El policultivo rescata a campesinos de embates climáticos en un pueblo indio

Campesinos del pueblo de Kogilger, en el estado de Karnataka, en el sur de India, durante sesiones de capacitación para nuevos sistemas agrícolas como los policultivos. Estas innovaciones aportaron una respuesta positiva ante los embates climáticos en la región. Foto: Umar Manzoor Shah /IPS

DHARWAD, India – El estado de Karnataka, en el sur de India, lleva tres años sufriendo las consecuencias de la llegada tardía de los monzones, el aumento de las temperaturas y los cambios drásticos en los patrones climáticos.

Los cultivos de caña de azúcar y arroz han perecido, causando considerables pérdidas a la ya perturbada comunidad agrícola del estado.

Según los informes del gobierno, el cambio climático está afectando al ciclo del agua y al régimen de lluvias de Karnataka, provocando lluvias torrenciales e inundaciones en algunas zonas y sequías en otras.

Los fenómenos meteorológicos extremos han sido más frecuentes e intensos en Karnataka en los últimos años. La precipitación media anual en el estado es de 1153 milímetros, de los cuales 74 % cae durante el monzón del suroeste, 16 % durante el monzón del noreste y 10 % durante el llamado premonzón.

Entre 2001 y 2020, el estado sufrió una sequía de 15 años de intensidad variable. Algunas zonas se han visto afectadas por la sequía durante más de cinco años seguidos.

Además en 2005, 2009, 2018, 2019, 2020 y 2021, Karnataka fue testigo de graves inundaciones. Esas inundaciones y corrimientos de tierra han sido un problema entre 2018 y 2022 y se han transformado en la nueva normalidad durante las estaciones monzónicas, en el suroeste y el noreste, justamente las que antes eran la más vulnerables a la sequía.

Estos impactos de las alteraciones climáticas preocupan a los agricultores por las amenazas para su actividad, y también lo hacían en el pueblo de Kogilger, en el distrito de Dharwad, dentro del estado de Karnataka, del que la ciudad de Bangalore es su capital.

Hasta hace un año, Kondaji Reddy, un agricultor de ese pueblo, se encontraba entre los productores que veían la agricultura como una actividad inviable para la sobrevivencia.

“Durante meses trabajé duro en el campo cultivando caña de azúcar y arroz. Sin embargo, la llegada tardía de los monzones lo devastó todo. El duro trabajo no dio ningún resultado, y mi familia estuvo al borde de la inanición”, dijo Kondaji a IPS durante una visita a Kogilger.

Detalló que, durante meses, su familia sobrevivió con los pocos ahorros que había conseguido a lo largo de los años.

“Entonces pensé que debía dejar la agricultura para siempre e irme a la ciudad a trabajar como obrero. Al menos mi familia no pasaría hambre”, se lamentó el agricultor.

Otro campesino,  M. Rachappa, comparte una situación similar. Explica que utilizó mucho los fertilizantes químicos, con la esperanza de mejorar su cosecha.

“Sin embargo, las cosas no salieron como esperaba. Los cultivos que había sembrado durante meses quedaron destruidos. Todo lo que podía mirar eran las hojas muertas y el suelo estéril”, dijo Rachappa.

 

El agricultor añade que estuvo a punto de vender su pequeña tierra ancestral de apenas 1,5 hectáreas y comprar alguna tienda de comestibles en la ciudad.  Había perdido toda esperanza en la agricultura.

“Creía firmemente que la agricultura ya no me proporcionaría una vida decente. Pero al mismo tiempo, me ridiculizaba a mí mismo por planear la venta de la tierra donde mis antepasados habían trabajado durante décadas”, narró.

Para poner fin a la crisis, los agricultores de este pueblo han desarrollado recientemente una estrategia única. Están adoptando técnicas que podrían ayudarles a hacer frente a las crisis del cambio climático.

El policultivo es uno de los métodos en los que ahora confían estos agricultores, que de otro modo se verían afectados por la crisis. Se trata de un método común de gestión de la tierra que pretende aumentar la producción agrícola diversificando al mismo tiempo la combinación de cultivos por razones económicas y medioambientales.

Ese método reduce el coste de los insumos, el riego y la mano de obra, entre otros beneficios.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Umesh Kalolli, un agricultor que lidera la práctica e imparte la formación de esta técnica a otros agricultores del pueblo, dice que conoció este método de cultivo a través de un instituto de investigación.

“Tenía dudas sobre mi futuro debido a las frecuentes pérdidas. Estaba a punto de abandonar la agricultura para siempre, pero un amigo me animó a pedir ayuda a los expertos. Me llevó a una universidad agrícola, donde expuse mi situación a los investigadores. Durante unas tres semanas, me formaron en cultivos múltiples”, contó Kalolli.

Después al regresar al pueblo, “empecé a animar a otros agricultores a utilizar este método de cultivo”, explicó.

Añadió que, además del policultivo, se animó a los agricultores a prescindir de los fertilizantes químicos. En su lugar, se les pide que adopten un método de agricultura orgánica que no sólo hace que los productos sean rentables, sino también de alta calidad.

“Hay una necesidad imperiosa de revolucionar las prácticas agrícolas con un sistema natural. Este será el mayor servicio para la humanidad. Tenemos que centrarnos en los agricultores marginales y desfavorecidos para que puedan ser empoderados, y de esta manera, vamos a construir un mundo próspero para nosotros y nuestras generaciones futuras”, añadió Kalolli.

El campesino Rachappa aseguró que poco después de recibir la formación, empezó a adoptar el método de cultivos múltiples en sus tierras. Empezó a cultivar varias hortalizas, frutas, caña de azúcar y arrozales al mismo tiempo. Esto, dijo, no solo le ahorraba tiempo, sino que además no necesitaba grandes instalaciones de riego.

“Luego pasé sutilmente al método orgánico de cultivo. Dejé de utilizar fertilizantes químicos en el campo. Obtuve el estiércol del ganado que tenía en casa. Hoy gano más de 50 000 rupias (700 dólares) al mes. No he pensado ni una sola vez en vender mis tierras. Estoy contento con los beneficios que me produce ahora», afirmó Rachappa.

Kondaji también recibió formación para cultivar verduras orgánicas y producir abono.

“Mis compañeros me ayudaron incluso a cavar la fosa en el patio trasero para que el estiércol se descompusiera. Es un fertilizante natural. Las verduras que produzco ahora requieren la menor cantidad de agua, por lo que la llegada tardía de los monzones ya no me molesta. Mis productos se venden a precios más altos porque son ecológicos”, dijo Reddy sonriente.

T: MF / ED: EG

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe