GINEBRA – Cada año se pierden 12 000 millones de días laborables debido a la depresión o a la ansiedad, lo que le cuesta a la economía mundial casi un billón (millón de millones) de dólares, señalaron, este miércoles 28, publicaciones de dos agencias del sistema de Naciones Unidas.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo al presentar los reportes que “el bienestar de una persona es razón suficiente para actuar, pero la mala salud mental también puede tener un impacto debilitante en el rendimiento y la productividad”.
“Es hora de centrarse en el efecto perjudicial que el trabajo puede tener sobre nuestra salud mental”, añadió Tedros.
El reporte sobre el tema, y directrices para gobiernos, empleadores y organizaciones de trabajadores, presentados por la OMS y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pide nuevas medidas para abordar los problemas de salud mental en el trabajo.
Las directrices recomiendan acciones para abordar los riesgos para la salud mental, como la gran carga de trabajo, los comportamientos negativos y otros factores que crean angustia en las labores.
Por primera vez, la OMS recomienda la capacitación en liderazgo para desarrollar su capacidad de prevenir entornos laborales estresantes y responder a los trabajadores en peligro.
“El bienestar de una persona es razón suficiente para actuar, pero la mala salud mental también puede tener un impacto debilitante en el rendimiento y la productividad. Es hora de centrarse en el efecto perjudicial que el trabajo puede tener sobre nuestra salud mental”: Tedros Adhamom Ghebreyesus.
El Informe Mundial de Salud Mental de la OMS, publicado en junio de 2022, estimó que 1000 millones de personas vivían con algún trastorno mental en 2019 y luego, con la llegada de la pandemia covid-19, trastornos como la depresión o la ansiedad pudieron incrementarse hasta en 25 %.
Ese incremento evidenció lo poco preparados que estaban los gobiernos para su impacto en la salud mental, y reveló una escasez mundial crónica de recursos para encarar esa faceta de la pandemia.
El trabajo, sostiene el informe, amplifica problemas sociales más vastos, que tienen un impacto negativo en la salud mental, incluida la discriminación y la desigualdad.
El acoso (bullying) y la violencia psicológica son las principales denuncias relacionadas con el acoso laboral que repercuten negativamente en la salud mental.
Sin embargo, hablar de salud mental o revelarla sigue siendo un tabú en los círculos profesionales de todo el mundo, se advirtió.
Las directrices también recomiendan considerar más las necesidades de los trabajadores con trastornos mentales, ofreciendo intervenciones que promuevan su regreso al trabajo y, para quienes padecen trastornos mentales graves, proporcionar intervenciones que faciliten el acceso al empleo remunerado.
Se aboga de manera destacada por intervenciones para proteger a los trabajadores de la salud, humanitarios y de emergencia.
Tedros insistió en que “estas nuevas pautas pueden ayudar a prevenir situaciones y culturas negativas en el lugar de trabajo y brindar a los trabajadores la protección y el apoyo para la salud mental que tanto necesitan”.
La nota informativa conjunta OIT-OMS señala estrategias prácticas para gobiernos, empleadores y trabajadores y sus organizaciones, en los sectores público y privado, con el objetivo de promover la salud mental en el trabajo, y subraya que la inversión y el liderazgo serán esenciales para implementarlas.
“Dado que las personas pasan gran parte de su vida en el trabajo, un entorno de trabajo seguro y saludable es esencial. Debemos invertir para construir una cultura de prevención en torno a la salud mental en el lugar de trabajo, dijo Guy Ryder, director general de la OIT.
También será preciso en numerosas ocasiones “remodelar el entorno laboral para acabar con el estigma y la exclusión social, y hacer que los empleados con problemas de salud mental se sientan protegidos y apoyados”,
Según el Atlas de Salud Mental de la OMS, solo 35 % de los países reportan tener programas nacionales para la promoción y prevención de la salud mental relacionada con el trabajo.
En 2020, los gobiernos de todo el mundo gastaron un promedio de solo el dos por ciento de los presupuestos de salud en salud mental, y los países de ingresos medianos-bajos invirtieron menos de uno por ciento.
A-E/HM