Bolivia enfrenta crisis de agua y la alarma se enciende en Potosí

Un camión cisterna de la Administración Autónoma para Obras Sanitarias distribuye agua a los habitantes de una zona alta de la ciudad de Potosí, en el suroeste de Bolivia. A los hogares el agua llega solo en unas pocas horas nocturnas, solo algunos días de la semana, y con muy poca fuerza. Imagen: Aapos

LA PAZ – Los habitantes de la ciudad boliviana de Potosí apenas logran hacerse con unos pocos litros de agua al día para preparar alimentos, en medio de una restricción por la falta de lluvias y una obsoleta infraestructura de acumulación y distribución del recurso hídrico que en algunos casos data de la colonia.

Un total de 159 de 340 municipios de Bolivia se declararon en emergencia hídrica, según el viceministro de Medio Ambiente, Magín Herrera, y Potosí –donde la situación es actualmente la más graves- podría limitar la entrega de agua en camiones cisterna, de una frecuencia de día por medio a dos veces por semana.

La capital del departamento del mismo nombre, ubicada en el suroeste de Bolivia, tiene más de 200 000 habitantes que llevan penando por tener el agua mínima para sus necesidades desde mediados de septiembre, cuando se ahondó la crisis de suministro.

Las zonas altas de la ciudad conocida por su icónica montaña que fue la principal fuente de la plata extraída desde la colonia, localizada a 538 kilómetros al suroeste de La Paz, son abastecidas con camiones cisternas que transportan hasta 20 000 litros de agua.

Bolivia es un país enclavado en el centro de Sudamérica, sin salida al mar, con una población de 12 millones de habitantes. Con amplias altiplanicies andinas cuenta con abundantes fuentes de agua, en  ríos, lagos y aguas subterráneas.

La sequía y escasez de agua registrada desde septiembre es la mayor desde 2016 cuando la emergencia obligó a racionamientos en la distribución en ciudades principales como La Paz.

El cambio climático, la deforestación y la falta de previsiones marcan este nuevo ciclo de sequía con mayor impacto en las zonas andinas y de los valles, mientras en la región tropical y amazónica el efecto es menor.

“Estamos en un momento crítico, no hay lluvias. En la zona en que vivo, dan agua entre las 3 y las 5 de la mañana”, describió a IPS el abogado Percy Terán, residente en Ciudad Satélite, un área urbana en la parte baja de la ciudad.

La llegada del recurso hídrico por cañería a los domicilios sufre cambios continuos mientras disminuye el suministro. El gerente de la municipal y descentralizada  Administración Autónoma para Obras Sanitarias (Aapos), Carlos Chumacero, explicó que a principios de la semana del 16 de octubre se tenía un caudal de producción de 62 litros por segundo.

Si desciende a 30 ó 35 litros por segundo, el caudal de producción “ya no será suficiente para una dotación interdiaria”, declaró.

Mujeres de una zona suburbana de la ciudad boliviana de Potosí acumulan agua dotada por la empresa municipal durante la emergencia del suministro de agua, originada en la sequía, la escasez y la falta de previsión. Imagen: Aapos

Cuando la familia Terán abre el grifo de su cocina, en las madrugadas en que se suministra agua, sus miembros advierten que la presión es mínima y apenas logran acumular lo suficiente para la preparación de alimentos, mientras la higiene personal debe esperar.

“Mis hijos no pueden ducharse, no puedo bañarme, estamos en etapa difícil y ojalá puedan solucionar esta situación”, explicó el abogado. Recuerda que en las temporadas de normalidad se asignaba 170 litros, por segundo; hoy apenas supera los 60 litros por segundo.

El miércoles 18, el gobernador del departamento de Potosí, Marco Antonio Copa, promulgó la Ley de Declaratoria de Emergencia por déficit de agua y con ello abrió la posibilidad de movilizar unos 3,1 millones de dólares que serán empleados en inversiones inmediatas en 15 municipios de la región.

El crecimiento de la población, el uso de una infraestructura de recolección y distribución que, en algunos tramos data de la colonia, y el uso de agua para consumo humano en ingenios que procesan minerales, sumados a la falta de inversión, son algunos factores que preocupan al ingeniero Julio Loredo.

El especialista con amplia experiencia en proyectos sociales comentó a IPS su preocupación por la falta de un plan anual orientado a ofrecer soluciones oportunas a los habitantes de Potosí.

Desarrollador de sistemas de riego en zonas rurales y de apoyo a los productores agropecuarios, Loredo cuestiona a las autoridades locales y departamentales por habituarse a las declaratorias de emergencia, en lugar de la planificación de inversiones que demandarían procesos de entre 12 y 15 años.

La legisladora de la Asamblea Legislativa Departamental de Potosí, Jimena Tarqui, informó que en medio de la emergencia, consiguió cortar la provisión de agua a siete ingenios mineros para otorgar prioridad a la entrega de agua a los habitantes.

Loredo estima que existen unos 120 ingenios mineros en la región, que explotan plata, plomo, estaño y zinc.

Ciudadanos forman una fila para obtener agua en tanques improvisados de almacenamiento en medio de la crisis por escasez y sequía en la ciudad de Potosí, en suroeste de Bolivia. Imagen: Aapos

El especialista refiere que en la ciudad de Sucre, la capital oficial de Bolivia, ubicada al sur del país, el déficit en la producción de agua potable comienza a inquietar debido a que 60 % de la población del departamento de Chuquisaca, donde se ubica, habita en las zonas urbanas.

En La Paz, el tema de la cantidad de agua no representa un problema, sino la administración del recurso hídrico, refiere a IPS el ingeniero civil y doctor en ciencias técnicas Jorge Treviño.

La previsión representa la actividad principal, junto al monitoreo profesional de cuencas y de la sequía. Los datos obtenidos del seguimiento señalarán las tareas que debe cumplirse durante la escasez, explica.

El experto recomendó evitar la deforestación, cuidar los bofedales que retienen el agua y recargan los pozos de los cuales se extraerá el recurso para el consumo humano y la ganadería.

La reutilización del agua que es empleada por los ciudadanos en actividades como la higiene personal, es considerada por Treviño como una tarea pendiente.

El viceministro Herrera otorga a los gobiernos municipales el papel de crear nuevos hábitos en el consumo razonable del agua, su reutilización y ahorro ante la emergencia presente.

La falta de agua y sequía afecta a las zonas urbanas y rurales de siete de los nueve departamentos de Bolivia -La Paz, Cochabamba, Santa Cruz, Oruro, Chuquisaca, Tarija y Potosí-, con efectos directos en los cultivos de tubérculos, cereales y forraje para el ganado.

El viceministro Herrera alertó que el departamento de Oruro se halla en “estado de desastre” con un efecto directo en la ganadería camélida y ovina, así como en la producción de alimentos.

Loredo designa al próximo gobierno boliviano, que debe instalarse a fines del año 2025, como depositario de la misión de abordar un amplio programa de inversiones para garantizar la provisión de agua a los ciudadanos.

Mientras, Treviño reitera su pedido de usar el recurso hídrico con una buena gestión y dar prioridad a construir una capacidad institucional efectiva para alcanzar el objetivo.

ED: EG

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