MONTEVIDEO – Las costas de Uruguay son valiosas para el turismo, la pesca, la navegación y el comercio. Pero, en un país que a menudo se ve como una “historia de éxito” ambiental por sus esfuerzos en el sector energético, la conservación marina sigue siendo un desafío.
Bajo el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 de la Naciones Unids, lanzado en 2016, el gobierno uruguayo se comprometió a proteger 10 % de su área costera y marina para 2020. Sin embargo, esta cifra actualmente es inferior a 1 %.
Pareciera difícil entonces que Uruguay contribuya con su parte de la meta global, establecida en la Cumbre de de Biodiversidad la COP15, celebrada en diciembre en Canadá, de proteger 30 % de los océanos para 2030.
Sin embargo, las autoridades uruguayas están trabajando en planes para garantizar que el porcentaje alcance pronto los dos dígitos. Si se realizan, estos planes podrían hacer que Uruguay haga un progreso significativo en la conservación marina y mejore su posición respecto a las áreas marinas protegidas (AMP).
Pero así como busca impulsar la conservación, el gobierno de Uruguay también autorizó a las empresas de combustibles fósiles a explorar en busca de petróleo en alta mar, en áreas que se superponen con las AMP propuestas. Las organizaciones ambientales y los expertos han calificado este movimiento como una contradicción. Al igual que miembros del propio gobierno, que argumentan que va en contra de los compromisos ambientales del país.
¿Proteger y explotar?
En 2022, la empresa estatal de hidrocarburos, Ancap, otorgó seis concesiones costa afuera para explorar petróleo y gas en aguas uruguayas a empresas internacionales privadas, incluidas subsidiarias de la empresa Shell.
La noticia fue mal recibida por el Ministerio del Medio Ambiente. Gerardo Amarilla, subsecretario del ministerio, dijo que la iniciativa “parece una contradicción en los términos del siglo XXI”, siendo los combustibles fósiles algo “que la humanidad está tratando de dejar en el pasado”.
Con el fin de establecer qué es necesario proteger de una posible actividad petrolera en alta mar, dos organismos del ministerio comenzaron un estudio de dos años de las aguas del país en 2020. Luego prepararon un informe que identificó ocho sitios marinos de prioridad para la conservación.
En el documento, publicado en diciembre, los expertos calificaron de “escasos” los avances del país en materia de AMP a la fecha, destacando que actualmente apenas 0,7 % de su territorio acuático se encuentra protegido por el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), y que estas son exclusivamente zonas costeras.
“Queremos tener reglas claras por adelantado”, dijo Amarilla sobre el informe y los planes de exploración offshore (o costa afuera, en español) del país. Añadió que la idea es que el documento sea el punto de partida para que Uruguay alcance 10 % de sus aguas bajo protección, limitando las actividades que puedan dañar estos ecosistemas.
Sin embargo, reconoció que el ministerio todavía está buscando apoyo y financiamiento internacional, por lo que si bien hay esperanzas de lograr un progreso considerable, no puede garantizar que todos los planes se realicen para fines de 2023.
“Este informe técnico y la decisión ministerial de autorizarlo son una clara señal del Estado uruguayo a las empresas interesadas en la exploración costa afuera de que existen riquezas ambientalmente frágiles [en los mares] que el país está dispuesto a proteger de futuras operaciones”, dijo Amarilla.
Alicia Torres, asesora ambiental de la Dirección Nacional de Energía del Ministerio de Industria, Energía y Minería, dijo que la situación no tiene por qué ser un caso de uno u otro. Sostuvo que la exploración de petróleo y la creación de nuevas AMP “pueden coexistir”, y afirmó que las intenciones del gobierno en alta mar “no contradicen” sus políticas para promover la energía verde.
La exploración petrolera “da información sobre los recursos que tenemos, aunque no se acaben utilizando”, dijo. “Son estudios que implican grandes inversiones y que serían pagados por las empresas”.
La asesora destacó que si bien Uruguay genera la gran mayoría de su electricidad a partir de energías renovables, el mundo en general sigue consumiendo petróleo: “Si todavía queda mucho camino por recorrer [en la transición de los combustibles fósiles] y el país tiene un recurso que puede usar, ¿dejaría de usarlo cuando podría generar mayores beneficios para su sociedad?”
Planes petroleros en alta mar
Las concesiones petroleras en alta mar de este país del Cono Sur americano han sido otorgadas a una variedad de firmas internacionales: el Bloque 6 está en manos de APA Corporation, con sede en Estados Unidos.; el gigante británico-neerlandés Shell se adjudicó los bloques 2 y 7; Challenger Energy Group, que cotiza en Londres, se centrará en el Bloque 1; el Bloque 4 fue adjudicado a un consorcio de empresas del Grupo Shell, APA y BG International Limited; y el Bloque 5 fue para la energética estatal argentina YPF.
El gerente general de Ancap, Ignacio Horvath, afirmó que “no existe una dicotomía entre las energías renovables y las de origen fósil”, sino que se trata de un proceso de transición energética entre ellas.
Informó que actualmente 42 % de la energía que se consume en Uruguay proviene de los hidrocarburos, los cuales se utilizan principalmente en el sector transporte; a nivel mundial, alrededor de 80 % de la energía es suministrada por combustibles fósiles. Aunque el objetivo es reducir el uso de fuentes intensivas en carbono, Horvarth dijo que “no es posible dejar de usarlas en un instante”.
Horvath explicó que el gobierno uruguayo propone comenzar a producir este recurso en lugar de importarlo. “El crudo tiene que salir de alguna parte”, dijo, por lo que es mejor asegurarse de que se produzca, afirmó, de forma “sostenible, responsable y controlada”, buscando reducir las emisiones.
“Esto no va en contra de los esfuerzos que está haciendo Uruguay en materia de renovables, ni va en contra de los acuerdos ambientales”, dijo Horvath, pero reconoció que aún es necesario adaptarse a la demanda.
La Agencia Internacional de Energía (EIA) ha dicho que la explotación y el desarrollo de nuevos campos de petróleo y gas deben detenerse ahora si el mundo quiere permanecer dentro de los límites seguros del cambio climático y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
Horvath dijo que las AMP en aguas uruguayas “pueden coexistir sin problemas” con la exploración sísmica de petróleo y gas. Cierta evidencia sugiere que el método sísmico, que utiliza ondas de sonido, puede ser dañino para especies sensibles como ballenas y delfines.
Para el gerente de Ancap, “es natural” que ciertas áreas del mar uruguayo deban ser protegidas. Lo importante es que haya una regulación clara sobre cómo se van a tratar esas áreas, agregó.
“La exploración se puede hacer de manera responsable, cumpliendo con todas las regulaciones y con todas las precauciones ambientales, que es lo que se ha hecho en exploraciones anteriores”, dijo Horvath. “Si se toman todas las precauciones, no hay necesidad de interferir con la fauna marina”.
Propuestas de áreas marinas
Según el informe del Ministerio del Medio Ambiente, las ocho AMP potenciales se han propuesto porque incluyen “especies únicas que las hacen prioritarias para la conservación”. También se dice que las áreas están asociadas con procesos oceanográficos y ecológicos “de gran relevancia ecosistémica”.
El primer sitio propuesto es Banco Inglés, una formación arenosa poco profunda a 40 kilómetros al sureste de la capital, Montevideo. Constituye un hábitat para moluscos y alimento y refugio para peces de aguas profundas, señala el informe.
La segunda es Isla de Lobos, una isla a ocho kilómetros al sur de la ciudad turística de Punta del Este, y sus aguas circundantes. Con una superficie de unas 44 hectáreas, esta zona alberga una de las colonias permanentes de lobos marinos más grandes del continente.
Además, contiene bancos de mejillones que proporcionan hábitat para invertebrados y peces, y es una “parte importante de la ruta de migración de la ballena franca austral”, agrega el informe.
El área ya ha sido propuesta como AMP por organizaciones de la sociedad civil, y la Comisión Nacional Asesora de la SNAP comenzó a discutirla en diciembre de 2021.
El tercer sitio propuesto es la Restinga del pez limón, un área de formaciones de fondo marino ubicada a profundidades de 20 a 40 metros en la desembocadura del Río de la Plata, donde especies de peces de “importancia ecosistémica y comercial” buscan refugio y alimento.
El cuarto sitio es El Pozo de Fango, que está ubicado en la plataforma costera cerca de Punta del Este y es particularmente importante para tiburones y rayas.
El quinto se describe únicamente como “Bancos de moluscos de especial interés”, donde se pueden encontrar cardúmenes de mejillones, ostras, pulpos, caracoles, calamares y cangrejos ermitaños. También es un sitio de especial relevancia para los tiburones, incluidos el tiburón ángel, el tiburón toro, el tiburón gato y el tiburón cobre, dice el informe.
La sexta se describe como un “hábitat de relevancia ecológica” para la merluza y otras especies, dada la presión sobre su número por la pesca.
La séptima es el “talud continental y sus corales de aguas profundas”, otra área en estudio para su conservación desde 2021. Se extiende desde los 200 hasta los 1000 metros bajo el nivel del mar e incluye las estructuras iniciales de siete cañones submarinos asociados a ambientes que han aún no ha sido explorado.
A su vez, contribuyen a la formación de montículos de coral, que sirven como refugio y vivero para muchas especies. En sus inmediaciones se han identificado langostas, orcas, peces espada y tiburones azules.
El sitio propuesto final se compone de siete sistemas de cañones submarinos, «a través de los cuales los sedimentos se transportan desde la plataforma hasta las profundidades del océano», afirma el informe. Los cañones, continúa, “pueden considerarse hotspots debido a (su) alta diversidad de megafauna”.
La importancia de estas áreas ha atraído la atención internacional. National Geographic, a través de su programa Pristine Seas, ha realizado dos expediciones en aguas uruguayas para documentar su biodiversidad.
La primera, en marzo de 2021, realizada en conjunto con investigadores uruguayos, la armada nacional, representantes de la sociedad civil y autoridades gubernamentales, enfocada en el área del talud continental; la segunda, tuvo lugar a finales del mismo año en torno a la Isla de Lobos.
Alex Muñoz, director de Pristine Seas para América Latina, dijo que “ambos lugares demostraron ser de enorme relevancia ecológica a nivel global”. Luego de las expediciones, el equipo presentó dos informes a las autoridades gubernamentales para promover la priorización de estas áreas.
En los últimos años, dijo Muñoz, “el mundo entero se ha dado cuenta de que el mar está en crisis”, y que es necesaria la creación de AMP “para devolverle al océano su antigua productividad”, dados los efectos de la sobreexplotación. Cada vez hay más conciencia de la necesidad de proteger la biodiversidad ante la extinción acelerada de especies, y de mitigar los efectos del cambio climático en los océanos.
“Uruguay ha sido uno de los países que menos ha avanzado en el mundo en la creación de AMP”, agregó.
Muñoz destacó el plan Uruguay Azul 2030 lanzado en 2022 por el gobierno nacional, que describe un proceso de planificación espacial marina para las próximas décadas.
Sin embargo, dijo que es fundamental que cualquier AMP que se cree tenga restricciones significativas “para que no sean solo líneas en el agua”. Estos sitios, agregó, deben ser protegidos para que las especies puedan reproducirse y así ser más abundantes.
“No hay que tenerle miedo a las AMP. Estas áreas son semilleros donde las especies pueden recuperarse y así dar más vigor al sector pesquero fuera de sus límites”, dijo.
Sobre los planes petroleros costa afuera de ANCAP, Muñoz comentó que el mundo necesita alejarse lo antes posible de los combustibles fósiles: “Es difícil entender por qué Uruguay sigue apostando por la exploración de hidrocarburos costa afuera cuando toda la comunidad internacional está tratando de encontrar fuentes alternativas de energía para mover la economía”.
Varias de las AMP propuestas están ubicadas en áreas donde ANCAP ha autorizado la exploración de petróleo en alta mar. Muñoz explicó que la exploración y explotación de hidrocarburos en alta mar suele tener consecuencias ambientales muy graves, debido a los accidentes y la mala gestión de riesgos.
Andrés Milessi, biólogo marino y coordinador del proyecto Un Solo Mar, que promueve las AMP en Uruguay, se hizo eco de los puntos de Muñoz. Si bien dio la bienvenida a la hoja de ruta de Uruguay Azul, dijo que algunas de las áreas sugeridas, como El Pozo de Fango y la Restinga del pez limón, «se quedaron cortas» en términos de su tamaño, y que se necesita más investigación. “Faltan estudios a largo plazo, de muestreo sostenido en el tiempo”, afirmó.
Expectativas para el futuro
Aunque Uruguay ha apostado por la meta de proteger el 30% de los océanos del mundo para 2030, Amarilla, del Ministerio de Medio Ambiente, afirmó que “el país no se ha comprometido formalmente” y no está obligado a alcanzar ese porcentaje en sus mares.
Mariana Ríos, jefa del Departamento de Gestión Costera Marina del Ministerio del Medio Ambiente, dijo que la conservación en aguas uruguayas se hará a través de la planificación espacial marina.
Esto permite identificar los sitios más frágiles en términos ecosistémicos, la composición de su biodiversidad, los servicios que brindan y las características oceanográficas que poseen, así como su vínculo con las actividades socioeconómicas.
El objetivo, agregó Ríos, es evaluar todo el espacio marino de Uruguay como base para el diseño de una red de AMP, pero también para la evaluación de nuevos proyectos en el espacio marino, incluidas, por ejemplo, actividades de exploración de hidrocarburos.
De esta manera, se podrían mitigar los impactos de los proyectos y se podría gestionar la biodiversidad de manera sostenible, dijo.
Este artículo se publicó originalmente en el sitio informativo Diálogo Chino.
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