NACIONES UNIDAS – Tras el naufragio que costó la vida de al menos 64 personas, el domingo 26 en el sur de Italia, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, pidió a la comunidad internacional que se establezcan rutas seguras y legales para los migrantes y refugiados.
“Todas las personas que buscan una vida mejor merecen seguridad y dignidad. Necesitamos rutas seguras y legales para migrantes y refugiados”, declaró el titular de la ONU a través de su cuenta en la red Twitter.
Una antigua barca de pesca, de madera, atestada con más de 170 personas, en su mayoría familias migrantes y refugiados de Afganistán y Pakistán, se estrelló contra unas rocas frente la costa de Steccato di Cutro, en la región de Calabria, extremo sur de Italia, y al romperse cayeron al mar todos sus ocupantes .
Los socorristas rescataron a 81 sobrevivientes en las primeras 24 horas, así como 64 cadáveres. Uno 20 de los fallecidos son niños, incluido un bebé de apenas tres meses.
El desastre se produjo cuando la embarcación completaba cuatro días de navegación, en una zona azotada por mal tiempo y aguas encrespadas, a menos de 200 metros de la costa, tras recorrer unos 1200 kilómetros desde Esmirna, en el oeste de Turquía, y avanzar al sur y oeste de Grecia por los mares Mediterráneo y Jónico.
Algunos supervivientes lograron llegar a nado hasta la costa de la población italiana, así como restos de madera de la embarcación destrozada. Un ciudadano turco sobreviviente es acusado por la policía como conductor del trágico viaje.
Las llegadas desde Turquía representaron en 2022 alrededor de 15 % del total de llegadas por mar a Italia. Casi la mitad de las personas que llegaron por esta ruta eran personas que huían de Afganistán. Muchos otros migrantes tratan de llegar a las costas del sur de Europa desde el norte de África.
La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) expresaron sus condolencias por la pérdida de decenas de vidas y pidieron a los países que aumenten sus recursos y capacidades para cumplir de manera efectiva con sus obligaciones de vigilancia y rescate.
“Es inaceptable presenciar tales horrores, con familias y niños confiados a embarcaciones destartaladas y no aptas para la navegación”, declaró Chiara Cardoletti, representante de Acnur en Italia. “Esta tragedia debe impulsarnos a actuar y a actuar de inmediato”, agregó.
Cardoletti recordó que “en un contexto histórico que se caracteriza por personas empujadas a huir de conflictos y persecuciones, es más necesario que nunca reforzar la capacidad de rescate, que sigue siendo insuficiente”.
La directora de la Oficina de Coordinación para el Mediterráneo de la OIM, Laurence Hart, afirmó que “en el Mediterráneo, la verdadera emergencia no es numérica, sino humanitaria”.
Según Hart “esta tragedia evidencia que el fenómeno de la migración por mar ha de abordarse por todos los Estados europeos con un enfoque que examine más a fondo las múltiples causas que empujan a las personas a huir tanto de sus países de origen como de las naciones de tránsito en estas dramáticas condiciones”.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, expresó su “profundo pesar” por el naufragio y dijo que su gobierno “se compromete a evitar las salidas de migrantes, y con ellas estas tragedias, y lo seguiremos haciendo”.
Agregó que Roma exigirá “la máxima colaboración de los países de origen y de salida” de los migrantes.
Italia también ha prohibido a los buques de organizaciones humanitarias que efectúen más de un rescate de embarcación en cada salida, y en la Unión Europea se debate la adopción de una política común sobre el tema de esa modalidad de inmigración.
En el Mediterráneo, en los últimos 10 años, han muerto más de 25 000 migrantes.
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