PORTLAND, Estados Unidos – Probablemente ningún otro país esté más asociado a la hamburguesa que Estados Unidos. Es justo decir que la hamburguesa es el ícono culinario del país. Es la comida rápida más popular que se consume y está disponible de costa a costa.
Aunque algunos relatos históricos dan cuenta de la preparación de la hamburguesa en Wisconsin en 1885, el suceso de las hamburguesas en Estados Unidos supuestamente comenzó en 1904 cuando la hamburguesa hizo su debut visible oficial en la Exposición de Compras de Saint Louis, en el estado de Luisiana. Desde entonces, la hamburguesa se ha convertido en la comida favorita, dominante y omnipresente de Estados Unidos.
Dada su popularidad, omnipresencia e impacto en todo el país, vale la pena considerar el número total de hamburguesas que consume anualmente Estados Unidos con su población de 333 millones. El número total de hamburguesas consumidas por Estados Unidos, ¿es anualmente de 1000 millones, 5000 millones, 25 000 millones o 50 000 millones?
La respuesta correcta a esa pregunta es que Estados Unidos consume aproximadamente 50 000 millones de hamburguesas al año.
Ese consumo asciende a unas 150 hamburguesas por persona por año o tres hamburguesas por persona cada semana del año. Si se compara entre estados, el consumo de hamburguesas es más alto en Oklahoma y Nevada con 267 hamburguesas consumidas por persona al año y el más bajo en Virginia Occidental con 171 hamburguesas por persona cada año.
La hamburguesa ha surgido recientemente como un tema controvertido en la política de Estados Unidos. Algunos grupos de derecha, políticos y otros han advertido a los votantes que el gobierno de Joe Biden «viene a por sus hamburguesas», reduciendo 90 por ciento de la carne roja de la dieta de los estadounidenses y limitando a cada persona a una hamburguesa por mes.
La Casa Blanca rechazó esas afirmaciones como falsas, diciendo que solo eran historias inventadas con un argumento fallido.
El Departamento de Agricultura también calificó las afirmaciones hechas por los republicanos de que Biden está tratando de limitar el consumo de carne roja como «un invento» y afirmó que no es parte del plan climático del gobierno ni de los objetivos en materia de emisión de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, muchos en el país, incluidos filántropos, dietistas, científicos y otras personas preocupadas por el cambio climático, la degradación ambiental y la pérdida de biodiversidad, han pedido, de hecho, reducir el consumo de carne y avanzar hacia una dieta más basada en el consumo de vegetales.
Además de contribuir a mejorar la salud humana, reducir el consumo de productos animales, especialmente carne de res, y comer principalmente alimentos de origen vegetal puede disminuir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero y reducir los desechos animales.
Dicho cambio en la dieta de la población estadounidense de 333 millones de personas, o el cuatro por ciento de la población mundial, pondría a disposición tierras de cultivo para alimento vegetal humano en lugar de alimento para los 94 millones de bovinos, 77 millones de cerdos y 518 millones de pollos del país, así como tierras adicionales para una mayor biodiversidad.
Se estima que se necesitan en Estados Unidos se necesitan 6814 litros de agua para producir una libra (0,45 kilogramos) de carne de res alimentada con granos. Además, se calcula que se liberan unos tres kilos de gases de efecto invernadero para producir la carne de res por solo un cuarto de libra (113 gramos) de hamburguesa.
Una alternativa a la hamburguesa de ternera es la hamburguesa vegetariana, que existe desde hace mucho tiempo en muchas dietas euroasiáticas. La hamburguesa vegetariana se ha convertido en una comida estadounidense en aumento para muchos, especialmente para los más jóvenes y aquellos con problemas de salud que eligen evitar o reducir su consumo de carne roja.
En lugar de carne, la hamburguesa vegetariana está hecha de vegetales, legumbres, granos, semillas y otros ingredientes de origen vegetal. Aunque están disponibles en la mayoría de los supermercados, muchos han recurrido a recetas populares para preparar hamburguesas vegetarianas en casa.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Hace varios años, las cadenas de hamburguesas de comida rápida en cooperación con empresas de alimentos comenzaron a ofrecer hamburguesas de origen vegetal con sabor a carne.
En lugar de usar carne molida, la hamburguesa sin carne se basa en alimentos procesados de origen vegetal que están especialmente diseñados para parecerse al sabor de la carne.
Además, las ventas de carne de origen vegetal en los supermercados están aumentando rápidamente en todo el país.
Las hamburguesas procesadas a base de plantas contribuyen con menos emisiones de gases de efecto invernadero, usan menos agua y tierra que la hamburguesa tradicional a base de carne de res.
Sin embargo, esas hamburguesas pueden tener un alto contenido de grasas saturadas y sodio, los cuales están relacionados con la obesidad, las enfermedades cardíacas y la presión arterial alta.
Algunos funcionarios electos de Estados Unidos no creen que la carne de origen vegetal sea una respuesta al cambio climático y el avance hacia la energía verde. También empresas en muchos estados del país se oponen a las reducciones en el consumo de carne, ya que diezmaría a los que trabajan en la industria de la carne de res y provocaría daños económicos colaterales.
A pesar del hecho de que el gobierno estadounidense evita el problema del consumo de carne, las preocupaciones sobre el cambio climático, la degradación del medio ambiente y la pérdida de biodiversidad están desafiando la relación del país con la hamburguesa.
Los científicos del clima han asesorado a funcionarios estadounidenses sobre que la crianza de ganado es insostenible y genera altos niveles de gases de efecto invernadero.
Además, la producción de carne de res implica la destrucción de bosques y otros hábitats para dar lugar a los pastizales y al cultivo de forrajes destinados a la alimentación del ganado.
Estados Unidos representa la mayor cantidad de carne de res consumida anualmente por un solo país.
De los 59 000 millones de kilos de carne de res producidos en el mundo en 2020, Estados Unidos lideró con 21 por ciento, seguido de China con 16 por ciento, los 27 países de la Unión Europea con 13 por ciento y Brasil con casi 13 por ciento. Juntos, los 10 países principales consumieron alrededor de 83 por ciento del total de carne de res producida en 2020.
El consumo de carne de res por habitante, sin embargo, varía entre esos 10 países principales.
En 2020, Argentina ocupó la primera posición entre esos países con 54 kilos de carne de res por persona, seguida de Estados Unidos y Brasil con 38 y 36 kilos por persona, respectivamente. Los niveles más bajos de consumo de carne de res en 2020 entre esos 10 países fueron China e India con siete y dos kilos por persona, respectivamente.
¿Elegirán Estados Unidos y demás países consumidores de carne importantes reducir significativamente su consumo de carne y pasar a dietas basadas en vegetales como parte de las medidas para abordar el cambio climático, la degradación ambiental y la pérdida de biodiversidad?
La política, los intereses comerciales, las preferencias dietéticas y los hábitos culturales juntos apuntan fuertemente a una respuesta probable a esa pregunta. En resumen, se puede esperar que el consumo de carne de res continúe en Estados Unidos, así como en otros países importantes consumidores de carne en el futuro.
¿Quizás Estados Unidos, e incluso otros países, pongan fin al romance con el automóvil, que ha resultado en 290 millones de autos en las carreteras del país?
¿Tal vez Estados Unidos y otros países se inclinen por las energías renovables y eliminen los combustibles fósiles, que representan alrededor de 60 por ciento de la generación de electricidad en el país?
¿Quizás Estados Unidos y otros países decidan avanzar hacia la estabilización de la población, en lugar de la población estadounidense de 400 millones proyectada actualmente para mediados de siglo?
O tal vez lo más probable es que Estados Unidos y otros países simplemente continúen como de costumbre con, por supuesto, un gran pedido de papas fritas junto con esa hamburguesa para acompañar las desastrosas consecuencias del cambio climático, la degradación ambiental y la pérdida de biodiversidad.
T: MLM / ED: EG