LA HABANA – Con la acelerada inmunización anticovid a partir de vacunas propias, Cuba se encamina hacia la nueva normalidad, urgida de reactivar su economía golpeada por múltiples crisis y estimular la producción de alimentos y bienes a precios asequibles.
Volver a comer con la familia o los amigos en restaurantes, acudir de nuevo a galerías, bibliotecas y museos, retornar a las rutinas en los gimnasios o la inminente reanudación de los viajes interprovinciales, comienza a reemplazar a las cuarentenas, aislamientos y toques de queda decretados para frenar la propagación de la enfermedad.
“Me reencontré con muchos compañeros luego de meses comunicándonos solo por redes sociales. Algunos tuvieron covid o perdieron familiares. Estos meses de encierro han sido muy duros, pero espero que queden pronto en el pasado”, dijo a IPS la estudiante Adianet Céspedes, a punto de culminar el bachillerato y residente en La Habana Vieja, uno de los 15 municipios de la capital cubana.
Desde el 4 de octubre los estudiantes cubanos de los distintos niveles de enseñanza comenzaron a retornar a las aulas, un proceso escalonado que se extenderá hasta el próximo mes.
Las clases presenciales vuelven a ser posibles desde que en septiembre la autoridad reguladora cubana aprobó el uso de emergencia en edades pediátricas de dos a 18 años de Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus, las tres vacunas nacionales contra el virus Sars Cov-2, causante de la covid-19, que son las primeras de su tipo producidas en América Latina y el Caribe.
En sus respectivas fase III de ensayos clínicos, tanto Abdala -con un esquema de tres dosis cada 14 días-, como la combinación de dos dosis de Soberana 02 y una de Soberana Plus, inyectadas cada 28 días, arrojaron una eficacia superior a 90 por ciento en la prevención de la enfermedad sintomática causada por el coronavirus, indican resultados del estudio.
Hasta el martes 19 había completado el esquema de vacunación 61,3 por ciento de los 11,2 millones de residentes en este país insular caribeño, mientras 99 por ciento de quienes pueden inmunizarse ya cuentan con al menos una dosis, señaló el Ministerio de Salud Pública.
Para noviembre se pronostica que estará inmunizado 92,6 por ciento de la población mayor de dos años, incluidas las personas alérgicas y los convalecientes de la enfermedad.
Cuba atravesó de junio a agosto el momento más crítico de la pandemia cuando, además de elevarse el pico de contagios y aumentar los fallecimientos, los hospitales y centros de aislamiento estuvieron al límite de sus capacidades y varias de las 15 provincias experimentaron crisis con la disponibilidad de oxígeno.
Autoridades sanitarias argumentan que aunque el país transita hacia un control de la enfermedad, debe mantenerse el cumplimiento de los protocolos para evitar rebrotes que lleven a nuevos picos, pues continua circulando la muy contagiosa variante delta.
La isla acumula 8133 fallecidos y 941 562 personas positivas al coronavirus, señalan datos de este jueves 21.
Alta prioridad al turismo
Con tales pronósticos, el gobierno cubano delineó algunas claves del proceso de reactivación de la economía, centrada en la recuperación del turismo y la dinamización de la actividad empresarial, incluida la aprobación de las primeras micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).
Para el 15 de noviembre se prevé el reinicio de la actividad turística, afectada desde antes de la pandemia por las sanciones de la administración del expresidente Donald Trump (2017-enero 2021), quien fortaleció el embargo que Washington mantiene contra La Habana desde 1962.
En los últimos 45 días del año Cuba aspira recibir al menos 100 000 visitantes foráneos y completar los 300 000 en 2021.
La cifra se encuentra lejos de los 2,2 millones previstos y de los casi 1,1 millones registrados en 2020, gracias a la afluencia de visitantes a comienzos y fines del año.
Previo a la covid, el turismo constituía la segunda fuente de ingresos de divisas para la isla -por detrás de la comercialización de servicios profesionales- y según distintos cálculos representaba de siete a 10 por ciento de su producto interno bruto (PIB), con ingresos estimados en 3000 millones de dólares.
“Llevo año y medio sin clientes, debido al cierre de fronteras. El turismo se conecta con varias actividades económicas y si marcha bien, brinda sustento a muchas familias”, expuso a IPS por WhatsApp Sonia Batista, quien gestiona una vivienda que se alquila a extranjeros en la ciudad de Holguín, 685 kilómetros al este de La Habana.
El miércoles 20, fuentes diplomáticas confirmaron a la agencia Reuters que Cuba llegó a un acuerdo con las naciones industrializadas del Club de París, que aglutina a acreedores gubernamentales, para posponer hasta 2022 el pago anual de la deuda que vence en noviembre. Eso otorga un respiro para ponerse al día con el impago de unos 200 millones de dólares, según estimaciones.
Previsiones oficiales indican que la isla cerrará el año con un crecimiento cercano a dos por ciento del PIB, tras una caída en el indicador de casi 11 por ciento en 2020, y de otro dos por ciento en el primer semestre del año.
El 14 de octubre, durante una rueda de prensa, el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, se refirió a la urgencia de aumentar las ofertas de bienes y servicios, con recursos nacionales, a fin de reducir la inflación derivada del reordenamiento económico iniciado el primero de enero.
Esa estrategia incluyó el aumento de salarios, pensiones y subsidios estatales para personas vulnerables, que se combinó con el desabastecimiento de productos, reducción de importaciones y la escasez de divisas, lo cual provocó un aumento de los precios y una reducción del poder adquisitivo de numerosas familias.
Algunos expertos calculan que la inflación acumulada hasta agosto oscila en torno a 60 por ciento, aunque otros estudios vaticinan que al terminar el año podría rondar hasta 500 por ciento.
Sector privado: mucho que aportar
En julio de 2020 el gobierno aprobó una política de recuperación económica para el periodo poscovid, que contempla potenciar la empresa estatal -catalogada por la Constitución como sujeto principal de la economía-, así como a los sectores cooperativo y privado, a los cuales otorga un papel complementario.
A partir de dicha estrategia, un grupo de 60 empresas estatales fueron autorizadas a pagar a los trabajadores teniendo en cuenta las utilidades y sin recurrir a la escala salarial, mientras otras 42 entidades prestan servicios de importación y exportación a las formas de gestión no estatales, que no pueden hacerlo de forma directa.
A ello se suma la extensión de créditos bancarios con el fin de fomentar la siembra de arroz, café, cacao, papas, cítricos, frutales, así como para la recuperación de la ganadería bovina e incrementar la disponibilidad de carne de cerdo.
La adquisición de la leche a los ganaderos a mejores precios, una nueva política de comercialización de productos agropecuarios y la organización de polos productivos, son otras decisiones enfocadas en la reducción de las compras externas de alimentos, definido como un asunto de seguridad nacional.
Cuba desembolsa anualmente unos 2000 millones de dólares para importar alrededor de 80 por ciento de los alimentos que consume su población, muestran datos oficiales.
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Desde fines de septiembre comenzó una medida reclamada durante años: la aprobación de las mipymes, que ya suman 234 en todo el país, en su mayoría privadas.
Economistas aseguran que dichos actores económicos, junto con las cooperativas –agropecuarias o no-, resultan necesarias para incentivar entre otros aspectos la producción y manufactura de alimentos y en su conjunto, un factor dinamizador del sector no estatal que aquí representa 13 por ciento de la fuerza laboral.
“El sector privado tiene mucho que aportar a la recuperación económica, al posibilitar nuevas fuentes de empleo a cientos o miles de personas que buscan donde satisfacer sus necesidades e incorporarse a la producción de forma eficiente”, explicó a IPS el emprendedor Oniel Díaz.
Además, dicho sector tiene el potencial para “ampliar la disponibilidad de productos… una necesidad de primerísimo orden para controlar la inflación, bajar los precios y ayudar a que la moneda nacional recupere valor. Veo al sector privado como un actor de primera línea”, añadió el cofundador de la consultoría autónoma AUGE, que desde 2014 apoya la gestión de negocios en Cuba.
Díaz, recordó que esta irrupción de mipymes “se da en el peor contexto posible” y por ello, “las instituciones bancarias cubanas deben priorizar el apoyo financiero –tanto en pesos cubanos como en divisas- a fin de que estas empresas prosperen”.
Además, razonó, “sigue ceñida la posibilidad de importar y exportar únicamente a través de las empresas estatales, una cuestión que debería resolverse en el corto plazo y acabar de dar pasos hacia un comercio exterior más eficiente”.
ED: EG