GINEBRA – Los Estados deben hacer más para defender los derechos de los trabajadores migrantes, en particular los sujetos a programas temporales como los que se practican en Asia, planteó un nuevo informe de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh).
El comisionado, Volker Türk, dijo que “los Estados deben implementar políticas de migración laboral integrales y basadas en los derechos humanos a lo largo de los corredores migratorios en y desde Asia y el Pacífico, como una alternativa a los programas temporales restrictivos y, en algunos casos, explotadores”.
“Los trabajadores migrantes a menudo son deshumanizados. Son seres humanos que tienen derecho a los derechos humanos y a la plena protección de su dignidad humana. No se debe esperar que renuncien a sus derechos a cambio de poder migrar por trabajo”, resaltó el responsable de derechos humanos de la ONU.
El informe divulgado en esta ciudad suiza y titulado “Queríamos trabajadores, pero llegaron seres humanos”, se adelantó al Día Internacional del Migrante, el 18 de diciembre, y recordó que cada año millones de migrantes abandonan sus países bajo programas de migración laboral temporal.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) contabiliza 169 millones de trabajadores migrantes en todo el mundo, lo que representa más de 60 % de la estimación global del número de migrantes internacionales, y 4,9 % de los 3500 millones de trabajadores en el mundo.
La región de Asia-Pacífico es el principal punto de origen de los migrantes internacionales, con un tercio del total mundial, según datos de la OIT.
“Los trabajadores migrantes a menudo son deshumanizados. Son seres humanos que tienen derecho a los derechos humanos y a la plena protección de su dignidad humana. No se debe esperar que renuncien a sus derechos a cambio de poder migrar por trabajo”: Volker Türk.
El informe de Acnudh explica cómo, en muchos casos, los programas de migración laboral temporal imponen restricciones a una serie de derechos humanos, y destaca situaciones en las que los trabajadores migrantes “se ven obligados a vivir en viviendas superpobladas e insalubres, sin poder permitirse alimentos nutritivos”.
Esos migrantes no reciben atención médica adecuada y enfrentan una separación prolongada, y en algunos casos forzada, de sus familias.
Los programas de migración laboral temporal son prominentes en la gobernanza regional de la migración, especialmente de Asia a los países árabes del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG).
Una promesa contenida en los programas, y ligada a los ingresos de los trabajadores, es brindar beneficios económicos a los países de destino y dividendos de desarrollo a los países de origen.
Usando ejemplos ilustrativos, el informe muestra que en uno de los Estados a los trabajadores migrantes temporales no se les permite, bajo los términos de su permiso de trabajo, casarse con ciudadanos o residentes permanentes donde laboran sin el permiso expreso del gobierno.
En otro Estado, ciertas áreas residenciales están designadas como zonas familiares y las propiedades en ellas no se pueden alquilar a inmigrantes temporales, porque no se les permite migrar con sus familias.
Türk dijo que “las medidas que restringen los derechos humanos no pueden justificarse sobre la base de que el estatus migratorio de los migrantes es temporal”.
“Tampoco los Estados pueden delegar en los empleadores y otros actores privados su obligación, como garantes de deberes, de garantizar los derechos humanos de todos los trabajadores y miembros migrantes de sus familias”, agregó.
En algunos programas de temporada, los trabajadores de la construcción migrantes han expuesto que reciben atención médica de calidad inferior en las clínicas proporcionadas por sus empleadores.
Se espera que los migrantes trabajen los sábados y domingos, lo que les impide asistir a los servicios religiosos, según su fe. En otros Estados, los trabajadores domésticos migrantes informaron que les dijeron que serían despedidos si rezaban o ayunaban en el trabajo.
El informe identificó como principales corredores para la migración temporal de trabajadores el del sudeste asiático que conduce a Malasia, Singapur y Tailandia en la subregión, y a Australia y Nueva Zelanda en Oceanía.
Otro, también muy empleado, conduce trabajadores al área del CCG desde el sur de Asia (Bangladesh, India, Nepal, Pakistán y Sri Lanka) y de Filipinas, en el Pacífico.
Port otra parte, la organización Amnistía Internacional (AI), criticó que la Federación Internacional de Fútbol Asociado (Fifa) declare que obtendrá ingresos por 7500 millones de dólares con la Copa que se disputa en Qatar, “haciendo oídos sordos a las reclamaciones de indemnización de los trabajadores y trabajadoras migrantes”.
AI y otras organizaciones humanitarias reclamaron durante meses una indemnización parcial de parte de la Fifa para los trabajadores lesionados en la construcción de obras para el Mundial de Fútbol 2022 –que concluye justamente el Día del Migrante- y para los familiares de los que perecieron en esos trabajos.
Las entidades reclamaron que la indemnización sumase al menos el mismo monto, 440 millones de dólares, que la Fifa apartó para premiar a los ganadores en el Mundial.
A-E/HM