RÍO DE JANEIRO – El “escenario de muerte” que representa el gobierno del presidente Jair Bolsonaro exige ampliar la resistencia y eso incluye participar en las elecciones para lograr mayor presencia en los poderes institucionales, decidió la principal organización indígena de Brasil.
Un total de 184 indígenas son candidatos en los comicios del 2 de octubre, contra 133 en 2018 y 85 en 2014, destaca la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (Apib), que une siete organizaciones regionales.
La mayoría postula un escaño en las Asambleas Legislativas de los 26 estados brasileños y en la Cámara de Diputados nacional.
“Vamos ‘aldear (incluir a las aldeas indígenas)’ la política, por un parlamento cada día más indígena”, plantea el manifiesto que la Apib difundió en febrero para movilizar electoralmente a los pueblos originarios y mejorar su peso político.
El domingo 2 habrá en Brasil elecciones nacionales, regionales y legislativas, donde se votará en primera vuelta al presidente y a los gobernadores de los 26 estados y el Distrito Federal, que evitarán la segunda vuelta el 30 de octubre si obtienen la mitad más uno de los votos válidos.
También se eligen los diputados del Congreso Nacional y de cada Asamblea Legislativa regional, junto con 27 senadores, uno por cada región, que representan un tercio de los 81 miembros de la cámara alta.
La participación de las mujeres también subió y alcanza a 85 candidatas o 46,2 % del total, contra 36,8 % en las elecciones de 2018, cuando se eligió la primera indígena para el Congreso Nacional, Joenia Wapichana, diputada del partido Red Sustentabilidad por el estado de Roraima, en el extremo norte de Brasil, en la frontera con Venezuela.
“Ese salto en la cantidad de candidatos indígenas refleja el ascenso en la lucha de los pueblos indígenas por sus derechos, independientemente de cuantos serán elegidos”: Marcio Santilli.
Anteriormente los pueblos originarios solo tuvieron un representante en el Poder Legislativo, Mario Juruna, elegido como diputado nacional por el Partido Democrático Trabalhista de Río de Janeiro en 1982.
Nuevo frente de lucha
“Ese salto en la cantidad de candidatos indígenas refleja el ascenso en la lucha de los pueblos indígenas por sus derechos, independientemente de cuantos serán elegidos”, evaluó Marcio Santilli, socio fundador del no gubernamental Instituto Socioambiental y expresidente de la Fundación Nacional del Indígena (Funai), agencia estatal encargada de la política indigenista.
“La esperanza es que Joenia Wapichana se reelija y deje de ser una representante solitaria en el Congreso. Depende de la respuesta de los electores urbanos, no solo de los indígenas”, observó a IPS desde Brasilia.
Subrayó que “la situación actual es distinta de las elecciones anteriores, hechos recientes despertaron el electorado para la importancia del papel indígena”, incluso en la cuestión ambiental.
La política antiindígena del presidente de extrema derecha, que se niega a demarcar tierras indígenas, un derecho constitucional, y estimula la invasión de las ya demarcadas por los mineros, madereros y agricultores, incluso ilegales, es uno de los factores de un mayor apoyo a la resistencia indígena.
Contener la muerte
El “escenario de muerte” denunciado por la Apib se completó con la mortandad provocada por la pandemia de covid-19 entre los pueblos originarios, por la reducción de recursos humanos y materiales a la que el gobierno sometió la agencia de salud indígena y la Funai, además del nombramiento de dirigentes inadecuados o incluso opuestos a la causa.
La consecuencia más visible son los 1324 indígenas muertos por covid hasta ahora, en una población que sumaba 817 000 indígenas en el censo de 2010, es decir 0,4 % de la población total de 190 millones de habitantes.
Esas cifras se incrementarían mucho en el nuevo censo nacional que se puso en marcha al comienzo de agosto, ya que se estima que los brasileños ya suman más de 214 millones.
Además hubo 176 indígenas asesinados en 2021, muy por encima del promedio anual de 123 en el período 2015-2019, y 148 suicidios, todo un récord. Esa violencia creciente los especialistas la atribuyen a los conflictos por la tierra y la imposibilidad de vivir su propia cultura por falta de tierras en reserva para sus comunidades.
La estrategia de postular muchos candidatos busca dar mayor visibilidad para las luchas indígenas, denunciar los atropellos de los derechos por la política del gobierno actual y cuestionar “el sistema político y electoral que menoscaba las minorías”, resumió Antônio Eduardo de Oliveira, secretario ejecutivo del Consejo Indigenista Misionero (Cimi), vinculado a la Iglesia católica.
Barreras políticas
“El sistema de poder decide sobre temas que afectan a los pueblos indígenas y quilombolas (comunidades afrodescendientes), a las mujeres, la niñez y los ancianos, sin que ellos tengan acceso al Congreso y puedan discutir esas políticas”, señaló a IPS, también desde Brasilia.
Los mecanismos electorales excluyentes resultaron un Congreso “como espacio de los hombres, blancos y conservadores”, lamentó. A las mujeres se concedió una cuota de 30 % de las candidaturas, pero ellas siguen en un tope de 15 % de los legisladores nacionales, aunque sean una mayoría de 53 % del electorado de 156 millones de brasileños.
Los negros, que suman 56 % de la población nacional, también sufren una minúscula representación parlamentaria. Esa realidad no cambiaría ahora, aunque la cantidad de postulantes negros (49,57 %) supera los blancos (48,85 %) por primera vez en la historia, según datos del Tribunal Superior Electoral, responsable del proceso.
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La situación es peor para los aspirantes al Poder Ejecutivo, en particular entre la población originaria.
Una candidatura indígena a la vicepresidencia del país, dos a gobernadores de estado y cuatro a vicegobernadores no tienen ninguna posibilidad de triunfo, así como tres postulaciones al Senado.
Mayor éxito se obtiene en las candidaturas a las elecciones municipales, que se realizan separadamente. En las últimas, en 2020, se eligieron 237 concejales y 10 alcaldes indígena. Pero es una cifra irrisoria en un país con 5570 municipios.
Éxitos posibles
Las mejores posibilidades de triunfo de diputados indígenas están en los estados de Amazonas y Roraima, en el norte amazónico, y en Mato Grosso do Sul, que concentran las mayores comunidades nativas en Brasil.
En Roraima los efectos positivos de la actuación de la diputada Wapichana, especialmente en contener los daños de la pandemia e invasiones de tierras indígenas, estimulan nuevas candidaturas, al igual que en otros estados, sostuvo Santilli.
La Apib decidió concentrar los esfuerzos de su Campaña Indígena en 30 candidatos comprometidos con sus causas y en mejores condiciones de triunfo, en 20 de los 26 estados brasileños. De ellos, 12 se postulan a escaños en la Cámara de Diputados y 18 en las asambleas legislativas de los estados.
Además de la candidata a la reelección de Wapichana, algunas candidatas sobresalen, según Oliveira. Es el caso de Sonia Guajajara, candidata a diputada nacional por el estado de São Paulo y que en 2018 postuló la vicepresidencia del país en la fórmula del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), encabezada por el líder del partido Guilherme Boulos.
Otra es Celia Xacriabá, del estado de Minas Gerais, apoyada por una diputada muy popular, Áurea Carolina, también del PSOL, que renunció a reelegirse.
Los indígenas brasileños suelen adoptar como apellido el nombre de sus etnias, casos de Wapichana, Guajajara y Xacriabá.
No se debe considerar que todas las 184 candidaturas indígenas son favorables a la causa de la población originaria o del medioambiente, advirtió Oliveira.
La gran mayoría es postulada por partidos de izquierda o ambientalistas, pero 13 son del Partido Liberal (PL), el mismo del presidente Bolsonaro y que secundó a su gobierno ultraderechista.
Además, “la tarea no termina el 2 de octubre, día de las elecciones, ni en algunos años venideros”, porque reconstruir todo lo que se ha destruido en los cuatro años del gobierno actual, en términos de ambiente y derechos indígenas, exigirá muchos años de esfuerzos de toda la sociedad y un gobierno favorable, concluyó el secretario ejecutivo del Cimi.
Las encuestas electorales coinciden en que Bolsonaro caería derrotado en su aspiración de reelegirse para un segundo mandato, frente al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), al que incluso los últimos sondeos le dan la posibilidad de ganar en la primera vuelta, sin necesidad de que exista una segunda.