El «momento París» de la biodiversidad parece lejano en cumbre de Montreal

Las negociaciones en la cumbre sobre la biodiversidad de la ciudad canadiense de Montreal, en la COP15, apuntan a conservar al menos 30 por ciento de la diversidad del mundo para 2030. Foto: Stella Paul / IPS

MONTREAL – La tan esperada 15 Conferencia de las Partes (COP15) del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) de las Naciones Unidas, comenzó en la ciudad canadiense de Montreal, tras cuatro años de intensas negociaciones y retrasos por la pandemia de covid-19, con el gran objetivo de pactar el Marco Mundial de la Diversidad Biológica posterior a 2020.

El MMDB pretende conservar al menos 30 % de la biodiversidad mundial para 2030, en lo que se conoce como el objetivo 30×30. Pero a medida que se intensifican las negociaciones, la tarea parece extremadamente difícil, con muchos cuellos de botella que para muchos delegados en la COP15 hacen muy improbable que salga un acuerdo definitivo de la cumbre de Montreal, que comenzó el miércoles 7 y se prolongará hasta el día 19.

Las COP del CDB: una seguidilla de fracasos

El CDB se adoptó por primera vez en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro,  celebrada en la ciudad brasileña en 1992, al igual que la  Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación.

Cuenta con 196 Estados parte, con la flagrante exclusión de Estados Unidos. En 2010, en la COP10 del CDB, celebrada en la ciudad japonesa de Nagoya, los países adoptaron un conjunto de 20 objetivos, conocidos formalmente como las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica.

Se esperaba que estos objetivos detuvieran la pérdida de biodiversidad para 2020. Pero en 2020, diversas evaluaciones dejaron claro que ninguno de estos objetivos se había cumplido. Ahora se necesitan medidas más ambiciosas y urgentes.

El fracaso mundial en la consecución de las Metas de Aichi hace que sea crucial que el mundo adopte un nuevo tratado, y que el nuevo MMB tenga objetivos más ambiciosos con el apoyo financiero adecuado para ponerlos en práctica.

Debe apoyar a los grupos que ya están liderando la acción sobre el terreno, especialmente los pueblos indígenas y las comunidades locales (PICL), y garantizar una mayor responsabilidad en el seguimiento periódico del progreso colectivo.

Esto es lo que hace que la COP de Montreal sea tan crucial, especialmente cuando ya quedan solo ocho años de los 10 pautados, para alcanzar las Metas de Aichi.

Expectativas frente a realidad

En la última reunión del Grupo de Trabajo de la COP del CDB, celebrada en Nairobi  en junio de este año, IPS informó de que los avances habían sido mucho menores de lo esperado.

Para ponerlo en perspectiva, solo dos de los 21 objetivos tenían un texto limpio tras la reunión de la capital de Kenia. El resto de los textos permanecían entre corchetes, 1800 en total, lo que indica la enorme cantidad de negociación que queda para llegar a un acuerdo sobre el borrador de acuerdo.

El jueves 8, en el segundo día de las negociaciones de la COP, David Ainsworth, responsable de Comunicación del CDB, dijo que, además de los 1800, había otros 900 corchetes recién añadidos.

Para facilitar la ardua tarea de limpiar este texto a través de las diferentes etapas de las negociaciones, se habían formado una serie de grupos de contacto, y cada grupo era responsable de trabajar en uno de los temas más polémicos.

Se dieron pocos detalles sobre estos Grupos de Contacto, salvo que cada uno celebraría varias rondas de negociaciones con las partes -presumiblemente las que plantearon los escollos- y encontraría un avance.

Se trata de reuniones cerradas entre los delegados gubernamentales, sin acceso a las organizaciones no gubernamentales (ONG) y otros participantes que no integran las 196 partes, y también restringidas a los medios de comunicación.

Sin embargo, varias organizaciones de la sociedad civil, incluidos los líderes del IPLC, han criticado la formación de los grupos por la prohibición de su participación.

«Con las reuniones del Grupo de Trabajo, al menos podríamos saber lo que está pasando. Pero los grupos de contacto celebran reuniones a puerta cerrada; ni siquiera tenemos permiso para entrar en esas salas», dijo  Jennifer Tauli Corpuz, lideresa indígena y destacada portavoz de los pueblos originarios en el Foro Internacional Indígena sobre Biodiversidad.

La dirigente filipina añadió que «antes siempre nos resultaba difícil a los pueblos indígenas hacer oír nuestra voz, pero ahora nos resulta imposible que nos incluyan en el debate y saber qué está pasando».

Falta el entusiasmo

El martes 7, en la ceremonia de apertura de la COP15, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, planteó que “cada líder debe decir a su negociador que lleve esta ambición (conservar el 30% de la tierra y el agua del mundo) a su mesa cuando alcancemos un marco final en las próximas dos semanas».

Trudeau también anunció 350 millones de dólares adicionales para la financiación internacional de la biodiversidad por parte de Canadá. Tanto el anuncio como el discurso fueron recibidos con atronadores aplausos.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Sin embargo, tres días después, el estado de ánimo ha cambiado rápidamente, con escasos avances visibles.

«Vemos cómo decae el ánimo de los delegados, junto con su energía y sus esperanzas de que esto pueda tener grandes resultados”, afirmo Óscar Soria, director de Avaaz, una organización estadounidense de alcance mundial, que promueve el activismo ciudadano en temas como la biodiversidad y el cambio climático.

“Y escuchamos la frustración: para muchos delegados, lo que les llevó a seguir estas carreras fue, en esencia, el amor por el medioambiente, por nuestros pueblos y por el planeta”, subrayó.

A juicio de Soria, “debemos escarbar para encontrar esa motivación que ayudó a muchos de nosotros a iniciar este viaje hace 10, 20 y, para muchos, más de 30 años en Río»,

El «momento París» que quizá nunca llegue en Montreal

La adopción del MMDB y el logro de resultados claros y contundentes en la COP15 fueron anunciados por muchos como el «momento París» de la biodiversidad, una referencia al consenso mundial alcanzado en 2015 en la capital francesa, en la COP21 de la CMNUCC,  en 2015, que se plasmó en el Acuerdo de París sobre cambio climático.

Para los activistas y también muchos delegados del Sur en desarrollo presentes en Montreal,  la aprobación del nuevo Marco Mundial es crucial para la conservación de la biodiversidad de la Tierra y para contar con un acuerdo sobre la biodiversidad que proteja al amenazado planeta.

Sin embargo, por el momento, las posibilidades de este «momento París» parecen bastante escasas.

Solo dos de los 21 objetivos están ya en adopción. Hay varios cuellos de botella en las negociaciones en curso, entre ellos la Información de Secuencia Digital (DSI, en inglés), el Acceso y Distribución de Beneficios y la Movilización de Recursos.

En el sector de la movilización de recursos, las promesas han eclipsado las contribuciones reales, al igual que en la recién concluida COP27 sobre cambio climático, realizada en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij.

Por ejemplo, hasta ahora se han aportado unos míseros 16 000 millones de dólares de los 700 000 millones previstos a nivel anual.

Además, los donantes están introduciendo diferentes «falsas soluciones» que son más populistas que eficaces.

Entre ellas se encuentran los créditos de carbono, la eliminación de carbono, el cero neto, la ganancia o pérdida neta y las soluciones positivas para la naturaleza o basadas en la naturaleza, según Simone Lovera, directora de Políticas de la Coalición Mundial por los Bosques.

«La alineación de estos flujos financieros con el nuevo marco global de biodiversidad debe estar en el centro de las negociaciones si queremos que tenga alguna posibilidad de éxito. Comercializar la biodiversidad, hacerla depender del mercado o permitir la compensación son vías hacia el fracaso», afirmó Lovera.

Otros alegan que las instituciones financieras que se ocupan de la aplicación siguen ancladas en modelos antiguos y aún no han alineado sus prácticas con el desarrollo sostenible. La mayoría de las corporaciones financieras siguen financiando proyectos que no se ajustan a los objetivos de sostenibilidad, mientras que el servicio de la deuda asfixia los presupuestos de muchos países en desarrollo.

La continuidad de estas prácticas también destruiría el «momento de París» en Montreal, incluso si las negociaciones multilaterales aquí tienen éxito.

El camino a seguir

Está claro que para crear el «momento París» en la COP15 será necesario un cambio de rumbo a gran escala y un liderazgo y una urgencia mucho mayores de los que se han visto hasta ahora, por parte de las Naciones Unidas y de los gobiernos.

El CDB celebró reuniones de emergencia del grupo de trabajo inmediatamente antes de la COP15, pero los debates no lograron avances significativos, lo que ya puso en peligro anticipado el éxito y la ambición de la COP15.

En un comunicado hecho público el jueves 8, la Campaña por la Naturaleza, un grupo mundial que se centra en la defensa, la comunicación y la creación de alianzas para ayudar a alcanzar el objetivo 30×30 del CDB, remarcó la necesidad de superar los cuellos de botella de la financiación.

«El acuerdo debe contener un paquete que incluya el compromiso de todos los gobiernos de aumentar el gasto nacional en biodiversidad y poner fin a las subvenciones perjudiciales para la naturaleza, reorientando estos fondos a la protección y restauración de la naturaleza”, se planteó en el comunicado.

Añadió la organización que es necesario “n aumento de al menos 60 000 millones de dólares en nueva financiación pública internacional para la biodiversidad en forma de subvenciones, así como directamente a los pueblos Indígenas y las comunidades locales».

T: MD / ED: EG

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