NAIROBI – La agitación en la escena mundial, la guerra en Ucrania, el conflicto en el Cuerno de África, las graves perturbaciones climáticas, la elevada inflación internacional, el aumento de los precios de los productos básicos, los altos precios de los insumos agrícolas y el bajo comercio intracontinental nutren la inseguridad alimentaria en toda África.
De los 24 países clasificados este año como focos de hambre por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), son 16 los que están en África.
En el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo de 2022 se destaca que el continente representa 62 % del número total de personas con inseguridad alimentaria en los países con problemas al respecto.
A lo largo del tiempo, las perturbaciones climáticas han tenido un impacto significativo en la frágil cadena alimentaria de África. La sequía más severa en el Cuerno de África en décadas, las inundaciones en África occidental y los ciclones severos en Madagascar y Mozambique agobian actualmente al continente, entre otras crisis meteorológicas.
“El cambio climático contribuirá a que el rendimiento agrícola africano, que ya es muy bajo, disminuya entre 5 % y 17 % para 2050″, alerta Hafez Ghanem, exvicepresidente regional del Grupo del Banco Mundial y actual investigador principal no residente del Programa de Economía Global y Desarrollo de la estadounidense Institución Brookings.
Influyen los factores externos, como la alteración de los sistemas alimentarios causada por la pandemia de covid-19 y la consiguiente reducción del poder adquisitivo, o la invasión rusa de Ucrania, que provocó un aumento de los precios mundiales de los alimentos, los combustibles y los fertilizantes.
Además, los drásticos cambios climáticos y la continuación o intensificación de los conflictos y la inseguridad, que han puesto en peligro una cadena alimentaria ya muy débil.
Ghanem, de nacionalidad egipcia y francesa, ha publicado este mes el análisis «Towards a Pan-African Approach to Food Security (Hacia un enfoque panafricano de la seguridad alimentaria)”, publicado por el Centro de Políticas para un Nuevo Sur, con sede en Marruecos.
Subraya en ese documento el especialista que los conflictos y el cambio climático son los retos más acuciantes para África, ya que crean las condiciones para la inseguridad alimentaria, empeoran los niveles de inseguridad alimentaria y dificultan que el continente pueda llevar alimentos a la mesa.
El aumento de la inseguridad alimentaria es, a su vez, un catalizador de los conflictos, remarca.
Uno de cada cinco habitantes en África, equivalente a unos 140 millones de personas, se enfrenta a una inseguridad alimentaria aguda. La situación es aún peor en los países y regiones afectados por conflictos, como el Cuerno de África, el norte de Nigeria, el este de la República Democrática del Congo (RDC) y la región del Sahel.
Según la FAO y el PMA, tres países -RDC, Etiopía y Nigeria- aglutinan más de 56 % de la inseguridad alimentaria en África.
“Los tres países tienen dos características en común, el conflicto y la vulnerabilidad al cambio climático. Esta situación se ve agravada por factores externos como la guerra en Ucrania, la inflación mundial y el aumento de los precios de los combustibles”, observa Ghanem en diálogo con IPS.
Como importador neto de alimentos y combustible, las investigaciones de la FAO muestran que Etiopía se ve especialmente afectada por los altos precios internacionales. La inflación de los precios de los alimentos alcanzó una media de 40 % durante el primer semestre de 2022.
Las inundaciones en 27 estados nigerianos en febrero ha dañado, según informes conjuntos de la FAO y el PMA, 450 000 hectáreas de tierras de cultivo, comprometiendo seriamente la cosecha de 2022. Las inundaciones han perturbado igualmente la agricultura en Sudán del Sur.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Ghanem remarca que estas perturbaciones climáticas, que llegan después de la plaga de langostas de 2019-2020, que afectó a 1,25 millones de hectáreas de tierra en Etiopía, Kenia y Somalia, han tenido consecuencias profundas para la seguridad alimentaria en la región.
La inestabilidad política y los conflictos en Etiopía, Sudán, Sudán del Sur y Somalia han empeorado la situación.
Añade que dentro del Sahel, en Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger se ha producido un aumento de 50 % de la inseguridad alimentaria respecto a 2021. Un reflejo, precisa, del fuerte aumento de la inestabilidad política y los conflictos en Malí, Chad, Burkina Faso, y el aumento de los precios mundiales de los alimentos, los combustibles y los fertilizantes.
Ghanem urge a los líderes políticos y a la sociedad civil a abordar las causas profundas del conflicto y la inestabilidad, mientras asegura que las soluciones pasan por abordar la exclusión social, política y económica de grandes segmentos de la población. Añade, en ese punto que para modificar la situación, todas las personas deben sentirse partícipes de su propio país.
En este contexto, el especialista aboga por iniciativas panafricanas para impulsar la producción de alimentos.
África, precisa, tiene el menor porcentaje de tierras de regadío y utiliza menos fertilizantes por hectárea. También es el continente que menos invierte en investigación y desarrollo.
Ghanem está seguro de que el continente tendrá dificultades para salir de su creciente inseguridad alimentaria, sin una investigación actualizada que produzca enfoques innovadores para combatir los retos a los que se enfrenta la agricultura africana hoy en día y sin el uso de fertilizantes de calidad, semillas certificadas y nuevas variedades de semillas más resistentes al cambio climático.
“A pesar de estos retos, soy optimista respecto a la viabilidad de las iniciativas panafricanas y los proyectos conjuntos para solventar estas carencias, como la creación de cuatro o cinco centros de investigación para la agricultura en el continente, proyectos conjuntos de riego y la creación de empresas productoras de fertilizantes”, explica.
Recuerda en este punto que “África importa alrededor de 60 % de todos los fertilizantes, lo que hace que sean muy caros para nuestros agricultores, lo que lleva a un bajo uso de fertilizantes”, aunque ve con optimismo que ya existan grandes empresas productoras de estos insumos en Nigeria y Marruecos.
“El continente puede trabajar con estos productores de fertilizantes africanos para establecer más fábricas de fertilizantes en el continente”, plantea.
Ghanem subraya que África está llena de oportunidades para la cooperación intrafricana y que el Acuerdo de Libre Comercio Continental de África, que han firmado los 54 países del continente, acelerará la libre circulación de bienes y servicios y podría aumentar los proyectos de inversión panafricanos en agricultura.
Al defender un enfoque panafricano para hacer frente a la inseguridad alimentaria, el especialista afirma que, además de la apertura de los mercados y el libre comercio, “sería una oportunidad para promover inversiones regionales multinacionales en infraestructuras, lo que a su vez mejoraría la productividad agrícola y la resistencia al cambio climático”.
Además, considera que este enfoque es una oportunidad para crear un consejo africano que coordine y fomente la investigación y el desarrollo agrícolas.
Igualmente importante, dice, es el hecho de que un enfoque panafricano podría respaldar un mecanismo para garantizar que los países africanos vulnerables puedan financiar las importaciones de alimentos en tiempos de crisis.
T: MF / ED: EG