Cuba adelanta estudios de vacunas contra el dengue y otras enfermedades

Especialistas del Laboratorio de Ensayos Clínicos del Centro de Inmunología Molecular en La Habana. Científicos cubanos desarrollan estudios preclínicos con dos formulaciones de un candidato de vacuna contra el dengue, cuya fase de ensayo en humanos está prevista para 2024. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

LA HABANA – Concretar una vacuna preventiva contra el dengue disminuiría las tensiones que la enfermedad carga cada año sobre el sistema de salud pública en Cuba, y ayudaría a reducir hospitalizaciones y muertes en más de un centenar de países donde es endémica.

“Ojalá tengamos pronto una vacuna. El dengue me ha dado en varias ocasiones, y en una casi me muero porque me bajaron mucho las plaquetas”, indicó a IPS la bibliotecaria Mercedes Cruz, residente en la oriental ciudad de Las Tunas.

Cruz refirió que varios integrantes de su familia también la han padecido, “con fiebres, vómitos, dolor de cabeza y en las articulaciones, junto con el rash -erupción en la piel-. El cuerpo se te pone muy débil y con muchos dolores musculares”.

El 4 de abril, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) y el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), ambos con su sede en La Habana, adelantaron que desarrollan estudios preclínicos con dos formulaciones de un candidato de vacuna basado en proteínas recombinantes, valorada de “plataforma tecnológica muy segura”.

Se trata de un candidato tetravalente, basado en proteínas de los cuatro virus del dengue, que en la actual etapa de investigación-desarrollo se evalúa, a fin de determinar cuál variante se llevará a los estudios clínicos, detalló el CIGB en Twitter.

“La vacuna contra el dengue tiene un nivel elevado de complejidad, y es bastante difícil de concebir porque para que sea efectiva, tiene que lograr inmunizar contra los cuatro serotipos al mismo tiempo”, reconoció al dialogar con IPS Lena González, jefa del programa amplio de inmunización del Ministerio de Salud Pública.

“Contar con una vacuna cubana contra el dengue sería muy favorable. Deseamos que haya éxitos y buenos resultados, porque será muy beneficiosa para la salud pública de la región”. José Moya.

Semanas antes, Eduardo Martínez, presidente del estatal grupo empresarial BioCubaFarma, declaró a medios nacionales que una vez definido el proyecto de vacuna, “pensamos que en el 2024 podamos estar haciendo los ensayos clínicos en humanos”.

Martínez refirió que este año debía estar disponible un nuevo sistema de diagnóstico rápido del dengue, en el cual trabajan especialistas del Centro de Inmunoensayo, también en la capital cubana.

El sistema de diagnóstico rápido permitirá determinar ante los primeros síntomas, que pueden confundirse con un catarro, si se trata de dengue o si se está en presencia de una segunda infección, con el objetivo de ofrecer un tratamiento diferenciado a los pacientes para evitar el agravamiento de la enfermedad y la muerte.

Beneficio regional

José Moya, representante en Cuba de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), filial de la Organización Mundial de la Salud (OMS), consideró “extraordinario que se avance y haya buenos resultados contra el dengue”.

Moya manifestó a IPS que en los últimos 10 o20 años “esta enfermedad se ha incrementado en todo el continente americano, especialmente en las zonas tropicales, y con el cambio climático, cada vez hay nuevas áreas que antes no lo tenía y ahora están sufriendo brotes y epidemias de dengue, como está ocurriendo en Buenos Aires”.

La nación austral experimenta el que se considera como el más grande brote epidémico de dengue de los últimos años.

El Ministerio de Salud argentino informó que hasta el 23 de abril se notificaron 71 717 casos, de los cuales 65 195 adquirieron la infección en el país, mientras que 53 personas fallecieron por la enfermedad.

A juicio de Moya, “contar con una vacuna cubana contra el dengue sería muy favorable. Deseamos que haya éxitos y buenos resultados, porque será muy beneficiosa para la salud pública de la región”.

En 2015 el laboratorio Sanofi Pasteur, en Francia, registró la Dengvaxia, primera vacuna en el mundo contra el dengue, se administra en tres dosis, con
seis meses de intervalo, a personas de seis a 45 años que han padecido una infección previa por el virus.

La vacuna Qdenga, del laboratorio japonés Takeda, también está diseñada para proteger contra los cuatro serotipos del dengue. Puede ser administrada en personas de cuatro a 60 años en dos dosis separadas por un intervalo de tres meses.

Asimismo el Instituto Butantan de Brasil, en colaboración con el laboratorio español  MSD y tecnología del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, avanzan en la fase 3 de ensayo clínico de otro inmunizante cuyos resultados preliminares muestran 79,6 % de eficacia en prevenir la enfermedad, sin efectos adversos graves y la aplicación de una sola dosis.

Un hombre fumiga una vivienda en La Habana. La actual crisis energética que vive el país supone otro factor adverso en cuanto a la disponibilidad de combustible para las campañas de fumigación que el Ministerio de Salud Pública desarrolla anualmente para controlar los niveles de infestación. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS

Prevención es primordial

El dengue es considerada la arbovirosis -enfermedad viral transmitida por artrópodos- de mayor mortalidad en humanos. Se transmite a través de la picadura de un mosquito infectado de Aedes aegypti, su principal vector.

Algunos pacientes desarrollan una forma grave de la enfermedad, con hemorragias que pueden ser mortales y daños en los órganos. El riesgo de enfermedad grave es mayor en las personas infectadas por segunda vez.

De acuerdo con la OPS, la cantidad de casos de dengue en la región se incrementó en las últimas cuatro décadas, de 1,5 millones de casos acumulados en la década de 1980, a 16,2 millones de 2010-2019.

La enfermedad tiene un comportamiento estacionario; en el hemisferio Sur la mayoría de los casos ocurre durante la primera mitad del año; en cambio, en el hemisferio Norte, son mayormente en la segunda mitad, en correspondencia con los meses de verano y lluviosos.

En Cuba, el periodo de lluvias de mayo a noviembre exacerba las poblaciones de Aedes, junto con la humedad y el calor. Se estima que estos factores, muy ligados al cambio climático, influyen en la expansión del hábitat de los mosquitos hacia lugares que se tornan más cálidos.

Estadísticas indican que 70 % de los focos del vector suelen localizarse en depósitos de agua como tanques, vasos espirituales y macetas para plantas, entre otros.

Dificultades con los suministros de agua potable, el deficiente sistema de eliminación de aguas residuales y desechos sólidos y la falta de ordenamiento ambiental en viviendas y el entorno facilitan la proliferación de criaderos.

La actual crisis energética en la isla, caracterizada por una aguda escasez de gasolina y diésel, supone otro factor adverso en cuanto a la disponibilidad de combustible para las campañas de fumigación que el Ministerio de Salud Pública desarrolla anualmente en viviendas, centros de trabajo y comunidades para atajar los niveles de infestación.

“Me preocupa la higiene en muchos barrios de La Habana, con montañas de basura en algunos lugares, o calles que parecen ríos por tuberías rotas y aguas acumuladas en baches y zonas bajas. Tampoco hay ofertas de repelentes, para no hablar de la falta de medicamentos”, valoró a IPS la jubilada Esther Consuegra, residente en esta urbe de 2,2 millones de habitantes.

Expertos consideran importante contar con una vacuna, si bien sostienen que el factor primordial para vencer el dengue es la prevención y eliminación de los lugares donde se desarrolla el vector, así como evitar su picadura.

Una enfermera aplica una dosis de la vacuna cubana contra la covid Abdala, creada por especialistas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB). Cuba sobresale por el desarrollo de una industria biotecnológica que produce ocho de las 13 vacunas del programa nacional de inmunización, así como medicamentos e insumos de alto valor agregado. Imagen: IPS

Otras vacunas

Científicos del Instituto Finlay de Vacunas, en La Habana, desarrollaron la Quimi-Vio, una vacuna heptavalente que protege contra siete de los serotipos más infecciosos y de alta prevalencia mundial de la bacteria de neumococo (Streptococcus pneumoniae).

Este patógeno es responsable de la mayor parte de las neumonías y las meningitis bacterianas, además de infecciones del torrente sanguíneo, otitis media, sinusitis y bronquitis.

Según la OMS, las enfermedades provocadas por esas bacterias provocan 1,6 millones de muertes en el planeta, en su mayoría en niñas y niños menores de cinco años, y fundamentalmente de naciones del Sur en desarrollo.

“Este proyecto está en la fase final de investigación clínica y casi lista para presentar la documentación para ser avalada al Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (Cecmed, la autoridad reguladora). Prevemos será la próxima vacuna a introducir en el esquema nacional de vacunación”, explicó González.

También avanzan las investigaciones de un fármaco contra el virus del papiloma humano, un grupo de más de 200 virus, algunos de alto riesgo para el desarrollo de cáncer cérvico-uterino, garganta y en zonas genitales de mujeres y hombres.

“Se trata también de una vacuna compleja, pues debe ser efectiva contra una variedad de genotipos de virus, al menos de los de mayor circulación en los países”, añadió la especialista.


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La industria biotecnológica en la isla, desarrollada desde la década de 1980, produce ocho de las 13 vacunas del programa nacional de inmunización, así como medicamentos e insumos de alto valor agregado que satisfacen parte de las necesidades del sistema de salud pública universal y gratuito.

Además de soberanía en el tema, esta industria permite disponer de fármacos cuyos elevados precios internacionales complicarían las posibilidades de la isla para su adquisición.

Cuba fue el primer país de América Latina y el Caribe en disponer de vacunas propias contra el virus Sars Cov-2, causante de la covid-19, con las cuales inmunizó a casi la totalidad de sus 11,1 millones de habitantes.

ED: EG

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