BULAWAYO, Zimbabue – La carne, la leche y los huevos son malos para usted, y el ganado es malo para el ambiente. Esa narrativa negativa sobre la contribución del ganado al cambio climático está reduciendo el crecimiento del estratégico sector ganadero del que depende el sustento de más de 1300 millones de personas en el mundo.
En África, la ganadería es vida, ya que proporciona alimentos, nutrición, puestos de trabajo, fuerza de tiro, generación de ingresos y una fuente de significado cultural. Pero los beneficios de la cría de ganado vacuno, caprino, ovino y porcino se pierden cuando se menciona el impacto del ganado en la crisis climática.
En consecuencia, los ganaderos sufren la escasa inversión en el sector ganadero, que tiene el potencial de impulsar el crecimiento económico, hacer frente a la pobreza y alcanzar muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Investigadores, agricultores y empresarios lamentan la percepción negativa de la ganadería como factor que contribuye al cambio climático, y piden un debate equilibrado para destacar la producción ganadera, no como un problema sino como una solución para afrontar el cambio climático, especialmente en los países en desarrollo, como los de África.
Es hora de mirar a la vaca en la habitación, aseguran, remedando el dicho anglosajón que habla del elefante en la habitación, como el problema que la gente alrededor finge no ver pese a que es imposible no hacerlo por sus importantes dimensiones.
Ian Wright, director adjunto del Instituto Internacional de Investigación Pecuaria (ILRI, en inglés), con sede en Nairobi, admite que la producción ganadera está de actualidad por su impacto negativo en el cambio climático, pero insistió en que es un ámbito en el que puede aportar una solución, que al mismo tiempo contribuya a la seguridad alimentaria de África.
Se sugiere que la leche, la carne y los huevos se están convirtiendo en alimentos a evitar, y sin embargo la ganadería es uno de los sectores económicos de más rápido crecimiento en África, afirmó a IPS en una entrevista desde la capital de Kenia.
“La ganadería y los sistemas ganaderos son muy diferentes en las distintas regiones del mundo, y el significado cultural y la importancia económica varían, pero la contribución de la ganadería a la seguridad alimentaria y nutricional en África es absolutamente fundamental”, dijo.
Añadió que la mayoría de los habitantes de África no suelen consumir proporciones adecuadas de proteínas y micronutrientes, en contraste con la situación en el Norte industrializado mundial, donde la gente se beneficiaría de reducir las excesivas cantidades de carne y alimentos de origen animal.
Poner la carne sobre la mesa de debate
“Los debates mundiales en torno a la ganadería tienden a estar dominados por las voces del Norte global, por lo que es importante que nos aseguremos de que las perspectivas sobre el papel de la ganadería del Sur global, incluida África”, pongan sobre las mesas de negociaciones internacionales, planteó Wright.
Solo así, consideró, se podrán articular soluciones equilibradas en aspectos como el papel de la ganadería en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), en especial en cumbres como la 27 Conferencia de las Partes (COP27) sobre cambio climático, que tendrá lugar en noviembre en Egipto.
“El sector ganadero debe abordar estas deficiencias, ya que existen oportunidades para que la ganadería forme parte de los esfuerzos de resiliencia y adaptación; por ejemplo, la variabilidad del clima hace que los cultivos sean demasiado arriesgados, pero el ganado puede seguir produciendo alimentos en tierras que no pueden producir cultivos”, afirmó.
A su juicio, una mejor gestión del ganado y un mejor régimen de alimentación pueden ayudar a reducir las emisiones de los GEI procedentes del ganado, mientras que la gestión sostenible de los pastizales promueve la fijación del carbono en el suelo.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la producción ganadera contribuye a cerca de 40 % del valor mundial de la producción agrícola, al tiempo que contribuye a la seguridad de los medios de vida, la alimentación y la nutrición de miles de millones de personas en todo el mundo.
El crecimiento de la población y la rápida urbanización también están impulsando el apetito por los alimentos de origen animal, como los huevos, la leche, la carne de vacuno y de cerdo, que son también algunas de las mejores fuentes de proteínas, y a menudo asequibles.
El ganado proporciona alimentos densos en energía y ricos en micronutrientes, que son importantes para las mujeres embarazadas y, sobre todo, para los bebés en los primeros 1000 días de vida.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Los científicos tienen claro que el ganado deja una enorme huella de carbono en sus pezuñas. Las evaluaciones de la FAO muestran que las emisiones totales de la ganadería mundial representan 14,5% de todas las emisiones de GEI provocadas por el hombre.
El ganado vacuno, en particular, es el responsable de la mayor parte de las emisiones, alrededor de 65 % de las emisiones del sector, en gran parte del peligroso gas metano. Por ello, hay un movimiento creciente para dejar de comer carne y, en su lugar, promover dietas basadas en plantas para promover la salud y salvar el planeta.
Sin embargo, África es una de las regiones del mundo donde la malnutrición está aumentando. Cada vez hay más personas que pasan hambre y, aún más, no tienen acceso a alimentos nutritivos. La ganadería es en este caso una solución para corregir esa inseguridad alimentaria.
El Banco Mundial señala que África pierde entre 3 y 16 % de su producto interno bruto (PIB) anual, debido al retraso en el crecimiento infantil, y los alimentos de origen animal pueden contribuir a reducir este problema, afirma Adegbola Adesogen, director del Instituto de Sistemas Alimentarios y del Laboratorio de Innovación para Sistemas Ganaderos de la estadounidense Universidad de Florida.
“Debemos dar prioridad a los alimentos de origen ganadero en la nutrición y aumentar el acceso a estos alimentos en toda África, ya que el consumo de alimentos de origen animal en África es bajo”, insta Adesogen.
Por ejemplo, el consumo de carne en Nigeria es menos de 5 % de lo que se consume en Argentina, un gran productor y exportador de carne vacuna, pero los alimentos de origen animal contienen una gran cantidad de macro y micronutrientes vitales para el crecimiento y la salud de los niños africanos.
Invertir en ganado
El sector ganadero atrae poca inversión en comparación con otros sectores agrícolas, pero contribuye hasta 40 % del PIB agrícola en África. De los 129 000 millones de dólares de Ayuda Oficial al Desarrollo en 2020, solo 4,3 % se destinó a la agricultura, y la ganadería solo recibió 1,3 %, señaló Wright.
Emma Naluyima, una pequeña agricultora ugandesa que combina cultivos y ganadería en el desarrollo de su próspera finca de cinco hectáreas, afirma que las políticas de apoyo son fundamentales para promover el desarrollo de la ganadería y los medios de vida de los ganaderos.
Naluyima, en una mesa redonda organizada por el ILRI durante el Foro de la Alianza para la Revolución Verde 2022, realizada en Ruanda, destacó que la ganadería es productiva y rentable cuando los ganaderos reciben apoyo para hacerlo correctamente.
Su granja, basada en prácticas ecológicas y de manejo circular, como el reciclaje de los recursos para proporcionar fertilizantes y pesticidas naturales, así como el uso de los excrementos del ganado y otros residuos para producir biogás, genera 100 000 dólares de ingresos anuales en apenas cinco hectáreas.
Muchos países de África asignan menos de 10% de su gasto público a la agricultura, aunque ese es el compromiso de la Declaración de Malabo sobre la Agricultura, adoptada en 2014 en esa resolución en una cumbre de la Unión Africana, que se revisa bienalmente.
De hecho, el sector ganadero apenas recibe 3 % del presupuesto agrícola, y sin embargo tiene el potencial de transformar los sistemas alimentarios del continente.
Wright afirma que la ganadería puede resolver múltiples retos del sistema alimentario en África, ya que contribuye de forma significativa a la Agenda 2030 y a los 17 ODS que la componen.
“Para un continente que sigue soportando la doble carga de la inseguridad alimentaria y nutricional, los alimentos de origen ganadero pueden reducir la desnutrición de las comunidades más vulnerables”, dijo.
“El sector ganadero debe abordar estas deficiencias, ya que existen oportunidades para que la ganadería forme parte de los esfuerzos de resiliencia y adaptación; por ejemplo, la variabilidad climática hace que los cultivos sean demasiado arriesgados, pero el ganado puede seguir produciendo alimentos en tierras que no pueden producir cultivos”, insistió Wright.
El ILRI ha colaborado con varios gobiernos en el desarrollo de Planes Maestros de Inversión en Ganadería, que han permitido a los gobiernos y al sector privado de África obtener el mejor valor del sector, que lucha por mostrar un retorno de la inversión.
Por ejemplo, a través de su propio plan maestro de inversión en ganadería, el gobierno de Etiopía fue capaz de apuntalar 500 millones de dólares de la inversión del sector privado en la cadena de valor del ganado.
Con las políticas adecuadas para adaptar la ganadería a las necesidades del cambio climático y una narrativa equilibrada sobre ella, el sector puede atraer inversiones e impulsar el desarrollo económico de África, aportando a su población la alimentación y los nutrientes que ahora le faltan, se mostró convencido Wright.
T: MF / ED: EG