Acuerdo histórico para la biodiversidad pero de aplicación complicada

Delegaciones gubernamentales celebran el cierre de la histórica negociación en la COP15 del Nuevo Marco Mundial sobre la Diversidad Biológica, la madrugada del lunes 19 de diciembre, en el Palacio de Congresos de Montreal, en Canadá. Foto: Mike Muzurakis / IISD

MONTREAL – El coral pilar (Dendrogyra cylindrus), llamado así por su forma cónica, se extiende a lo largo de todo el Caribe y su población ha decrecido en más de 80 % desde 1990. Por ello, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la considera “críticamente amenazada” debido a los efectos de la crisis climática desatada por la humanidad.

Su destino depende desde ahora del nuevo Marco Mundial Kunming-Montreal sobre Diversidad Biológica, que  acordó la 15 Conferencia de las Partes (COP15) del Convenio sobre Diversidad Biológica, este lunes 19, como conclusión de la cumbre celebrada desde el día 7 en el Palacio de Congresos de Montreal.

Ahora, las naciones deben plasmar los resultados en las estrategias nacionales de biodiversidad, para su cumplimiento. En ese sentido, David Ainsworth, el portavoz del CDB, vigente desde 1993 y con sede en Montreal, adelantó la creación de un acelerador global para la elaboración de esos planes, con apoyo de agencias de la ONU.

La COP15 del Convenio sobre Diversidad Biológica aprobó un nuevo programa de protección del patrimonio natural mundial para los próximos 10 años durante la cumbre efectuada en la ciudad canadiense de Montreal. En la imagen, un oso polar, amenazado por el derretimiento del hielo y la pérdida de hábitats, en una calle peatonal de Montreal. Foto: Emilio Godoy / IPS

El menú de lo acordado

La COP15, cuyo lema fue “Civilización ecológica. Construyendo un futuro compartido para toda la vida en la tierra,  aprobó cuatro objetivos sobre el mejoramiento del estado de la biodiversidad, la disminución de la extinción de especies, el reparto justo y apropiado de beneficios por acceso y uso de recursos genéticos y medios de aplicación del acuerdo.

Además, la plenaria de la cumbre, que reunió a unas 15 000 personas en representación de gobiernos, organizaciones no gubernamentales, la academia, organismos internacionales y empresas, acordó 23 metas dentro del Marco Mundial, sobre la conservación y gestión 30 % de áreas terrestres y 30% de marinas para el año 2030, en lo que en argot de la ONU se denomina el 30×30,

Ello incluye la restauración completa o parcial de al menos 30 % de ecosistemas terrestres y marinas degradados, así como la reducción de hasta casi cero la pérdida de áreas de gran importancia biológica.

Asimismo, en los acuerdos de los 196 Estados parte en su COP15 aparecen la disminución a la mitad el desperdicio de comida, la eliminación o reforma de al menos 500 000 millones anuales en subsidios nocivos para la biodiversidad, el financiamiento para biodiversidad con al menos 200 000 millones de dólares en 2030 de fuentes públicas y privadas.

También se avaló el aumento de la transferencia financiera de países del Norte rico a naciones del Sur en  desarrollo en al menos 20 000 millones en 2025 y 30 000 en 2030 y la publicación voluntaria por parte de empresas de monitoreo, evaluación y divulgación del impacto de sus actividades sobre la biodiversidad.

En esa dirección, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, en inglés) administrará un nuevo fondo, cuyo funcionamiento los países definirán en los próximos dos años.

Con respecto a la información digital de recursos genéticos de flora y fauna (DSI, en inglés), el Marco Mundial estipula el establecimiento de un fondo multilateral para la distribución de beneficios entre proveedores y usuarios de recursos genéticos y que los gobiernos definirán su figura final en la COP16 de Turquía en 2024.

El Marco Mundial contiene también visiones de género y de la juventud, dos fuertes demandas del proceso que debió rematar en la ciudad de Kuming, en China, en 2020, pero debido a la incapacidad de ese país, el anfitrión original, de organizar reuniones masivas por su política de cero tolerancia ante la covid-19, se realizó allí un primer capítulo virtual y otro presencial y final ahora en Montreal.

Las naciones parte deben reportar cada cinco años o menos el avance del cumplimiento nacional del contenido del  Marco Mundial. El CDB incluirá información nacional entregada en febrero de 2026 y junio de 2029 en sus reportes de progresos y tendencias.

Con algunas divergencias, organizaciones de la sociedad civil y pueblos indígenas hacen un guiño al Marco Mundial, pero lanzan alertas. Viviana Figueroa, representante del Foro Internacional Indígena sobre Biodiversidad, y Simone Lovera, directora de Política de la Coalición Forestal Global, aplaudieron a IPS el acuerdo y mencionaron sus riesgos.

“Es un buen avance, pues reconoce el rol de pueblos indígenas, el uso de la biodiversidad y el rol de los conocimientos tradicionales», dijo Figueroa, indígena omaguaca en Argentina y cuya organización reúne a diversas instancias originarias de todo al mundo para plantear posturas en reuniones internacionales ambientales.

«Ha sido un proceso largo, en el cual los pueblos hemos contribuido y hecho propuestas. Se han reconocido los aspectos más importantes que propusimos y esperamos trabajar de forma conjunta con los países», añadió

Pero, remarcó, «lo más importante va a ser la aplicación”.

La abogada resaltó también que el documento final reconoce “los aspectos más importantes que propusimos y esperamos trabajar de forma conjunta con los países. Lo más importante va a ser la aplicación”.

Los objetivos C y las metas uno, tres, cinco, nueve, 13, 21 y 22 del Marco Mundial se relacionan con el respeto a derechos de grupos aborígenes y comunidades locales.

“Contiene reconocimiento de derechos de pueblos indígenas y comunidades locales, de mujeres. Hay una recomendación de retirar subsidios e inversiones públicas y privadas en actividades destructivas, como la ganadería de gran escala y monocultivos de aceite de palma”, subrayó Lovera, cuyo colectivo reúne a oenegés y organizaciones indígenas.

Pero organizaciones indígenas y de derechos humanos han cuestionado el enfoque 30×30 con el argumento de que debilita derechos ancestrales, bloquea el acceso a territorios aborígenes y requiere de consultas y obtención del consentimiento libre de presiones, informado sobre las áreas protegidas y previo a cualquier decisión sobre el futuro de esas zonas.

Los debates de la cumbre del Convenio sobre Diversidad Biológica se intensificaron en los últimos días de la COP15 y se extendieron hasta altas horas de la noche, como en esta sesión sobre salud y biodiversidad. Pero al final se logró sacar el nuevo Marco Mundial sobre biodiversidad, que obligará a los 196 Estados parte a alcanzar sus metas. Foto: IISD/ENB

Reto mayúsculo

Si bien el Marco Mundial tiene indicadores y mecanismos de seguimiento y es legalmente vinculante, sin dientes para apretar su cumplimiento, el antecedente de las fallidas Metas de Aichi planea una sombra sobre su futuro, especialmente con el récord de pobre alcance del mundo en acuerdos internacionales.

Las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica, adoptadas en 2010 en esa ciudad japonesa durante la COP10 del CDB y que sus 196 Estados parte incumplieron en 2020, incluyeron la creación de áreas protegidas terrestres y marinas; el combate a la polución y las especies invasivas; el respeto a los conocimientos indígenas y la restauración de ecosistemas dañados.

Varias estimaciones sitúan en 700 000 millones de dólares el monto necesario para proteger el patrimonio biológico, por lo que aún queda una brecha por cerrar.

En más de 30 años, el GEF ha entregado más de 22 000 millones de dólares y ha ayudado a la transferencia de otros 120 000 millones para más de 5 000 proyectos regionales y nacionales. Para su nuevo ciclo que inicia en 2023, el fondo cuenta unos 5 000 millones para financiamiento.

Además, el Programa de Pequeñas Donaciones ha apoyado unas 27 000 iniciativas comunitarias en países en desarrollo.


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“Hay poco financiamiento público. Tiene que haber más fondos públicos. Es triste que digan que el sector privado financie la biodiversidad. En los territorios indígenas se necesita dinero. Pueden hacer mucho más con menos dinero que los gobiernos. El apoyo directo puede ser más efectivo y van a cumplir los compromisos», planteó Lovera.

La activista criticó el uso de de compensaciones, un mecanismo mediante el cual se puede destruir un área y resanar otra en otro sitios –ya aplicado en países como Chile, Colombia y México.

“Es un esquema que permite destruir 70 % del planeta y aun así conservar el otro 30 %. Es una locura. Para los pueblos indígenas y las comunidades locales, es muy negativo, porque pierden su propia biodiversidad y la compensación no les sirve, porque ocurre en otro lado”, señaló.

Para Figueroa, las instituciones que ya manejan fondos pueden crear mecanismos directos para los pueblos indígenas, como ocurre con el Programa de Pequeñas Donaciones.

De los 609 compromisos que organizaciones, empresas e individuos ya han asumido de forma voluntaria en la COP15, 303 se dirigen a conservación y restauración de ecosistemas terrestres, alianzas, 188; adaptación al cambio climático y reducción de emisiones contaminantes, 159.

Esta cumbre coincidió también con la 10 Reunión de la Conferencia de las Partes del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad y la 4 Reunión de la Conferencia de las Partes del Protocolo de Nagoya sobre el Acceso a los Recursos Genéticos y la Distribución Justa y Equitativa de los Beneficios de su Utilización, componentes ambos del CDB.

Las imágenes de la sexta extinción en marcha del planeta a lo largo de su historia reflejan el tamaño del reto. Más de la cuarta parte de unas 150 000 variedades de la Lista Roja de UICN está amenazada por la desaparición.

El “Informe Planeta Vivo 2022. Hacia una sociedad con la naturaleza en positivo”, elaborado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y el Instituto de Zoología de Londres, revela que América Latina y el Caribe cuenta con la mayor disminución de las poblaciones de vida silvestre monitoreadas a nivel mundial, con una disminución promedio de 94 % entre 1970 y 2018.

Con una década para actuar, cada día que pasa representa más riqueza biológica perdida.

IPS realizó este artículo con el apoyo de Earth Journalism Network, de Internews.

ED: EG

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