ROMA – El número de personas que enfrentan una inseguridad alimentaria aguda y necesitan asistencia urgente crece a un ritmo alarmante y pasa de 193 millones en todo el globo, alertó un informe divulgado este lunes 4 por agencias del sistema de Naciones Unidas.
David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), dijo que “millones de personas en docenas de países están siendo llevadas al borde de la inanición. Los conflictos, la crisis climática, la covid-19 y el aumento de los costos de los alimentos y el combustible han creado una tormenta perfecta”.
El estudio registró que en 2021 hubo un “aumento espectacular” de 25 % en la inseguridad alimentaria aguda, agregándose 38 millones de personas a ese cuadro urgente que contaba 193 millones de personas aún antes del estallido de la guerra en Ucrania tras las invasión de fuerzas rusas el pasado 24 de febrero.
“El vínculo trágico entre el conflicto y la inseguridad alimentaria es una vez más evidente y alarmante”, observó Qu Dongyu, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que auspició el estudio junto a la Unión Europea y otras entidades.
Los resultados del informe “demuestran aún más la necesidad de abordar colectivamente la inseguridad alimentaria aguda a nivel mundial en el contexto humanitario, de desarrollo y de paz”, dijo Qu.
“Millones de personas en docenas de países están siendo llevadas al borde de la inanición. Los conflictos, la crisis climática, la covid-19 y el aumento de los costos de los alimentos y el combustible han creado una tormenta perfecta”: David Beasly.
Conflictos armados han asolado a varios de los 53 países y territorios considerados en el estudio, y unas 730 000 personas se enfrentan a la situación de catástrofe (hambruna), la más grave en la escala de cinco de la Clasificación Integrada en Fases de Seguridad Alimentaria.
Unas 400 000 de estas personas se encuentran en partes de Etiopía afectadas por el conflicto en su región de Tigray (norte), el número más alto registrado desde la hambruna de 2011 en Somalia, mientras que las restantes están en Madagascar, Somalia, Sudán del Sur y Yemen.
Pero también en situaciones límite, al borde mismo de la hambruna, están 44 millones de personas en 38 países (eran 27 millones en 2019), y las necesidades siguen aumentando, según el PMA.
La inseguridad alimentaria aguda (fase cuatro), que alcanza a 193 millones, se presenta cuando la incapacidad de una persona para consumir alimentos adecuados pone en riesgo inmediato su vida o sustento.
Difiere del hambre crónica, cuando una persona no puede consumir suficientes alimentos durante un período prolongado para mantener un estilo de vida normal y activo, situación que afecta a más de 800 millones de personas en el mundo.
Al observar los mismos 39 países o territorios que aparecen en todas las ediciones del informe, la cantidad de personas que enfrentan crisis alimentaria en fase tres o peor casi se duplicó entre 2016 y 2018, tendencia impulsada por conflictos, crisis económicas, ambientales y de salud, junto a la pobreza y la desigualdad.
Pero el conflicto sigue siendo el principal impulsor de la inseguridad alimentaria, según el informe, que aunque no incluye los impactos del conflicto en Ucrania, muestra que la guerra ya ha expuesto la naturaleza interconectada y la fragilidad de los sistemas alimentarios mundiales.
Ucrania y Rusia son grandes productores y exportadores de trigo y otros cereales, más aceites comestibles en el caso ucraniano e hidrocarburos en el ruso, por lo que el conflicto se traduce en interrupción de las cadenas de suministro y alzas de precios que impactan con mayor rudeza a los países pobres.
El informe se acompaña con una declaración según la cual “la situación exige una acción a gran escala para avanzar hacia enfoques integrados de prevención, anticipación y una mejor focalización para abordar de manera sostenible las causas profundas de las crisis alimentarias”.
Allí se debe incluir a “la pobreza rural estructural, la marginación, el crecimiento demográfico y los sistemas alimentarios frágiles”, según la declaración de la FAO, el PMA, la Unión Europea, el Banco Mundial y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo.
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