Buen manejo de especies amenazadas genera réditos

Esquemas comerciales que protegen la biodiversidad en peligro de extinción al mismo tiempo que la protegen, con excelentes resultados económicos y sociales, se analizan en Ciudad de Panamá, en la 19 Conferencia de las Partes de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (Cites). Foto: Emilio Godoy / IPS

PANAMÁ – De color intenso, textura maciza, epidermis suave y tamaño promedio de cuatro metros, el caimán aguja (Crocodylus acutus) es muy apreciado por su piel fina y sus huevos y cuya captura excesiva lo puso en riesgo de extinción en los años 80.

Por ello, en 2002 un grupo de 18 excazadores formó Asocaimán, para fomentar la recuperación del reptil, uno de los más representativos de Colombia, en un proyecto que suscito el apoyo gubernamental y académico y que constituye un caso de éxito de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (Cites, en inglés).

“La especie se ha recuperado. Hubo una transición y un proceso de diversificación económica. La población tiene mayores ingresos. Hay un uso sostenible de la biodiversidad, Es importante impulsar la economía basada en la biodiversidad”, aseguró a IPS Sandra Vilardy viceministra de Ambiente de Colombia.

Los resultados de la aplicación de Cites, vigente desde 1975 y que aglutina a 184 naciones, forman parte de los debates de su 19 Conferencia de las Partes (COP19) que comenzó el lunes 14 y cerrará el viernes 25 en Ciudad de Panamá.

Mayores ingresos para comunidades locales, mejor protección de especies, fomento al comercio legal y aumento de poblaciones aparecen entre los beneficios de la convención, según concluye el “Reporte global de comercio de vida silvestre”, el primero en evaluar la situación y presentado durante la primera semana de debates de la COP19.

“Es importante impulsar la economía basada en la biodiversidad”, Sandra Vilardy.

Los tres apéndices de Cites establecen requisitos para su comercio según su estado de peligro y en total hay en ellos 6000 especies de fauna y 30 000 de flora.

Consta de un apéndice para aquellas variedades cuyo intercambio está prohibido, otro, que estipula requisitos para el tráfico legal, como certificados de origen y cuotas de exportación, y el restante sobre linajes que están protegidas al menos en un país que ha solicitado la asistencia de otras naciones en la convención para regular su comercio.

En 2019, el Apéndice I cubría a 1082 especies, el II a 37 420 y el III, a 211.

La Convención también cuenta con el Comité Permanente, integrado por representantes de las seis mayores regiones geográficas del planeta; y que provee de lineamientos de política a la Secretaría sobre la aplicación de la convención y supervisa la administración del presupuesto de la Secretaría

Funcionan también los grupos de expertos sobre fauna y flora, encargados de llenar brechas de conocimiento especializado de especies que pueden quedar bajo la jurisdicción de Cites.

Un principio en que ha insistido la Secretaría de la Cites en esta cumbre es que la conservación de las especies amenazadas y su manejo adecuado brinda millonarios beneficios, no solo ecológicos, sino económicos, para los países y las comunidades,  tal como indica el reporte sobre la vida silvestre.

El trabajo comunitario ha propiaciado la recuperación del caimán aguja en Colombia, al grado de pasar del Apéndice I al II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres.
Foto: Fundación Ambientalista Robert Smith

El ejemplo del caimán aguja

Un ejemplo de cómo funciona Cites es el del caimán aguja, que en 1980 ingresó al Apéndice I de Cites, el más restrictivo de los tres que tiene el tratado, al prohibir la comercialización de productos de géneros en riesgo de desaparición. En 2017, avaló el intercambio regulado de huevos y piel.

Asocaimán diseñó estrategias de conservación que incluyen la declaración de un área protegida en 2006, un programa de educación y divulgación, así como un plan de manejo de la especie.

De esa cuenta, surgió el Distrito de Manejo Integrado (DMI) de manglares, de 27 809 hectáreas de extensión, en el departamento de Córdoba, en el norte colombiano.

La gubernamental Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú San Jorge (CVS) coordinado el proyecto, con acompañamiento de organismos otros gubernamentales, de organizaciones no gubernamentales y algunas empresas.

La Bahía de Cispatá es la zona de manglares más extensa en ese país sudamericano. Asocaimán ha liberados unos 14 000 ejemplares en el DMI.

En 2018, el Ministerio de Ambiente suavizó la veda de venta de huevos dentro del área de la Bahía de Cispatá, mientras queda pendiente la actualización del plan de manejo.

La COP19, que se realiza en el Centro de Convenciones de la capital panameña, congrega a más de 2500 representantes de gobiernos, agencias internacionales y organizaciones de la sociedad civil y la academia.

Campaña existencial

Ecuador también tiene historias positivas que ofrecer. La protagonista de una de ellas es la rana arlequín moteada o jambato del río Pescado (Atelopus balios), endémica de esa nación, de llamativos colores verde y negro, de dimensiones pequeñas y en riesgo crítico de extinción.

“La especie se ha recuperado, ahora hay una población viable. Hubo crianza in vitro, en laboratorios, y reintroducción de especies. Se estudió los péptidos (moléculas procedentes de las secreciones de las pieles de los anfibios)”, explicó a IPS Paúl Aulestia, funcionario del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica de Ecuador.

Con financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, esta variedad mejoró sus indicadores gracias al “Proyecto Conservación de anfibios del Ecuador y uso sostenible de sus recursos genéticos”, desarrollado entre 2016 y 2020.

Esta rana figura también en el Apéndice I de Cites.

Vista exterior del Centro de Convenciones de Ciudad de Panamá, que congrega a más de 2500 representantes de gobiernos, agencias internacionales y organizaciones de la sociedad civil y la academia en la cumbre mundial sobre la vida silvestre amenazada. Foto: Emilio Godoy / IPS

Situaciones negativas

Pero Cites también tiene su lado sombrío.

Los casos mundiales más famosos son los hipopótamos y elefantes africanos, que siguen en riesgo a pesar de las protecciones introducidas.

Pero hay otros de especies menos famosas, como el de la vaquita marina (Phocoena sinus), nativa del Alto Golfo de California –en el norte de México– y en riesgo de extinción.

Desde 2016, México ha presentado varios planes de protección de la marsopa, sin éxito en combatir el uso de redes de pesca de arrastre y presencia de botes pesqueros en la zona de presencia del mamífero, al grado que los especímenes cayeron de 567 en el año 1997 a menos de 10 en 2019.

La mayor amenaza proviene de la pesca del pez totoaba (Totoaba macdonaldi), capturado por su vejiga natatoria o buche, traficado a China por sus presuntas propiedades afrodisíacas.

Presente en el Apéndice I, el Comité Permanente sugirió a la Secretaría de la convención la revisión de las políticas mexicanas y la evaluación de imposición de sanciones, que impediría sus exportaciones bajo los esquemas del acuerdo, en febrero.

Ese país latinoamericano rechaza tales medidas, bajo el argumento de que ha tomado las acciones adecuadas y que se necesita mayor cooperación de China, el mayor demandante de buches, y Estados Unidos, puente del tráfico hacia ese mercado.

“Hemos pedido sanciones desde hace mucho tiempo. (El comité) no llegó a esa conclusión por accidente. Hay evidencias desde hace 30 años. ¿Qué significaría un fracaso para Cites?”, señaló a IPS Zak Smith, director del Programa Global de Naturaleza y Conservación de la Biodiversidad de la no gubernamental Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales.

De extinguirse, sería la primera especie que lo hace bajo esquemas de protección de Cites.

Cifras positivas

La Secretaría de Cites siempre ha argumentado que el intercambio regulado da resultados positivos, según el reporte global que no aborda la situación de las variedades incluidas en el Apéndice I.

Entre 2011 y 2020, se comercializaron 1260 millones de especímenes de plantas y 82 millones de animales, así como 193 millones de kilogramos de productos de plantas y 86 millones de animales.

El ingreso anual por el intercambio legal de vida silvestre totaliza 220 000 millones. El valor de las exportaciones bajo Cites sumaron 1800 millones de dólares en variedades animales y 9300 millones en vegetales entre 2016 y 2020.


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Asia y África constituyen las regiones que más provecho obtienen del comercio de especies bajo Cites.

En América Latina, la venta de palma sago o cica (Cycas revoluta), originaria de países como Brasil, Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Honduras, de la tortuga amazónica taricaya (Podocnemis unifilis), de Perú, y el pepino de mar café (Isostichopus fuscus), de México y Nicaragua, realzan por el número de especímenes exportados.

Por valor económico de las exportaciones, despunta la cera proveniente de la candelilla (Euphorbia antisyphilitica), de México, un arbusto endémico y valioso de las zonas semiáridas del país.

En la medida en que la región latinoamericana combata el tráfico ilegal de especies, los beneficios del intercambio regulado pueden aumentar.

IPS realizó este artículo con el apoyo de Earth Journalism Network, de Internews.

RV: EG

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