La búsqueda de empleo nutre las luchas armadas en África

NACIONES UNIDAS – La esperanza de encontrar empleo es la principal causa por la que las personas se unen a grupos de extremistas violentos de rápido crecimiento en África subsahariana, sostuvo un informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud).

La falta de ingresos, de oportunidades laborales y de medios de subsistencia “lleva a una desesperación que empuja esencialmente a la gente a aprovechar las oportunidades, con quienquiera que se las ofrezca”, afirmó Achim Steiner, administrador del Pnud, en la presentación del informe.

África al sur del Sahara “se ha se ha convertido en el nuevo epicentro mundial de extremismo violento, ya que concentra 48 % de las muertes por terrorismo a nivel mundial en 2021”, agregó Steiner.

Un cuarto de las casi 2200 personas entrevistadas, de ellas más de 1000 antiguos miembros de grupos extremistas violentos, tanto reclutas voluntarios como forzosos, mencionó las oportunidades de empleo como el principal motivo por el que se unieron voluntariamente a esas agrupaciones.

Eso supone un aumento de 92 % respecto de las conclusiones presentadas en el estudio revelador preparado por el PNUD en 2017.

La segunda razón para unirse a grupos violentos son las familias y los amigos, por ejemplo, cuando las mujeres se unen a sus cónyuges.

La religión fue la tercera opción más señalada, con 17 % de las menciones, una disminución de 57 % en comparación con 2017, y la mayoría admitió que tenía un conocimiento muy escaso de los textos religiosos.

De los que fueron reclutados, 40 % afirmaron que “necesitaban urgentemente medios de subsistencia en el momento del reclutamiento”.

Casi la mitad de las personas encuestadas mencionó un hecho desencadenante específico que las impulsó a unirse a los grupos de extremistas violentos, y un alarmante 71 % se refirió a un caso de abuso de los derechos humanos, a menudo en manos de las fuerzas de seguridad del Estado, como la gota que rebalsó el vaso.

La publicación del Pnud, “Journey to Extremism in Africa: Pathways to Recruitment and Disengagement (Viaje hacia el extremismo en África: caminos hacia el reclutamiento y la retirada)” se basó en la encuesta a personas de Burkina Faso, Camerún, Chad, Mali, Níger, Nigeria, Somalia y Sudán.

Son países cruzados por el Sahel, la franja semiárida que separa el desierto del Sahara de la zona de bosques en el centro del continente y donde actúan violentas milicias, algunas de las cuales se identifican con el islamismo radical.

“Esa agudización de la violencia no solo afecta la vida, seguridad y paz de las personas, sino que también pone en peligro los avances de desarrollo que fueron tan difíciles de conseguir para las próximas generaciones”, observó Steiner.

Lamentó que “las respuestas para combatir el terrorismo diseñadas a partir de la seguridad suelen ser costosas y poco eficaces, pero las inversiones en enfoques preventivos para luchar contra el extremismo violento son lamentablemente inadecuadas”.

En su opinión “es imperativo renovar el contrato social entre los Estados y la ciudadanía para atender las causas profundas del extremismo violento”.

Para Steiner además “la dimensión geopolítica no debería sorprender a nadie. Cuando los Estados ya no son capaces de proporcionar el Estado de derecho o una seguridad nacional significativa, entonces la oportunidad para que otros actores se conviertan en parte de este drama crece exponencialmente”.

“Lo hemos visto en Mali, lo hemos visto en Libia, lo hemos visto en el Cuerno de África”, ejemplificó.

El informe explora los recorridos para abandonar esos grupos e identifica algunos factores que motivan esa decisión. Por lo general, quienes respondieron la entrevista mencionaron expectativas insatisfechas, en especial financieras, y falta de confianza en el liderazgo del grupo como las principales causas.

“La investigación muestra que es menos probable que quienes deciden abandonar los grupos de extremismo violento vuelvan a unirse y reclutar a otras personas. Por eso, es muy importante invertir en incentivos que favorezcan esta retirada”, dijo Nirina Kiplagat, jefa técnica de prevención del extremismo violento del Pnud en África.

Subrayó que “las comunidades locales desempañan una función primordial en favorecer recorridos sostenibles para separarse del extremismo violento junto con los programas de amnistía de los gobiernos nacionales”.

Para combatir y prevenir el extremismo violento, el informe recomienda que se invierta más en servicios básicos, incluidos bienestar infantil, educación y medios de subsistencia de calidad, y en hombres y mujeres jóvenes.

También demanda ampliar las oportunidades para que las personas abandonen esos grupos, y para las inversiones en los servicios de rehabilitación y reintegración comunitarios.

A-E/HM

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