NACIONES UNIDAS – Las agencias de ayuda humanitaria de las Naciones Unidas se movilizaban este miércoles 22 para labores de rescate y ayuda a las víctimas del terremoto que sacudió el sureste de Afganistán y causó más de 1000 muertos y al menos 1600 heridos.
Equipos móviles de la Organización Mundial de la Salud (OMS), del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha) llegaron con primeros auxilios a las castigadas provincias de Paktiká y Jost, a unos 150 kilómetros al sureste de la capital, Kabul.
Pero los trabajadores humanitarios carecen del equipamiento necesario para sacar los cuerpos debajo de los escombros de los centenares de casas derruidas por el sismo, de magnitud 6,1 en la escala de Richter, que en plena madrugada sacudió esas provincias fronterizas con Pakistán y que reúnen millón y medio de habitantes.
Ramiz Alakbarov, coordinador residente de la ONU en Afganistán, subrayó que las actuales condiciones climáticas de Afganistán –lluvia, viento y nieve- dificultan las tareas de rescate, y mostró preocupación por la posible propagación de enfermedades una vez que centenares de familias afectadas sean colocadas en refugios temporales.
Para ayudas inmediatas se requieren unos 15 millones de dólares, dijo Alakbarov, “y desconozco la cifra que se necesitará a partir de mañana”.
El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que “contamos con la comunidad internacional para que ayude a los cientos de familias afectadas por este último desastre. Ahora es el momento de la solidaridad”.
“Mi corazón está con el pueblo de Afganistán, que ya se resiente de los efectos de años de conflicto, dificultades económicas y hambre”, afirmó Guterres.
Afganistán, con 39 millones de habitantes, es de los países más castigados por el hambre y la pobreza en el mundo, al cabo de décadas de conflictos armados que culminaron en agosto de 2021 con la toma del poder por el movimiento talibán y el retiro de las fuerzas estadounidenses que por años combatieron esa milicia islamista.
Varios millones de afganos huyeron en lo que va de siglo, principalmente a países vecinos, o se vieron forzados a dejar sus hogares como desplazados dentro del país.
Tanto las autoridades del gobierno en manos de los talibanes como los responsables de Naciones Unidas temen que el número de víctimas –muertos, heridos y familias sin hogar- aumente al paso de las horas, cuando se conozca con mayor precisión el impacto del violento terremoto.
En algunos distritos urbanos se destruyeron total o parcialmente hasta 70 por ciento de las viviendas, y las cifras de daños pueden crecer a medida que se contacte a las comunidades rurales en aldeas remotas también afectadas por el sismo, que se sintió en localidades del vecino Pakistán e incluso de India.
El líder supremo de los talibanes, el mulá Hibatullah Akhundzada, aseguró que las autoridades que la ONU reconoce como gobierno de facto “adoptarán todas las medidas necesarias para evacuar a los mártires y transportar y atender a los heridos”, así como para “dar una ayuda inmediata a las personas afectadas”.
“Pedimos igualmente a la comunidad internacional, las organizaciones caritativas y todas las organizaciones humanitarias que ayuden al pueblo de Afganistán a hacer frente a esta gran tragedia”, agregó Akhundzada en un comunicado.
Afganistán es recurrentemente afectado por sismos, muchos en el macizo montañoso de Hindu Kush, fronterizo con Pakistán. Allí en marzo de 2002 un fuerte doble sismo causó la muerte de 1100 personas.
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