INDRAMAYU, Indonesia – Durante años, Indramayu ha sido conocido como uno de los centros arroceros de Indonesia. La provincia de Java Occidental es la principal productora de arroz del país y generó 1,3 millones de toneladas de arroz descascarado en 2021, según el Centro de Estadísticas de Indonesia (BPS), de un total nacional de 54 millones.
Lo que presenciamos mientras conducimos hacia el distrito confirma la economía predominantemente arrocera. Los campos del cereal se extienden de derecha a izquierda hasta donde alcanza la vista. Estamos a principios de junio, tradicionalmente el comienzo de la cosecha, pero las plantas están verdes, lo que indica que aún faltan meses para la recolección.
También es una clara señal de que el ciclo de cultivo del arroz se ha transformado debido a un cambio en el clima en este país insular situado entre Asia-Pacífico y Oceanía, donde Java es su mayor isla.
Irónicamente, Indramayu fue uno de los cinco distritos (municipios) más pobres de Java Occidental en 2021, según el informe de BPS, que también reveló que la pandemia de covid-19 aumentó la cantidad de pobres en Indramayu en 13 %.
Incluso antes de la pandemia, Indramayu era un foco de pobreza en Indonesia. La mayoría de las personas en el distrito donde predomina el arroz no son agricultores propietarios de tierras, sino trabajadores agrícolas o agricultores sin tierras.
Los arrozales requieren mucha mano de obra solo durante la temporada de siembra y la cosecha, que tienen lugar tres veces al año en promedio.
Eso deja un tiempo libre de tres a cuatro meses para los agricultores sin tierra, momento en que tanto hombres como mujeres migran a la capital, Yakarta, a 240 kilómetros de distancia, para encontrar trabajos temporales, antes de regresar a Indramayu para la cosecha.
Reducción de la migración laboral
El cambio climático global ha alterado estos patrones de siembra, cosecha y migración. Pero un aspecto positivo de esta interrupción es que los agricultores sin tierra han comenzado a encontrar medios de vida alternativos sin emigrar a Yakarta. La piscicultura es una opción popular en el distrito costero.
Los agricultores de Indramayu comenzaron a hacer estanques a lo largo de la orilla del mar para criar langostinos tigre, un producto popular. Pero esta agricultura es vulnerable a las incursiones del océano, incluidos los maremotos.
Es por eso que Edy Prasetyo, de 46 años, eligió ingresar al negocio de la cría de bagre en 2001. Veintiún años después, Prasetyo tiene 69 estanques en la aldea de Soge, subdistrito de Kandanghaur.
En los últimos años, el bagre (actinopterigios de agua dulce y salada) se ha convertido en la comida callejera favorita de las personas de ingresos medios y bajos en casi todas las ciudades importantes de Indonesia.
La demanda es tan alta que en el área de Yakarta, donde se vende la mayor parte del bagre de Indramayu, la escasez es común. Al ver la oportunidad, algunos jóvenes productores locales se han enriquecido rápidamente.
Es un trabajo exigente, dice Prasetyo a a IPS durante su visita a la zona.
“Tenemos que ceñirnos a un horario fijo de alimentación, incluso durante la noche y cuando llueve. Imagínese caminar alrededor de los estanques bajo una fuerte lluvia y arrojarles la comida a los bagres. Tengo 69 estanques. Necesito al menos 10 personas para hacerlo”, explicó.
Pero ahora, la nueva tecnología está facilitando la vida de los agricultores.
En octubre de 2020, la oficina en Indonesia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Universidad de Agricultura de Bogor (IPB) introdujeron la tecnología conocida como eFishery en la aldea de Prasetyo.
Después de una breve capacitación, él y otros criadores de bagre comenzaron a adoptar el sistema, en particular, un alimentador de peces automático digital.
Inventado por un graduado del Instituto de Tecnología de Bandung de Indonesia, Gibran Huzaifah, el alimentador automático se conecta a través de Internet a los teléfonos inteligentes de los agricultores. Allí pueden determinar la especie de los peces, los horarios de alimentación y la cantidad de gránulos de comida que se arrojarán a los estanques.
Detector del nivel de hambre
El alimentador automático está equipado con un sensor basado en vibraciones dentro del agua que puede leer los movimientos de los peces hambrientos comparado a los no hambrientos. Guiada por el horario de alimentación del piscicultor, cuando la inteligencia artificial detecta hambre, libera la cantidad de alimento requerida. Esto evita la alimentación excesiva o insuficiente de los peces.
Los sensores de eFishery recopilan y almacenan datos en tiempo real, como los volúmenes de alimento y los niveles de consumo. Los piscicultores pueden acceder a esto a través de la web y las aplicaciones móviles de eFishery en su teléfono inteligente, tableta o computadora y realizar los cambios necesarios en la alimentación.
“Este es el tipo de tecnología que necesitamos”, dice Prasetyo. “Reduce el tiempo dedicado a alimentar al bagre y ahorra mucha energía”, agrega.
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Con eFishery, la producción aumentó entre 25 y 30 %, dice el agricultor y ahora piscicultor, y añade que tiene más tiempo para dedicarlo a otras cosas. Los beneficios adicionales de la tecnología incluyen que se puede controlar el tamaño y el peso del bagre y monitorear la calidad del agua.
Mientras Prasetyo hablaba, varios hombres colocaban cubos de bagre en balanzas y luego los pasaron a un pequeño camión, que pronto salió del pueblo con destino a Yakarta.
El subdistrito de Losarang ahora se ha convertido en el centro del bagre de Indramayu, y la mayoría de los residentes cultivan la especie. Los estanques de bagres dominan el paisaje. “El 60 % de las 200 hectáreas de estanques de bagre de Indramayu se encuentran en el subdistrito de Losarang”, señaló Thalib, el jefe de la aldea.
La tecnología y el conocimiento se han extendido por toda el área, y la historia de éxito de Prasetyo ha atraído a pescadores de otras aldeas para aprender sobre eFishery.
“Esto es lo que quieren los países miembros. Para eso está diseñado este proyecto”, dijo Aziz Elbehri, economista sénior de la oficina regional de la FAO en Bangkok, la capital de Tailandia, quien dirige la Iniciativa de las 100 Aldeas Digitales (DVI) para Asia y el Pacífico.
Siendo una iniciativa mundial inspirada por el director general de la FAO, QU Dongyu, la DVI se está poniendo a prueba en la región de Asia y el Pacífico. La aldea de Soge es una de las muchas que muestran y comparten sus avances con otras aldeas y áreas de Asia y el Pacífico, así como con otras regiones del mundo.
“Una empresa exitosa en un pueblo debe ser copiada, o en términos populares, replicada en otros pueblos. Y esto es lo que está sucediendo aquí ahora”, dijo Elbehri a IPS cuando él y su equipo de la FAO visitaron la aldea de Soge el 26 de mayo.
“Indonesia es una de las historias de éxito”, dijo Elbehri, señalando a varias piscicultoras de bagre que se unieron a su visita. Dado que eFishery es una innovación nacional, el proyecto también impulsa la excelencia nacional, agregó.
Los desafíos continúan
La cría de bagres no está exenta de desafíos, cuenta Mardiah, de 52 años, que se dedica a la cría de la especie hace 26 años.
«A veces sufrimos la falta de agua durante sequías prolongadas, lo que ha provocado la muerte de muchos de nuestros bagres. En otros momentos, nos inundamos durante las fuertes lluvias y nuestros estanques se destruyen”, dijo a IPS, y agregó que los agricultores pueden hacer poco ante estos fenómenos naturales. La enfermedad es otra amenaza grave.
Pero el mayor dolor de cabeza de los agricultores es el alto precio del alimento para bagres. “Cada vez más personas fabrican estanques para peces, mientras que la producción de alimentos para bagres sigue siendo la misma. Esto hace que su precio se dispare”, dijo Mardiah.
El director de la Oficina Marina y Pesquera de Indramayu, Edi Umaedi, dijo a IPS que los estanques de peces cubren 560 hectáreas en su área, más de la mitad se utiliza para la cría de bagres. El año pasado, la producción de bagre de Indramayu alcanzó las 85 000 toneladas.
Implementar el negocio no es difícil, agregó Umaedi, y los agricultores lo prefieren porque, a diferencia del arroz, el bagre puede soportar la escasez de agua y no requiere riego.
“Los estanques de peces, particularmente los estanques de bagres, no necesitan una gran cantidad de tierra. Un estanque de 100 o 200 metros cuadrados es suficiente para criar bagres”, dijo.
Hasta la fecha, la FAO y la IPB han implementado eFishery en 30 aldeas en Java Occidental y hay planes para expandirse a otras provincias de Indonesia.
T: MLM / ED: EG