SAN SALVADOR – El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, pareciera querer acelerar a toda costa la aceptación no solo del bitcóin en la economía interna, sino de los proyectos vinculados: el minado de esa criptomoneda y la construcción de Bitcoin City, en el este del país. Pero las cosas no van caminando con la celeridad y certeza que él quisiera.
Además, de esas dos últimas iniciativas, envueltas en un manto de oscuridad, poco o nada se sabe, a parte de un par de datos aislados publicados por Bukele en sus tuits, la fórmula preferida del mandatario de 40 años para comunicar sus decisiones.
De Bitcoin City, o Ciudad Bitcóin, el gobierno solo ha dicho que se ubicará en las cercanías de Conchagua, una ciudad del oriental departamento de La Unión, y que será una megaurbe futurista, en forma circular, donde la moneda de preferencia será esa criptomoneda.
Habrá hoteles, centros comerciales, plazas y otras variadas instalaciones, y los inversionistas que lleguen ahí con su dinero no pagarán impuestos, excepto el IVA y algunas tasas municipales.
“Ni siquiera sabemos dónde será Bitcoin City, dónde se construirá exactamente”, señaló a IPS Mario Chavarría, director de la Agencia para el Desarrollo Económico Local de La Unión, que ejecuta programas en varios rubros en esa zona.
Todo está “como en el aire”, agregó.
Además, la sola idea de que ahí se levantará una ciudad de esas características ha elevado los precios de las propiedades.
“La noticia ha sido como un boom, y hay mucha expectativa, y a raíz de eso, los precios de los bienes inmuebles se han disparado, anda mucha gente comprando propiedades en estos momentos”, acotó.
El problema, dijo, es que “son campesinos, se están deshaciendo de sus medios de vida, seguramente van a invertir en otras cosas, pero se han ido desprendiendo de un activo que es algo real”, a cambio de una burbuja.
Y con el comportamiento del bitcóin en la economía tampoco le ha ido del todo bien al gobierno, de momento, sobre todo porque la gente no termina de asimilarla, tras cinco meses de haber sido implementada.
Información a cuentagotas
El Salvador se convirtió, el 7 de septiembre pasado, en el primer país del mundo en adoptar el bitcóin como moneda de curso legal. El dólar estadounidense también circula desde que se dolarizó la economía, en 2001.
Y para promover el uso del criptoactivo, el gobierno otorgó 30 dólares a todas las personas que se inscribieran en la billetera electrónica estatal, la llamada Chivo Wallet, para que la gente realice las transacciones y aprenda a usarla. En la jerga local, chivo es algo agradable o genial.
Sin embargo, más allá de ese primer entusiasmo por esos 30 dólares, en general la ciudadanía sigue mostrando resistencia a aceptar la criptomoneda masivamente.
Un sondeo de opinión publicado a principios de enero por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) reveló que 70 % de los encuestados aún se muestra apático con los bitcoines.
“Ese ha sido un experimento que ha tenido una alta dosis de improvisación y de opacidad”, explicó a IPS el economista Ricardo Castaneda, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), con sede en Ciudad de Guatemala.
No hay información pública, agregó el experto salvadoreño, ni un estudio técnico que permita saber los beneficios y los costos, ni tampoco para realizar una evaluación certera de ese proceso.
El gobierno, además, sigue recibiendo críticas y llamados a olvidarse del asunto del bitcóin por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha dicho que eso trae riesgos significativos a la economía.
En una especie de relación de amor y odio, el gobierno, por un lado, le ha plantado cara al FMI y, por otro, está negociando un acuerdo para obtener una inyección de 1300 millones de dólares para aliviar su hueco fiscal y otras necesidades urgentes.
Ese acuerdo con el FMI, estancado desde marzo de 2021, es vital en momentos en que El Salvador tiene serios problemas para financiarse con más deuda.
“Más allá de que la deuda publica cerró el 2021 con más de 86 % del producto interno bruto (PIB), son las complicaciones que tiene para conseguir el financiamiento”, añadió Castaneda.
Agregó que el año pasado el país no salió a emitir bonos porque su perfil de riesgo aumentó significativamente.
Y eso es explicado, dijo, por los ruidos políticos que ha metido Bukele en el país, confrontando con medio mundo con su estilo autoritario de gobernar, “pero también por la adopción del bitcóin”, como moneda de curso legal.
El sube y baja
Además, la baja de la cotización de la criptomoneda, que al comenzar marzo se sitúa en 43 000 dólares, significa un revés a la euforia alcanzada en octubre del año pasado, cuando superó la barrera de los 60 000 dólares.
El criptoactivo alcanzó un máximo histórico por encima de los 68 000 dólares en octubre de 2021.
Para entonces Bukele parecía restregarles en la cara a los opositores que su movida había sido genial y que estaba produciendo dividendos.
No obstante, cuando la criptomoneda fue desplomándose, las cosas cambiaron.
La invasión rusa a Ucrania, el 24 de febrero, deprimió aún más el precio de las criptomonedas, y el bitcóin cayó por debajo los 35 000, pero luego ha ido subiendo lentamente y se coloca en los 43 918 el primer día de marzo.
Se sabe que, hasta la fecha, El Salvador ha comprado 1391 bitcoines, en unas ocho transacciones, por un monto superior a los 70 millones de dólares.
No obstante, la información sobre esos movimientos no es pública y se depende exclusivamente de lo que el presidente quiera contar.
“No sabemos cuánto ha perdido o ganado el país (con la fluctuación en la cotización), lo cierto es que no se sabe porque cuando se solicita la información (a las autoridades respectivas) nadie responde”, subrayó Castaneda.
El concepto de pérdida, en ese mundo de fluctuaciones constantes, debe estar en su propio contexto, explicó a IPS el experto Carlos Jovel, coordinador del departamento de Informática de la UCA.
Eso porque si el gobierno mantiene los mismos bitcoines que dice que tiene, puede volver a recuperarse de la baja y hasta volver a ganar cuando el precio suba, añadió.
El 24 de enero Bukele respondió socarronamente a quiénes le han recordado que con la volatilidad de las criptomonedas también se puede perder dinero, y que es un error usar dinero público en algo tan inestable.
“La mayoría de la gente entra (a comprar) cuando el precio sube, pero el momento más seguro y rentable para comprar es cuando el precio baja. No es ciencia espacial. Así que invierta una parte de su sueldo de McDonald’s en bitcóin”, dijo en un tuit escrito en inglés.
Buscando subsanar esos problemas para fondearse en los mercados financieros, y urgido de dinero, el gobierno dio otro paso osado.
El día que anunció la construcción de Bitcoin City, en un hotel de playa, en el litoral del océano Pacífico, Bukele anunció la intención del gobierno de emitir bonos soberanos en bitcoines, otra operación inédita en el mundo, con los que se busca obtener unos 1000 millones de dólares.
Se emitirán a 10 años de plazo y pagarán una tasa de retorno de 6,5 %, según aseguró.
Con parte de esos fondos se levantará la megaurbe anunciada, y se trabajará más en ampliar las posibilidades geotérmicas del país para del minado en la criptoactivo. Esa iniciativa está prevista para ser lanzada en los primeros meses de 2022.
Con el estilo grandilocuente propio del mandatario “milénial”, que gobierna este pequeño país de 6,7 millones de habitantes desde junio de 2019, ahora habla de que El Salvador será el Singapur de la región centroamericana.
Granjas para el minado y megalópolis
Al anunciar con bombo y platillo, la idea de lanzar tanto el minado de la criptomoneda en el país, como la edificación de Bitcoin City, el mandatario vendió la idea de que son proyectos robustos, con pies y cabeza.
Pero, de nuevo, poco se sabe.
“Estoy especulando, no estoy en la cabeza del presidente ni nadie sabe lo que piensa, pero creo que es una estrategia de marketing”, dijo Jovel, para atraer a entusiastas de las criptomonedas a que inviertan en el país.
El experto en informática dudó de que sean 300 los procesadores o “rings” que el gobierno dice haber instalado ya, desde finales del 2021, para realizar el minado de bitcóin, en el país.
El minado de criptomonedas es el proceso mediante el cual poderosos procesadores informáticos realizan complejísimas operaciones matemáticas para “excavar” en el ciberespacio en busca de bitcoines y validarlos en la llamada “blockchain”, la red global que lleva un registro de los hallazgos.
Por el tamaño del contenedor del que el presidente informó, en un corto video publicado en octubre de 2021, en otro tuit, como suele comunicar sus decisiones al país, Jovel cree que ahí no cabrían más de 100.
El mandatario ha venido diciendo que el minado de esa criptomoneda se hará con energía geotérmica, “100 % limpia”. El Salvador produce un cuarto de su matriz energética con ese tipo de energía renovable.
“Si me preguntan si se pueden meter ahí 300 máquinas, sí caben, pero no sería lo mejor técnicamente, lo podrían hacer, pero ese contenedor es reducido para tener 300”, añadió el experto.
ED: EG