman / IPS

Inflación descontrolada

Es un lunes a la mañana en un bar del centro de Buenos Aires, cerca del Palacio de Tribunales, y quienes desayunan se quejan de los precios del local. “El jamón entero, que compraba a 67 000 pesos, acaba de venir a 110 000. ¿Qué querés? ¿Qué haga beneficencia para los empleados judiciales y los abogados?”, se defiende a punto de perder la paciencia el dueño, Marcos Basso, de 57 años.

Los aumentos, de todas maneras, son aún peores en las zonas más vulnerables. En los negocios de cercanía de barrios populares los alimentos aumentaron 48,8 % en las primeras tres semanas de gobierno de Milei, según un relevamiento realizado en 850 comercios de los suburbios de Buenos Aires por el no gubernamental Instituto de Investigación Social, Económica y de Política Ciudadana (ISEPCi).

“El gobierno ha dejado todos los precios a merced del mercado y el resultado es el que estamos viendo. Todo indica que vamos a un agravamiento de la situación social, que ya es compleja”, indica a IPS Isaac Rudknik, director del ISEPCi.

“El único momento que recuerdo en Argentina de una destrucción tan acelerada del poder adquisitivo fue en 2001. Esa vez había un gobierno que no pudo frenar la crisis (el del presidente Fernando de la Rúa) y cayó. En cambio, ahora hay un gobierno nuevo que está buscando este resultado, para que la inflación se frene a raíz del congelamiento de la actividad económica. Es inédito”, agrega.

La inflación está definitivamente descontrolada y no hay ninguna perspectiva de que pueda controlarse, apuntan los expertos.

“Los combustibles aumentaron 27 % el 3 de enero y suman casi 90 % desde que asumió Milei. Eso arrastra todos los precios. Además impactará el aumento de las empresas de medicina prepaga y de las tarifas de servicios públicos, por lo que en enero vamos a tener una inflación igual o mayor que en diciembre, por arriba de 30 %. Es una mirada sobre datos objetivos, no ideologizada”, apunta a IPS el economista y periodista Ismael Bermúdez.

El experto considera que, en el inicio de 2024, la tasa de pobreza está en 55 % o más de la población argentina. Creció por la disparada y brutal inflación durante el primer mes de gobierno de Milei y todavía se espera que la situación se agrave en enero, porque comenzará el desmantelamiento del esquema de subsidios que mantuvo relativamente baratas las tarifas de los servicios públicos durante el gobierno anterior.

“El objetivo del gobierno es lograr una mayor caída de salarios, jubilaciones y gastos sociales. Se busca bajar el gasto público para que haya un excedente para el pago de la deuda externa. Es el motivo por el cual los títulos de la deuda argentina subieron de cotización, lo que permitió a grandes fondos de inversión obtener 40 o 30 % de ganancias desde que ganó Milei”, agrega.

Como para darle la razón, y en medio de una situación social que se agrava cada día, el 5 de enero el presidente ordenó por decreto al Banco Central disponer 3200 millones de dólares para el pago de la deuda en moneda extranjera.

ED: EG

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