SANTIAGO – En la región de Magallanes, la más austral de Chile, surgen con fuerza dudas e interrogantes sobre el impacto medioambiental que significará convertir a esa zona en principal productora mundial de hidrógeno verde.
Los proyectos requieren miles de aerogeneradores, varias plantas desaladoras, nuevos puertos, muelles, caminos y cientos de técnicos y trabajadores provocando un impacto social, cultural, económico y hasta escenográfico.
Chile, el alargado país sudamericano de 19,5 millones de habitantes que va entre la cordillera de los Andes y el océano Pacífico, tiene un enorme potencial de energía solar y eólica en el desierto de Atacama y en la pampa austral. De allí el constante incremento de generación eléctrica a partir de fuentes limpias y renovables.
En el año 2013 solo 6 % de la generación eléctrica se obtenía de fuentes renovables no convencionales (ERNC) y este año ese porcentaje llega a 32 %. La capacidad instalada de ERNC en septiembre alcanzó a 13 405 megavatios (MW) que representa 40,7 % del total. De ese total, la energía solar fotovoltaica representa 23,5 % y la eólica 12,6 %.
En Chile se definen como ERNC a la eólica, la pequeña hidroeléctrica (centrales hasta 20 MW), la biomasa, el biogás, la geotermia, la solar y la energía de los mares.
Según las autoridades, el potencial eólico de Magallanes podría atender 13 % de la demanda mundial de hidrógeno verde con un potencial de 126 gigavatios (GW).
Este hidrógeno es el generado por energías renovables bajas en emisiones en la electrólisis del agua (H2O) descomponiendo las moléculas en oxígeno (O2) e hidrógeno (H2).
El hidrógeno verde representa actualmente menos de 1 % de la energía mundial.
Pero se proyecta como la fuente energética con más futuro para avanzar hacia la descarbonización de la economía y la sustitución de los hidrocarburos, por su potencial en industrias intensivas en uso de electricidad, como el acero y el cemento, o en el transporte aéreo y marítimo.
La Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, lanzada en noviembre de 2021 por el segundo gobierno del derechista Sebastián Piñera (2018-2022), busca aumentar el carbono neutralidad, disminuir la dependencia chilena del petróleo y convertir a Chile en un exportador de energía.
El gobierno de su sucesor, el izquierdista Gabriel Boric, en el poder desde marzo, creó un Consejo Interministerial del Comité de Desarrollo de la Industria de Hidrógeno Verde, con participación de ocho ministros.
“La escala introduce incertidumbre y esta se potencia porque no existe una línea de base. La pregunta es si Chile tiene en este minuto la capacidad para hacer proyectos de gran escala en hidrógeno verde”: Jorge Gibbons.
Desde el Ministerio de Energía, un portavoz informó a IPS que “este comité ya acordó adelantar, de 2025 a 2022, la actualización de la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde y el nuevo cronograma de asignación de terrenos fiscales para estos proyectos”.
“Impulsaremos el hidrógeno verde de forma transversal, con énfasis en el desarrollo local armónico, justo y equilibrado. Al adelantar la actualización de la estrategia, buscamos generar certidumbre para la inversión y comenzar a crear el marco regulatorio necesario para el crecimiento de esta industria en nuestro país”, subrayó.
Advertencias de ambientalistas
En carta al presidente, más de 80 ambientalistas advirtieron el riesgo de convertir a la región de Magallanes y la Antártica Chilena, su nombre oficial, en una zona de sacrificio ambiental para el desarrollo del hidrógeno verde.
“La transición energética no puede implicar el sacrificio de rutas migratorias de aves que están en peligro de extinción, de lo contrario, no sería una transición ni justa ni sustentable”, sostuvo la misiva que no tiene aún respuesta formal.
Los ambientalistas sostienen que el impacto no se restringe a las aves, sino también a las ballenas que allí procrean y a los efectos de plantas desaladoras, grandes puertos y muelles.
Carmen Espoz, decana de Ciencias de la Universidad Santo Tomás, firmante de la carta, dijo a IPS que “la principal advertencia que hemos tratado de levantar a nivel del gobierno, y de algunas empresas con las que hemos conversado, es que se requiere contar con una planificación u ordenamiento territorial, inexistente a la fecha, y contar con información de base de calidad e independiente para la toma de decisiones” sobre el tema.
Espoz, quien también dirige el Centro Bahía Lomas en Magallanes, con sede en Punta Arenas, la capital regional, aclaró que no se oponen al hidrógeno verde sino que demandan que esto se haga bien.
Se requiere con urgencia, planteó, “dejar de tomar las decisiones desde el nivel central sin consulta ni participación real de las comunidades locales y generar información técnica base necesaria”, dijo en una entrevista en Santiago.
Los firmantes piden a Boric que genere un Plan Regional de Ordenamiento Territorial con Evaluación Ambiental Estratégica para evitar un desarrollo incontrolado de proyectos.
“No solo estamos hablando de aves sino de impactos sociales, culturales y ambientales profundos”, precisó Espoz para quien el modelo que impulsan el gobierno y los desarrolladores del hidrógeno verde “no cuenta con la licencia social para implementarlo”.
La cuestión de las aves
Antes de esta carta a Boric, la revista científica internacional Science publicó un texto de científicos chilenos que alertaron sobre impactos potenciales de los aerogeneradores eólicos en las 40 a 60 especies de aves migratorias que visitan Magallanes.
“Se estima que la instalación de aerogeneradores en la ruta migratoria de las aves podría afectar las poblaciones de aves playeras migratorias, lo que es especialmente crítico en los casos del playero ártico (Calidris canutus rufa) y el chorlo de Magallanes (Pluvianellus socialis)”, dijo Espoz.
Ambas especies, precisó, “están en categoría de conservación ‘En Peligro’, así como en el caso del Canquén colorado (Chloephaga rubidiceps)”.
Añadió que si se quiere generar en el sur chileno 13 % de hidrógeno verde mundial, se deberían instalar unos 2900 aerogeneradores para 2027, “lo que podría producir entre 1740 y 5220 colisiones de aves por año”.
Para Jorge Gibbons, biólogo marino de la Universidad de Magallanes, con sede en Punta Arenas, el problema relevante es que Magallanes no tiene una línea de base para problemas medioambientales.
“La escala introduce incertidumbre y esta se potencia porque no existe una línea de base. La pregunta es si Chile tiene en este minuto la capacidad para hacer proyectos de gran escala de hidrógeno verde”, aseveró a IPS desde la capital de Magallanes.
Gibbons cree que tomaría unos dos años actualizar los datos de delfines y ballenas francas (Eubalaena australis).
“Los mayores riesgos en delfines se verán en las angosturas del Estrecho de Magallanes. Hablo de las toninas overas (Cephalorhynchus commersonii) que se encuentran solamente ahí en Chile y cuya población es relativamente pequeña”, explicó.
Propone estudiar la ruta hacia puertos y muelles de estas especies y analizar cómo se reproducen y se alimentan.
“La pregunta es de qué manera el ruido las perturba o rompe sus rutas de movimiento. Estas preguntas no tienen aún respuesta, pero sabemos algunas cosas porque es la especie mejor censada de Chile”, detalló.
Según Gibbons, la carta a Boric llega oportunamente y ayudará a bajar la incertidumbre porque “el proceso está comenzando y la comunidad científica y local se está preguntando ahora si el plan estará bien hecho”.
Pugna de intereses
La sociedad de HIF Chile y Enel Green Power Chile retiró del Sistema de Evaluación Ambiental el estudio del proyecto del Parque Eólico Faro del Sur que implicaba una inversión de 500 millones de dólares para instalar 65 aerogeneradores de tres aspas en 3791 hectáreas en Magallanes.
El estudio se presentó a comienzos de agosto anunciando que se trataba de “un paso decisivo para el futuro de los eCombustibles a base de hidrógeno verde”.
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Pero el 6 de octubre se anunció su retiro tras recibir una serie de observaciones de la Secretaría Regional Ministerial del Medio Ambiente de Magallanes.
“Las observaciones de algunos organismos públicos en el proceso de evaluación de este parque eólico sobrepasan el estándar habitual”, comentó en un comunicado el consorcio conformado por la empresa chilena HIF y la filial de la transnacional italiana Enel.
Argumentó que “es necesario que las autoridades entreguen lineamientos claros a las empresas sobre las expectativas para el desarrollo regional, resguardando a las comunidades y al medioambiente”.
“A la luz de esas exigencias excepcionales es necesario entender qué requerimientos se pueden incorporar y cuáles definitivamente hacen inviables proyectos de este tipo en la región”, advirtió.
El gobierno reaccionó afirmando que es importante recordar que Faro del Sur es el primer proyecto de hidrógeno verde sometido a Evaluación Ambiental en Magallanes.
“Durante el proceso, algunas entidades evaluadoras realizaron observaciones al proyecto, por lo que el titular decidió retirarlo de manera anticipada, lo que no impide que pueda reingresarlo en los plazos que estime conveniente”, indicó a IPS el portavoz del Ministerio de Energía.
Añadió que su despacho reitera “la convicción de desarrollar la industria del hidrógeno verde en el país y que aquello significa dar señales, pero en ningún caso eso debe comprometer los estándares ambientales y la participación ciudadana en los procesos de evaluación”.
El gobierno de Boric, autodefinido como ambientalista, se enfrenta a un creciente distanciamiento entre científicos, dirigentes sociales y compañías energéticas que tienen diferencias para desarrollar el hidrógeno verde en Magallanes.
ED: EG