La economía mundial paga el precio de la guerra en Ucrania

El alza en los precios de alimentos, de los que Ucrania y Rusia son exportadores, es una de las consecuencias sobre la economía mundial de la guerra entre esos dos países, y el FMI ya rebajó las expectativas de crecimiento en al menos 143 países. Foto: Alessia Pierdomenico/FAO

WASHINGTON – La economía mundial crecerá este año 3,6 %, y no 4,4 % como se preveía hace tres meses, debido a la guerra en Ucrania, que perturba el comercio y eleva los precios de la energía y los alimentos, indicó en un nuevo informe este martes 19 el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“Justo en el momento en que parecía perfilarse una recuperación duradera tras el colapso económico mundial causado por la pandemia, la guerra ha generado la perspectiva muy real de que gran parte de ese avance se evapore”, señaló el economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas.

La merma prevista sigue a un crecimiento de 6,1 % el año pasado, y para 2023 se prevé una mejora de 3,6 %, también inferior a la de 3,8 % estimada en enero.

En el caso de América Latina y el Caribe, región menos impactada que las vecinas del conflicto, el crecimiento puede mantenerse en 2,5 % tanto en 2022 como en 2023.

Los contendientes resultan gravemente perjudicados: la economía de Rusia se contraerá, -8,5 % este año y -2,3 % el próximo, y la de Ucrania caerá -35 %.

Pero la guerra impacta en todas las regiones y, durante las reuniones de primavera que realizan el Banco Mundial y el FMI en esta capital, han rebajado las previsiones de crecimiento para 143 países.

“Como una ola sísmica, sus efectos se propagarán a lo largo y ancho del mundo, por vía de los mercados de materias primas y los vínculos comerciales y financieros”, expuso el francés Gourinchas.

Recordó que Rusia es un importante proveedor de petróleo, gas y metales, y, junto con Ucrania, de trigo y maíz.

“Como una ola sísmica, sus efectos se propagarán a lo largo y ancho del mundo, por vía de los mercados de materias primas y los vínculos comerciales y financieros”: Pierre-Olivier Gourinchas.

La reducción del suministro de estos productos básicos ha hecho que sus precios se disparen, y los importadores de materias primas en Europa, el Cáucaso y Asia central, Oriente Medio y Norte de África, más la región de África subsahariana, son los más afectados, de acuerdo con el análisis.

Pero el alza de precios de los alimentos y los combustibles perjudicará a los hogares de menores ingresos de todas las regiones del mundo, incluidos el resto de Asia y el continente americano.

En numerosos países la inflación se ha convertido en un riesgo inminente y, tratando de contenerla, muchos bancos centrales, como la Reserva Federal de Estados Unidos, ya han dado pasos hacia un endurecimiento de la política monetaria.

“Ahora proyectamos que la inflación permanecerá elevada por mucho más tiempo. En Estados Unidos y algunos países de Europa ha alcanzado máximos inéditos en más de 40 años, en medio de escasez de mano de obra”, apuntó Gourinchas.

Los aumentos de precios de los alimentos y los combustibles “también pueden incrementar considerablemente las probabilidades de malestar social en los países más pobres”, agregó.

Se prevé que la escalada de los precios de las materias primas y la subida de las tasas de interés mundiales reducirán aún más el espacio fiscal, sobre todo en economías de mercados emergentes y en desarrollo importadoras de petróleo y alimentos.

La guerra también incrementa el riesgo de una fragmentación más permanente de la economía mundial en bloques geopolíticos con diferentes normas tecnológicas, y distintos sistemas de pagos transfronterizos y de monedas de reserva.

Un “desplazamiento tectónico” de este tipo ocasionaría pérdidas de eficiencia a largo plazo, incrementaría la volatilidad y plantearía un grave problema para el marco basado en reglas que ha regido las relaciones internacionales y económicas en los últimos 75 años, asentó el informe entregado por el experto del FMI.

En lo que se refiere al clima, “es imperativo cerrar la brecha entre las metas declaradas y las medidas de política. Un precio internacional mínimo del carbono diferenciado según el nivel de ingreso de cada país sería una manera de coordinar las campañas nacionales para reducir los riesgos de sucesos climáticos catastróficos”.

“Igual importancia reviste la necesidad de asegurar un acceso mundial equitativo a todas las herramientas disponibles para luchar contra la covid-19”, y “la cooperación multilateral sigue siendo esencial para avanzar hacia esas metas”, se indicó.

Sin embargo, “la prioridad más inmediata es poner fin a la guerra” en Ucrania, concluyó Gourinchas.

A-E/HM

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