WASHINGTON – América Latina y el Caribe recibirá este año, en remesas de sus migrantes, la cifra récord de 155 000 millones de dólares, informó este jueves 16 un reporte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Se trata de un aumento de 9,5 % con respecto a los 142 000 millones de dólares recibidos por la región y completa 15 años consecutivos de crecimiento, con una media de 10 % de incremento anual en los últimos 10 años, precisó el BID.
Para el ente multilateral “el crecimiento sostenido de las remesas refleja nuevos flujos migratorios intrarregionales y el aporte que los migrantes hacen a sus países de origen”.
El incremento fue moderado entre 2017 y 2019, pero durante la pandemia covid-19 se disparó y fue extraordinario en 2021, cuando se elevó 26,7 %.
Este 2023 el incremento se explica se explica principalmente por el crecimiento de las remesas recibidas por los países de América Central (13,2%), México (9,8%) y América del Sur (7,9%).
En el caso de los países del Caribe, el crecimiento en 2023 es más moderado (2,6%).
México es de lejos el mayor receptor regional de las remesas estimadas para este año, con 64 247 millones de dólares, seguido de Guatemala (19 982 millones), Colombia (10 202 millones), y República Dominicana con 10 125 millones de dólares.
Tras ellos están Honduras con 9369 millones de dólares, El Salvador (8198 millones), Ecuador (5315 millones), Nicaragua (5127 millones), Brasil (4304 millones), Perú (4241 millones), Haití (4165 millones), Jamaica (3558 millones), Bolivia (1586 millones) y Argentina, con 1500 millones de dólares.
Los restantes países recibirán cantidades menores. El BID basó su reporte en informes de los respectivos bancos centrales, y no entregó cifras sobre Venezuela, donde firmas privadas de economistas estiman que este año podrían llegar unos 2500 millones de dólares en remesas.
Para el BID, el monto estimado para el año refleja el aumento de los ingresos de los migrantes, quienes mejoraron sus tasas de empleo, así como el avance del proceso migratorio en períodos anteriores, lo que permitió incrementar los flujos de remesas que reciben las familias en los países de origen.
El incremento se registra mientras la economía latinoamericana experimenta una desaceleración, con un crecimiento de entre 1,7 y 2,0 % según estimados de diversos organismos multilaterales que, por otra parte, coinciden en que esos resultados no contribuyen a la creación de buenos empleos ni a reducir la pobreza.
En la región un tercio de la población permanece sumida en la pobreza, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), y las remesas se han convertido en un paliativo indispensable para millones de familias.
Las remesas “son clave para para sustentar el consumo en los países receptores, y relevantes en aquellos que tienen ingresos per cápita más bajos, como los de América Central y Haití”, ha expuesto el secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs.
Estados Unidos, donde viven 23 millones de migrantes latinoamericanos, es el país desde el que parten hacia la región 60 % de las remesas, según los datos del BID. Otros grandes emisores son Canadá y España, y existe también un flujo intrarregional.
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