Las mujeres tienen la clave de la sobrevivencia del pastoreo en África

Un rebaño de vacas famélicas sacia su sed en un río seco mientras continúa el empeoramiento de las condiciones de sequía en el condado de Isiolo, en Kenia. Imagen: Geoffrey Njenga / Ilri

NAIROBI – Las mujeres de las zonas de pastoreo de África oriental son fundamentales para la salud del ganado en sus comunidades, ya que tienen la clave para que las campañas de vacunación animal sean eficaces y protejan a los rebaños contra enfermedades mortales.

Por lo tanto, son una parte importante de cualquier estrategia de vacunación diseñada para proteger a los animales contra brotes mortales y necesitan participar en tales esfuerzos para que tengan éxito.

Alcanzar los objetivos de estas campañas es cada vez más importante, ya que los efectos del cambio climático introducen nuevas enfermedades que amenazan al sector y, por extensión, a los ingresos familiares.

Integrar a las mujeres en estas campañas sanitarias ha adquirido una importancia crucial, y uno de los obstáculos para su éxito es la falta de participación de esas mujeres por parte de  las autoridades y los organismos de desarrollo.

Las mujeres, por razones culturales, no suelen ser propietarias de ganado, pero actúan como cuidadoras cuando los animales enferman, y con el aumento de los brotes de enfermedades, implicarlas, en última instancia, garantiza una mayor seguridad alimentaria y financiera para las familias.

Además, cada vez más hogares de la región en los que la ganadería es el principal sustento económico están encabezados por mujeres que también son proveedoras de sus familias.

No es de extrañar que hasta 43 % de los asegurados de ganado en el norte de Kenia y el sur de Etiopía, donde las pólizas se han introducido en un pasado reciente, sean mujeres, dicen los científicos del Instituto Internacional de Investigaciones Pecuarias (Ilri, en inglés).

“Además de cuidar de los animales cuando están enfermos, las mujeres influyen en la asignación de recursos en el hogar, determinando, por ejemplo, el dinero que debe destinarse a la compra de vacunas”, afirmó Bernard Bett, científico principal del Programa de Salud Animal y Humana del Ilri.

Por lo tanto, añadió, “es muy importante contar con una sólida estrategia de género que permita a las mujeres acceder al control de enfermedades».

Bett explicó que, dentro de su estrategia de vigilancia y respuesta a las enfermedades, el Ilri contrató a «informadores comunitarios sobre enfermedades», líderes locales y defensoras de las mujeres de las aldeas –incluidas aquellas jefas de familia-, para recabar información sobre los brotes de enfermedades y concienciar sobre las campañas de vacunación.

A veces, señaló, los hombres intimidan a las mujeres en las filas de vacunación masiva, haciéndoles perder un tiempo valioso para otras tareas domésticas mientras esperan su turno.

Las autoridades y las organizaciones que llevan a cabo las misiones han respondido aplicando una política de «primer llegado, primer atendido» en aras de la equidad, y han aumentado la dotación de personal de sanidad animal para que las vacunaciones se realicen de forma ordenada, explicó.

Reconociendo que el conflicto con las tareas domésticas era una realidad permanente para las mujeres, explicó, el Ilri practicó y defendió la comunicación temprana para permitir una mejor planificación a través de mensajes comunitarios, al tiempo que apoyaba activamente el papel de las mujeres en el cuidado del ganado.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

El contexto de la vacunación es un cambio climático, que se manifiesta con frecuentes sequías e inundaciones en las zonas áridas y semiáridas de África oriental, donde se practica el pastoreo. Una situación que trajo una importante carga de morbilidad, con brotes de enfermedades como la llamada fiebre del valle del Rift.

“Son frecuentes las enfermedades muy sensibles al clima que provocan patógenos atraídos por los cambios en las condiciones meteorológicas, incluidas las causadas por vectores como las garrapatas y la mosca tsé tsé. Por lo tanto, es importante que las medidas de control de enfermedades, incluida la vacunación, se apliquen de forma eficaz», dijo Bett en un encuentro con periodistas en Nairobi, donde el Ilri tiene su sede central.

Debido a la naturaleza nómada de los pastores en busca de pastos y agua en épocas de escasez, son las mujeres las que se ocupan de los hogares cuando los hombres están lejos con el ganado y los camellos.

Además, ellas se quedan también al cuidando de las cabras, los terneros y los animales vulnerables, lo que las convierte en las jefas efectivas de sus hogares, explicó el científico sénior del Ilri, una institución sin fines de lucro que integra el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR), un consorcio mundial de centros de investigación.

Al igual que sus homólogas de las zonas agrícolas de otras partes de la región, las pastoras se enfrentan al reto de proporcionar alimentos a sus familias, que se ve agravado por la falta de ingresos debida a la muerte del ganado, señaló Rupsha Bernerjee, científica principal del Ilri en el área de ganadería y clima.

“Cuando se producen perturbaciones como sequías que a su vez provocan escasez de alimentos, las mujeres se saltan comidas para garantizar la alimentación de sus familias. Por lo tanto, es importante promover la inclusión social en los programas de sanidad ganadera para garantizar que nadie se quede atrás», afirmó.

La impresionante aceptación de los seguros ganaderos entre las mujeres aumenta la resiliencia de las comunidades de pastores, permitiéndoles hacer frente a los riesgos inducidos por el clima, precisó.

«Los pagos realizados a los pastores cuando las sequías son muy graves ayudan a reducir las ventas urgentes de ganado, asegurando que las familias estén protegidas contra una posible desnutrición, de ahí la importancia de la salud del ganado de las mujeres», dijo la científica en el encuentro informativo en la sede del Ilri.

Al apreciar el importante papel en la salud del ganado, el canadiense y público Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC, en inglés) y la privada Fundación Bill y Melinda Gates establecieron el Fondo para la Innovación en Vacunas para el Ganado (LVIF, en inglés).

Ese fondo tiene como objetivo el apoyo del desarrollo y la producción de vacunas innovadoras para mejorar la salud del ganado y los medios de vida de los agricultores.

El IDRC señala que, a nivel mundial, más de 750 millones de personas crían ganado como fuente de ingresos y de ese total 400 millones son mujeres.

Pero las enfermedades animales, como la enfermedad de Newcastle en los pollos y la peste de pequeños rumiantes en las cabras, provocan una devastación generalizada, que afecta de forma desproporcionada a las mujeres porque «tienen menos probabilidades que los hombres de acceder a vacunas para evitar esas pérdidas».

“Millones de mujeres ganaderas sufren pérdidas económicas y animales cuando las enfermedades arrasan sus explotaciones. Estas infecciones suelen ser altamente prevenibles con una simple vacunación, así que ¿qué impide a las mujeres tomar medidas para proteger sus bienes?”, plantea el Centro.

Para dar respuesta a este desequilibrio, los socios del LVIF lanzaron en 2019 una iniciativa regional de vacunas para el ganado denominada Proyecto de Investigación SheVax+) en que participan varias universidades y una facultad de veterinaria de Estados Unidos.

Sus ejecutoras son la ugandesa Universidad de Makerere, la keniana Universidad de Nairobi y la Universidad de Ruanda.

Helen Amuguni, investigadora principal de SheVax+, identifica tres barreras principales para la adopción de vacunas por parte de las pequeñas ganaderas de África oriental, entre ellas las normas de género, que hacen que las mujeres tengan menos acceso a la información sobre vacunaciones, salud animal y prácticas de gestión ganadera.

Los estereotipos, dijo, afectan a la forma en que las mujeres son vistas en relación con la propiedad del ganado, lo que lleva a su exclusión durante las campañas de información sobre vacunación.

Además, detalló, las relaciones de poder implican que algunas mujeres necesitan el permiso del cabeza de familia masculino para asistir a la formación o controlar los recursos relacionados con el ganado.

Como resultado, explicó, muchas mujeres no conocen, entre otras cosas, la disponibilidad e importancia de las vacunas, mientras que las que sí son conscientes pueden verse impedidas de actuar en consecuencia.

Iniciativas de control y gestión de enfermedades, incluido el seguro ganadero basado en índices promovido por el Ilri, son medidas que buscan «eliminar el riesgo» del sector y garantizar así la seguridad de la ganadería y en consecuencia los ingresos de los hogares que dependen del pastoreo, según Bernard Kimoro, jefe de Cambio Climático y Sostenibilidad Ganadera del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Ganadero de Kenia.

En operativos en el norte de Kenia y el sur de Etiopía, el seguro del Ilri utiliza datos de satélite para determinar y leer las condiciones de la vegetación, donde los pastores reciben compensaciones cuando la vegetación se vuelve marrón/amarilla para indicar sequía o escasez de follaje.

La desesperación de los que sobreviven en los sistemas ganaderos puros de la región, debido a las frecuentes sequías relacionadas con el cambio climático, ha exigido nuevas estrategias tanto de control de enfermedades animales como de alimentación y nutrición, explicó Kimoro.

El funcionario lamentó que las sequías han llevado a los ganaderos a utilizar piensos insostenibles con altos niveles de gas metano debido a que los propietarios intentaban mantener vivos a los animales durante los periodos de sequía.

Se anticipa ya que la región del llamado Cuerno de África va a experimentar condiciones meteorológicas de El Niño, caracterizadas por precipitaciones superiores a las habituales, desde este mismo mes octubre y hasta principios de 2024.

T: MF / ED: EG

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