ROSSEAU, Dominica – Una asociación mundial de 202 países e instituciones pone el foco en la acción climática, mediante el apoyo a los gobiernos para establecer e implementar las contribuciones previstas y determinadas a nivel nacional (NDC), que fijan el compromiso de cada uno para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Como piedra angular del Acuerdo de París aprobado en 2015, los países deben presentar cada cinco años a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) unas NDC revisadas y progresivamente más ambiciosas.
Tras años de planificación, los gobiernos de los países están pasando a la aplicación de las NDC. Recurren a la experiencia técnica y al apoyo financiero de la Alianza NDC para cristalizar la acción climática en medio de la actual crisis climática y la persistencia de la pandemia de covid-19.
A pesar de los retos que plantea la pandemia, la Alianza NDC evidencia que muchos países han avanzado en sus compromisos voluntarios en la lucha contra el cambio climático y en el avance del desarrollo sostenible.
La pandemia retrasó la presentación de las NDC y los planes de acción climática de algunos países, pero aun así se han producido avances significativos en la implementación de esos compromisos en tres sectores críticos: energía renovable, seguridad alimentaria y adaptación al clima.
Los representantes de los miembros de la Alianza, como la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD, en inglés), debatieron en forma virtual sobre los retos a los que se enfrentan los países en la aplicación de las NDC en sus respectivos sectores y reflexionaron sobre los éxitos y las lecciones aprendidas en los últimos años.
“Fue súper difícil con la covid, pero tengo que decir que es realmente notable”, dijo Elizabeth Press, directora de planificación y apoyo a programas de Irena. “La mayoría de los países se implicaron mucho (en la revisión y aplicación de las NDC) y trabajaron duro para compensar las carencias. El modo de funcionamiento virtual no era óptimo, pero muchos países lo hicieron funcionar”, añadió.
Durante el último ciclo de revisión de las NDC, detalló, Irena ha trabajado con más de 70 países para incorporar los objetivos de energía limpia a sus NDC, un proceso que según aseguró ha sido más colaborativo y ágil que en fases anteriores.
“Comparando la primera ronda de trabajo de las NDC que se realizó en torno al Acuerdo de París y ahora, hay una gran diferencia”, dijo Press. La primera ronda fue realizada en gran parte por los ministerios de medio ambiente y los consultores, y no fue un proceso gubernamental integrado, recordó.
Press explicó que “ahora es diferente y me da la esperanza de que esto (la NDC de un país específico) no es solo un documento que hay que presentar a las Naciones Unidas, sino que se ha estudiado seriamente y se ha realizado una amplia consulta sobre cómo formular y ejecutar estas promesas de una manera segura para el clima».
De cara al futuro, Press señaló que los países han solicitado la ayuda de Irena para garantizar una transición fluida hacia las energías renovables mediante la recopilación de datos, la elaboración de hojas de ruta, la ejecución de proyectos y otras cuestiones relacionadas con la transición energética, como la seguridad del agua y los alimentos.
La seguridad alimentaria es una prioridad para los miembros de la Alianza NDC, que reconocen que erradicar el hambre es fundamental para hacer frente al cambio climático. Igualmente, el lograr el 2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el del Hambre Cero, también requiere que las NDC adopten la agroecología y la agricultura sostenible.
De hecho, 95 % de las NDCs incluyeron la agricultura como un sector prioritario para la acción climática.
Esto es importante porque la agricultura es tanto una fuente de emisiones de gases de efecto invernadero como una parte importante de la solución a la crisis climática para la mitigación, la adaptación y la creación de resiliencia, dijo Zitouni Ould-Dada, director adjunto de la FAO para Cambio Climático, Biodiversidad y Medio Ambiente.
Según la FAO, el sistema agroalimentario mundial contribuye con más del 30 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano. “Cuando decimos agricultura, incluimos la pesca, la silvicultura y el uso de la tierra”, puntualizó Douda.
La FAO ayuda a los países a aumentar su ambición climática y a integrar la agricultura y los sistemas alimentarios en sus NDC.
“Recientemente proporcionamos asistencia técnica a 21 países para acelerar la aplicación de sus NDC y aumentar la ambición de sus compromisos, y hemos estado facilitando este apoyo a los países desde 2017”.
Ould-Dada señaló que los programas de la FAO garantizan que los compromisos nacionales se traduzcan en políticas concretas sobre el terreno.
Al reflexionar sobre los éxitos de la FAO, el director ajunto cita un mayor acceso a la financiación para los agricultores, una mayor participación de la sociedad civil y las organizaciones de mujeres en la determinación de los compromisos climáticos de los países. Además, enumera un conjunto de incentivos para los agricultores.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Para otros miembros de la Alianza NDC, sin embargo, el éxito puede encontrarse en el aumento de las iniciativas o proyectos locales de adaptación al clima, diseñados para ayudar a las comunidades a mitigar y prepararse para los efectos del cambio climático.
“La ampliación de la adaptación es importante para muchos países, especialmente los de los grupos de Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (Peid) y Países Menos Adelantados (PMA), que son los que menos han contribuido a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, pero los más vulnerables a los efectos del cambio climático”, dijo Anne Hammill, directora principal del programa de resiliencia del IISD.
El IISD destacó que muchos países están incluyendo ahora información sobre cómo prepararse para las amenazas y los desastres provocados por el clima como parte de la actualización de sus informes sobre las NDC.
A través de la Red Global de Planes Nacionales de Adaptación (PNAP), el IISD ayuda a los países a identificar y alcanzar las prioridades de adaptación trabajando con grupos de ciudadanos y de la sociedad civil. Hammill señala las asociaciones con los gobiernos de Costa Rica y Tonga como ejemplos de esta fructífera colaboración en acciones climáticas.
“En Costa Rica, trabajamos con el gobierno para poner en marcha el proyecto Next Season, que ofrecía residencias a artistas para que adoptaran enfoques creativos para informar al público sobre las políticas climáticas”, dijo Hammill.
En Tonga, añadió, “ayudamos al gobierno a celebrar el primer taller de participación de los medios de comunicación en su plan nacional sobre el clima, así como a preparar un informe para seguir los progresos de su plan nacional sobre el clima y trabajar para revisar su política sobre el cambio climático”.
Según Hammill, cada vez son más los países que pasan de la planificación a la acción y que vinculan los proyectos de adaptación sobre el terreno a un mandato y una visión nacionales más amplios establecidos en sus PNAP y NDC.
Para el IISD, la Alianza NDC ha sido fundamental para abordar un área de preocupación crítica: la coordinación del apoyo.
“Existe un panorama muy diverso de apoyo a los países y una capacidad relativamente limitada para navegar, y no digamos para absorber dicho apoyo”, dijo Hammill. Este problema de coordinación puede ser especialmente grave en los PMA y los Peid y puede obstaculizar el progreso, por no hablar del uso eficiente de los recursos.
Reconociendo que no es fácil tomar medidas determinantes sobre el clima, los miembros de la Alianza NDC afirman que los equipos nacionales sobre el clima siguen enfrentándose a desafíos, como la insuficiencia de fondos, la falta de personal y las carencias de conocimientos y recursos relacionados con las herramientas y la planificación del clima.
Sin embargo, con los recursos, la experiencia y la financiación de la Alianza, aseguran que sus países miembros e instituciones están encontrando formas de avanzar juntos en el desarrollo sostenible y la acción climática local, subrayando el valor de la acción colectiva.
La necesidad y urgencia de una acción colectiva es más evidente que nunca tras la publicación el 28 de febrero del último informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), dedicado a los impactos del cambio climático en los ecosistemas, la biodiversidad y las comunidades locales a nivel mundial y regional.
Las conclusiones del informe subrayan la urgencia de los esfuerzos de adaptación a nivel mundial para impulsar la acción climática, algo que la Alianza se ha comprometido a hacer.
Actuando juntos, los miembros de la Alianza NDC están trabajando para garantizar que los países estén mejor preparados para los impactos del cambio climático, ahora y para las generaciones futuras, aseguraron sus representantes.
T: MF / ED: EG