LA HABANA – La reanudación del envío de remesas a Cuba mediante la compañía Western Union, además de añadir indicios de cierta distensión en las relaciones bilaterales con Estados Unidos, resulta un respaldo esencial para las familias en un contexto de elevada inflación y de escasez.
“Es una buena noticia. Espero que ahora sea menos complicado recibir dinero de allá”, comentó Esther Velasco, residente en La Habana.
Esta telefonista jubilada comentó a IPS que con lo que mandan sus dos hijos, residentes en Estados Unidos, compra productos como leche en polvo, carne de cerdo, pescado, vegetales y frutas, algunos de ellos deficitarios o solo accesibles en tiendas en divisas, establecimientos agrícolas o en el mercado negro.
Con los poco más de 1800 pesos de pensión –unos 15 dólares equivalentes al cambio oficial- Velasco paga servicios básicos, medicamentos, además de los productos alimenticios y de aseo de la canasta de racionamiento que provee el gobierno, “y algún que otro alimento, pero no da para mucho más”, detalló.
En intercambio con IPS, Julián Carmenate, un cubano residente en la ciudad estadounidense de Miami, consideró “muy positivo” que Western Union reinicie sus operaciones, porque “las comisiones son menores que lo que pagaba mediante otras vías para hacerle llegar dinero a la familia” en la isla.
Otros como el médico Yaser Ramírez, también con domicilio en la capital cubana, reconoció a IPS que no recibe remesas del exterior y que con sus ingresos equivalentes a unos 50 dólares “junto con el salario de mi esposa, más o menos similar al mío, debemos mantener la casa y a nuestra hija, de ocho años”.
No obstante, Ramírez, se mostró favorable a cualquier medida que facilite la llegada de las remisiones “muchas veces para personas sin más ingresos que su salario o jubilación”, lo cual les reporta un monto adicional “para reparar sus viviendas o adquirir un electrodoméstico”.
Un sondeo del Centro de Estudios de la Población de la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información reveló en 2016 que 77 % de las personas emigradas enviaban algún tipo de ayuda a sus familias y amistades en la isla, de forma permanente o temporal.
La pesquisa ilustró que reciben dicho apoyo un tercio de las y los residentes en la isla, con vínculos familiares o de otro tipo con los emigrados en el exterior.
Contexto
Durante los últimos cuatro años el consumo familiar ha estado golpeado por el crónico desabastecimiento de alimentos y productos de primera necesidad.
Para tal situación se combinaron factores como la pandemia de covid, el fortalecimiento del embargo estadounidense y el alza en los precios globales por la guerra en Ucrania.
En el ámbito interno pueden mencionarse políticas que siguen sin lograr un aumento significativo de producciones agrícolas e industriales, o corregir problemas estructurales de la economía.
El reordenamiento monetario a inicios de 2021 elevó el monto de salarios y pensiones, pero el exceso de circulante y la escasez dispararon los precios que a su vez devoraron el poder adquisitivo, sobre todo de trabajadores estatales y pensionados y aumentó la vulnerabilidad de los hogares con bajos ingresos.
En la actualidad el salario medio equivale a 35 dólares, y unos 13 dólares en el caso de la pensión mínima.
Cuando el 11 de enero Western Union comunicó la reanudación del envío de remesas a Cuba, a través de un programa de prueba, precisó que el servicio solo está disponible, por el momento, en algunos establecimientos en Miami.
Los clientes pueden enviar hasta 2000 dólares por transacción a cubanos con tarjetas de débito o cuentas en el Banco Popular de Ahorro, Banco Metropolitano S.A. y Banco de Crédito y Comercio, informó la entidad.
Western Union cerró sus más de 400 oficinas en la isla en noviembre de 2020 luego de que la contraparte e intermediaria cubana Fincimex, perteneciente al conglomerado Gaesa, gerenciado por las Fuerzas Armadas (Ejército), fue incluida en la Lista de Entidades Restringidas del Departamento de Estado.
El gobierno del expresidente Donald Trump (2017-2021) justificó la decisión en la necesidad de que el dinero no beneficiara al estamento militar.
El gobierno cubano argumentó que la disposición, -junto con dos centenares de sanciones adicionales- buscaba fortalecer el embargo económico y provocar mayores afectaciones en las familias cubanas y el sector privado.
La ciudadanía recurrió a otros canales de transferencias, así como vías digitales e informales para recibir dinero de sus familias en Estados Unidos.
En mayo de 2022, la administración de Joe Biden canceló algunas medidas de su antecesor, y entre ellas eliminó el límite de 1000 dólares por trimestre para el envío de remesas impuesto por Trump.
Impacto económico
Datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) muestran que en 2021 América Latina y el Caribe recibió un record de 127 600 millones de dólares en remesas, y que el aumento del flujo responde a más familias dependientes de esos ingresos tras la pandemia y al crecimiento del número de migrantes hacia otros países donde rehacen sus vidas.
En el caso cubano, los envíos desde el exterior son una de las tres principales fuentes de ingreso de divisas del país, junto con la exportación de servicios profesionales y el turismo.
Han sido asimismo determinantes en la expansión del sector privado durante la última década.
Según estimaciones, 90 % del monto de las remesas proviene de Estados Unidos donde se asienta la mayor comunidad de personas de origen cubano fuera de la isla, 1 360 000 residentes, según el Censo de 2019.
Se estima que el valor promedio de las remesas de 2005 a 2020 representó alrededor de 6,8 % del PIB cubano medido en dólares, analizó el economista cubano Pavel Vidal en el artículo El impacto económico de las sanciones estadounidense a Cuba, 1994-2020, publicado en febrero de 2022 por el Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos, con sede en España.
Varias fuentes se refieren a una caída abrupta en la llegada de remesas en 2021, debido a los golpes de la pandemia en la economía mundial, combinada con la interrupción de los servicios de la Western Unión y la disminución de los viajes por el cierre de fronteras.
La consultora estadounidense Havana Consulting Group calcula que en ese año llegaron a Cuba remesas por valor de poco más de 1000 millones de dólares, un tercio de los 3 128 millones recibidos en 2019.
Escenarios
Subsisten interrogantes sobre el impacto de la reanudación y expansión de operaciones de Western Union en el mercado cambiario informal de divisas y la posible apreciación del peso cubano ante las ofertas y demandas del dólar.
Un factor a tener en cuenta es la emigración, fenómeno en auge desde noviembre de 2021 y que el año pasado llevó a más de 250 000 cubanas y cubanos a cruzar la frontera estadounidense de manera irregular.
Las nuevas medidas de control fronterizo anunciadas por la administración Biden el 5 de enero, dirigidas a frenar la entrada de nacionales de la isla y de otros países mediante un programa de parole, podrían modificar los flujos de dinero.
La decisión de autorizar el ingreso a Estados Unidos por dos años y recibir autorización de trabajo a través de un patrocinador legal residente en aquel país, pudiera llevar a que parte del dinero de personas emigradas se emplee en agilizar la salida de la isla de familiares y amistades, ante un incierto panorama económico.
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A través de plataformas de venta en línea se pagan desde el exterior alimentos y bienes llevados directamente a los hogares en Cuba, lo que deja un porcentaje del dinero fuera del país.
Asimismo un aumento de los precios en la isla rebajaría la capacidad de compra de lo remesado, lo cual impacta tanto en los emisores –necesidad de enviar más dinero para idénticos propósitos-, o en las familias que verían disminuido el poder adquisitivo.
Economistas cubanos como Omar Everleny Pérez Villanueva han abogado por políticas y facilidades para que las remesas se conviertan en un factor de crecimiento económico, sobre todo para incentivar el estratégico sector de la producción de alimentos en un país que debe importar más de 70 % de los que consume.
Sobre un empleo más proactivo de las remesas, Pérez Villanueva y otros expertos han propuesto usar las remisiones como capital de trabajo y crear un fondo de inversión para actividades económicas, estatales o privadas, con una tasa de interés atractiva y que pueda cobrarse cada cierto tiempo por quien aporta fondos o por uno de sus familiares.
ED: EG