Crece la inversión extranjera en servicios en América Latina

Vista de una línea para el transporte público en Lima. El rubro transporte figura entre los servicios que más inversiones extranjeras atrajeron en América Latina y el Caribe el año pasado, y la Cepal propone que se avance en la transición energética para atraer esos flujos y motorizar el desarrollo de la región. Imagen: BID

SANTIAGO – La inversión extranjera directa (IED) en la región creció 55,2 por ciento el año pasado, hasta 254 579 millones de dólares, más de la mitad de los cuales se destinaron al sector servicios, indicó este lunes 10 en un informe la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Aunque también repuntaron los sectores manufacturas y recursos naturales, 54 % de la IED en la región ingresó al sector de servicios, y la mayor participación la tuvieron los rubros servicios financieros; electricidad, gas y agua; información y comunicaciones, y los servicios relacionados con el transporte.

De acuerdo con el informe “La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe 2023”, casi todos los países de la región recibieron más IED en 2022, y lidera la lista Brasil, que recibió 41 % del total regional y figura como quinto destino de la IED mundial.

Le siguen México (17 %), Chile (9 %), Colombia (8 %), Argentina (7 %) y Perú (5 %).

Costa Rica fue el principal receptor de inversión extranjera directa en América Central, y en Guatemala los flujos registraron una caída significativa debido a un valor extraordinario en 2021, pero volvieron a su promedio histórico.

La variación de las entradas de IED también fue positiva en el Caribe, impulsada por mayores inversiones en República Dominicana, que fue el segundo país receptor después de Guyana, país que vive un auge de exploración y explotación petrolera.

El 5 de julio la Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) indicó que Brasil registró en 2022 el segundo volumen de IED más alto de su historia, 86 000 millones de dólares, debido principalmente a que se duplicaron los beneficios reinvertidos.

Los volúmenes que correspondieron a México, según la Unctad, llegaron a 35 000 millones de dólares, a 17 000 millones en Colombia, 15 000 millones en Argentina y 12 000 millones de dólares en Perú.

La Cepal indicó que mientras estos flujos crecieron en América Latina y el Caribe y en otras regiones del mundo, decrecieron en Estados Unidos y en algunos países de la Unión Europea. En total, las entradas mundiales de IED se redujeron 12 % con respecto a 2021 y totalizaron 1,29 billones (millones de millones) de dólares.

José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, dijo al presentar el informe en esta capital chilena que “el reto no solo es atraer y retener, sino maximizar la contribución de la IED al desarrollo, y para esto los países deben poner atención a políticas de desarrollo productivo post-establecimiento” de esa inversión.

Esas políticas incluyen “el fomento a los encadenamientos productivos, políticas de agregación de valor y ascenso en las cadenas de valor, de desarrollo de recursos humanos, de infraestructura y logística y de construcción de capacidades locales”, expuso Salazar-Xirinachs.

Estados Unidos (38 % del total) y la Unión Europea (17 %, excluyendo a Países Bajos y Luxemburgo) fueron los principales inversionistas en la región, mientras que la IED proveniente de países de la misma región latinoamericana y caribeña tuvo un salto importante al pasar de nueve por ciento a 14 % del total.

En 2022 el monto invertido en el extranjero por empresas transnacionales latinoamericanas, conocidas como translatinas, alcanzó niveles históricos: 74 677 millones de dólares, siendo la cifra más alta registrada desde que se comenzó a compilar esta serie en los años 90 del siglo pasado.

Por otro lado, el monto de anuncios de proyectos de IED en la región creció 93 % en 2022, totalizando cerca de 100 000 millones de dólares. Por primera vez desde 2010, el sector de hidrocarburos (carbón, petróleo y gas) lideró los anuncios, con 24 % del total, seguido por el sector automotor (13 %) y las energías renovables (11 %).

La transición energética es identificada por la Cepal como un sector impulsor del crecimiento económico, que puede convertirse en gran motor de la transformación productiva de la región, por lo que los países y sus territorios deberían priorizarlo en el marco de sus políticas y agendas de desarrollo productivo.

El porcentaje de la capacidad instalada de energía renovable de América Latina y el Caribe es superior al promedio mundial, y la matriz de generación eléctrica es una de las más limpias del mundo.

Por lo tanto, si incrementa su oferta de energía renovable, la región podría convertirse en origen de la producción de bienes que hoy en día se producen en países con matrices relativamente menos limpias.

Según el análisis de la Cepal, la IED puede desempeñar un papel fundamental a la hora de acelerar la transición energética, facilitar la transferencia tecnológica y posibilitar las tecnologías emergentes.

En esa dirección, la responsabilidad de los gobiernos “incluye garantizar la reducción radical de las actividades energéticas no renovables como exigen los compromisos climáticos, además de mitigar sus efectos negativos y sus costos económicos y sociales, sobre todo en términos de inversiones, empleo e ingresos”.

Más allá de los retos de la transición energética, el informe insiste en que los países de América Latina y el Caribe deben mejorar el diseño de las políticas de atracción de inversiones y fortalecer sus capacidades institucionales en esa área.

A-E/HM

 

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