PORT VILA – Un mes después de que la nación insular de Vanuatu, en el Pacífico sur, fuera azotada por dos ciclones de categoría 4 en un lapso de tres días, la escasez de alimentos y sus altos precios son ostensibles tas la devastación generalizada en el sector agrícola.
En las provincias de Shefa y Tafea, las más afectadas, fueron dañados entre 90 y 100 % de los cultivos, como tubérculos, árboles frutales y forestales, hortalizas, café, coco y ganado menor, dijo a IPS el director del Departamento de Agricultura y Desarrollo Rural de Vanuatu, Antoine Ravo.
Vanuatu es un archipiélago de más de 80 islas situado al este de Australia y al sureste de Papúa Nueva Guinea. Más de 80 por ciento de la población, de más de 300 000 personas, se vio afectada por los ciclones Judy y Kevin, que desataron vientos huracanados, lluvias torrenciales e inundaciones en todo el país los días 1 y 3 de marzo.
Como consecuencia, quedaron destruidas propiedades y viviendas, se cortaron los servicios de electricidad y agua, y se dañaron diques, carreteras y puentes.
Muchos hogares recurrieron a sus reservas de alimentos y a los productos frescos que pudieron rescatar de sus huertos. Pero esas reservas familiares se han agotado rápidamente.
En el gran mercado cubierto de productos frescos del centro de la capital, Port Vila, entre 75 % y 80 % de los mesones de los puestos permanecen vacíos, cuando habitualmente rebosan de tubérculos, verduras y frutas. Muchos de los vendedores habituales han visto sus propias cosechas diezmadas por el viento y las inundaciones.
Susan, que vive en la comunidad rural de Rentapao, no lejos de Port Vila, en la isla de Efate, se desplaza diariamente a este mercado.
“Los ciclones destruyeron nuestros cultivos y nuestras casas. Perdimos muchos tubérculos y plátanos. Hoy, solo tengo la mitad de los productos que suelo vender”, dijo Susan a IPS, quien prefirió no dar su apellido.
Pero ante la crisis, contó en su puesto en el mercado, que se diversificó rápidamente y, junto a un pequeño montón de verduras verdes, la mayor parte de su puesto está lleno de paquetes de alimentos secos, como plátanos y chips de mandioca o yuca.
La agricultura es la principal fuente de ingresos y alimentos de la población de Vanuatu: 78 % y 86 % de los hogares del país dependen de sus propios cultivos de hortalizas y tubérculos, respectivamente, para su seguridad alimentaria y su sustento.
Sin embargo, a medida que las familias se enfrentan a la creciente escasez de alimentos, también se han visto afectadas por una fuerte subida de los precios de los alimentos básicos que constituyen el núcleo de su consumo diario.
Por ejemplo, un pepino, que se vendía a unos 30 vatu (0,25 dólares) antes del paso de los dos ciclones, valen ahora 200 vatu (1,69 dólares), mientras que las piñas y los cocos verdes, que podían comprarse a 50 vatu (0,42 dólares) cada uno, también se venden a 200 vatu (1,69 dólares).
Leias Cullwick, directora ejecutiva del Consejo Nacional de Mujeres de Vanuatu, afirmó que, tras los ciclones, los niños sufren privaciones y ansiedad. “El agua es la principal preocupación (de las familias) y, también, la comida. Y los niños, cuando quieren agua y comida y su madre no tiene nada que darles, se traumatizan”, dijo a IPS.
La falta de agua potable y la contaminación por las tormentas de fuentes de agua, como ríos y arroyos, en zonas periurbanas y rurales también está causando enfermedades en los niños, como deshidratación y diarrea.
Además, la actual estación húmeda en Vanuatu está aumentando los riesgos de enfermedades transmitidas por mosquitos, como la malaria y el dengue, añadió Cullwick.
Algunos hogares tardarán meses en recuperar sus cosechas.
“Los cultivos de raíces han resultado dañados, y no son cultivos que se plantan hoy y se cosechan mañana. Lleva tres meses, seis meses, Pasará un tiempo para que las comunidades recuperen sus cosechas, lo que es preocupante”, dijo a IPS en esta capital Soneel Ram, gerente de Comunicaciones de la Delegación del Grupo Sectorial del Pacífico de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
En todo caso, añadió, el acceso a los alimentos en este momento es mejor en las ciudades que en los pueblos del Pacífico.
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“En las zonas urbanas, la principal diferencia es el acceso a los supermercados. La gente puede acceder fácilmente a los supermercados y sacar comida de las estanterías. En el caso de las comunidades rurales, dependen de la agricultura de subsistencia como fuente de alimentos, y ahora tienen que buscar fondos extras para comprar los alimentos”, explicó Ram.
En respuesta, el gobierno de Vanatu está organizando la distribución de raciones de alimentos secos a las comunidades afectadas, junto con semillas, material de siembra y herramientas agrícolas.
Los países insulares del Pacífico se enfrentan a un riesgo muy alto de catástrofes climáticas y otras catástrofes naturales. Todos los años, los isleños se preparan para los ciclones durante la estación húmeda, de noviembre a abril. Y las que como Vanatu están situadas en el Cinturón de Fuego del Pacífico, también son propensos a terremotos, erupciones volcánicas y tsunamis.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) prevé que Vanuatu sufrirá en el futuro fenómenos climáticos cada vez más extremos, como temperaturas más altas y tormentas tropicales, sequías e inundaciones más graves. Y, según las tendencias actuales, las temperaturas globales podrían superar los 1,5 grados centígrados de calentamiento ya en 2030, de acuerdo al IPCC.
Los efectos de los ciclones Judy y Kevin en el país se suman a los daños causados por otros ciclones en los últimos años, como el ciclón Pam en 2015, que se calcula que sumió en la pobreza a 4000 personas más, lo que se agravó en 2020 por el pase del ciclón Harold.
A los impactos de los ciclones hay que añadir las repercusiones de la pandemia de covid en la economía del país y en los ingresos locales, especialmente los procedentes de la agricultura y el turismo, desde principios de 2020.
La agricultura y el turismo son las principales industrias de Vanuatu, y la agricultura, ya que la silvicultura y la pesca representan 15 % del producto interno bruto (PIB).
Los cultivos comerciales más importantes son la copra (Cocos nucifera L), un producto de la desecación de la pulpa de coco, el cacao y la kava (Piper methysticum), una planta pimentara, cuyas raíces son muy preciadas. Solo la copra representa más de 35 % de las exportaciones del país del Pacífico.
Ahora, los estragos climáticos y el repentino descenso de las llegadas de turistas internacionales tras los ciclones amenazan con entorpecer el proceso de recuperación vanuatuense.
El gobierno informa de que los desastres de marzo dejarán al país una factura de recuperación de 50 millones de dólares. Y prevé que el rescate del sector agrícola se demorará años.
“La recuperación inmediata de la producción de alimentos a corto plazo tardará tres meses, y de seis a nueve meses la de los cultivos a medio plazo, como la mandioca, el taro, el ñame y el plátano. Pero para el coco, el café, la pimienta, la vainilla y el cacao se necesitarán entre tres y cinco años”, dijo Ravo, el director de Agricultura y Desarrollo Rural.
Ante la previsión de que las pérdidas climáticas sigan acumulándose en las próximas décadas, el gobierno de Vanuatu sigue decidido a llevar adelante su Iniciativa ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), apoyada ya por otras 133 naciones.
Esa iniciativa pretende investigar a través de la CIJ, el principal órgano jurídico de las Naciones Unidas, cómo puede utilizarse el derecho internacional para proteger a los países vulnerables de los impactos del cambio climático sobre el medio ambiente y los derechos humanos.
T: MF / ED: EG