SANTIAGO – Casi ocho millones de personas se agregarán este año a los 86,4 millones cuya seguridad alimentaria ya estaba en riesgo, al sumarse la guerra en Ucrania a un conjunto de factores que elevan la pobreza en América Latina y el Caribe, advirtió este lunes 6 la Cepal.
La región “enfrenta contextos internos caracterizados por una fuerte desaceleración económica, aumentos de la inflación y una lenta e incompleta recuperación de los mercados laborales, lo que aumentará los niveles de pobreza y pobreza extrema”, señaló el nuevo análisis divulgado por la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) en su sede en Santiago de Chile.
La pobreza alcanzaría a 33,7 % de 629 millones de latinoamericanos y caribeños (1,6 puntos porcentuales más que lo estimado en 2021) y en la pobreza extrema estaría 14,9 % de la población.
El aumento en el número de pobres “refleja el fuerte incremento de los precios de los alimentos”, según la Cepal, con “niveles notoriamente superiores a los observados antes de la pandemia covid-19, e implican retroceso en la lucha contra la pobreza”.
El crecimiento económico regional, que fue de 6,3 % en 2021, se calcula para este año en apenas 1,8 %, y la tendencia es a regresar al lento patrón del período 2014-2019, cuando fue de apenas 0,3 %, inferior al crecimiento poblacional.
El contexto internacional, en el que destaca la coyuntura del conflicto en Ucrania, está marcado por la incertidumbre, la inflación –especialmente en alimentos y energía-, y desaceleración de la actividad económica y el comercio, dice el informe.
En el plano interno, la región “enfrenta contextos internos caracterizados por una fuerte desaceleración económica, aumentos de la inflación y una lenta e incompleta recuperación de los mercados laborales”.
“La coyuntura no debe ser vista como un fenómeno aislado pues sus efectos se combinan con los causados por más de un decenio de crisis acumuladas”, observó al presentar el informe el secretario ejecutivo interino de la Cepal, Mario Cimoli.
Entre las crisis que se acumular para atascar los avances económicos y sociales en la región, Cimoli mencionó la crisis financiera internacional, las tensiones económicas entre Estados Unidos y China, y la pandemia.
Pero los avances en la vacunación, las menores restricciones a la movilidad y la reapertura de las escuelas impulsarán una recuperación de los niveles de participación laboral, en especial de la femenina, que ha sido la más afectada pues las mujeres salieron en mayor proporción del mercado laboral durante la pandemia.
Por otra parte, las economías latinoamericanas y caribeñas experimentan un incremento de la tasa de inflación, que fue 6,6 % anual al cierre de 2021 y aumentó a 8,1 % en abril de 2022.
Muchos bancos centrales anticipan que la inflación se mantendrá elevada en lo que resta de año, indicó la Cepal.
El documento agrega que los mayores precios de las materias primas, el aumento de los costos de transporte y las perturbaciones en las cadenas internacionales de suministro impactarán las exportaciones de bienes de la región.
En diciembre de 2021, la Cepal proyectó un aumento de 10 % del valor de las exportaciones regionales de bienes y de nueve por ciento del de las importaciones.
Sin embargo, el alza de los precios de varios de los principales productos que la región comercializa eleva la proyección para 2022 a una expansión de 23 %, tanto de las exportaciones como de las importaciones.
El organismo considera que para responder a la coyuntura y dinamizar un crecimiento sostenible e inclusivo se requerirán políticas fiscales y monetarias que favorezcan ese proceso.
Su primera recomendación es seguir utilizando la política fiscal como elemento central de la política de desarrollo, lo que requiere fortalecer los ingresos públicos para ampliar el espacio fiscal.
“Es necesario reducir la evasión, reorientar gastos tributarios y fortalecer la progresividad de la estructura tributaria”, expuso el documento.
En lo inmediato se considera necesario sostener el bienestar de los sectores más pobres, y “la seguridad alimentaria debe ser una prioridad”.
Para ello no se debe restringir el comercio internacional de alimentos y fertilizantes –de los que la región es importador neto- pues hacerlo aceleraría la inflación y dañaría a los más pobres.
También se deben considerar acciones como mantener o aumentar los subsidios a alimentos, implementar acuerdos de contención de precios de la canasta básica, con los productores y las cadenas de comercialización, y reducir o eliminar aranceles a la importación de granos y otros productos básicos.
A mediano plazo, son necesarias políticas agrícolas e industriales que fortalezcan el apoyo a la producción agropecuaria, así como aumentar la eficiencia en el uso de fertilizantes, priorizando los biofertilizantes. La política industrial es clave para reducir la dependencia de la importación de fertilizantes en el mediano plazo.
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