WASHINGTON – Unos 216 millones de personas se verían obligadas a desplazarse dentro de su país por motivos climáticos y en la próxima década ya pueden surgir puntos críticos de migración por causas ambientales, según proyectó un estudio del Banco Mundial publicado este martes 14.
Esa cifra multiplicaría por 4,5 la masa de desplazados internos en el mundo, 48 millones según cifras de 2020 de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), dentro de las 82 millones de personas forzadas a desplazarse, refugiarse o solicitar asilo, muy a manudo para escapar de la violencia.
Según el documento, la migración interna provocada por impactos climáticos será mayor en las regiones más pobres y vulnerables al cambio del clima, lo que indica que los logros en materia de desarrollo pueden ser socavados por la incapacidad de los sistemas sociales y económicos para encarar el cambio climático.
El vicepresidente de Desarrollo Sostenible del Banco Mundial, Juergen Voegele, resaltó que el informe “es un crudo recordatorio del coste humano que genera el cambio climático”, particularmente en las personas que cuentan con menos recursos, quienes normalmente son las que menos contribuyen a esta situación.
La región con más desplazados climáticos internos sería África subsahariana, que podría ver hasta 86 millones de personas en movimiento, seguida por el este de Asia y el Pacífico, con 49 millones de personas forzadas a desplazarse.
Le seguirían el sur de Asia, con 40 millones; el norte de África, con 19 millones; América Latina y el Caribe, con 17 millones; y Europa del Este y Asia Central, con cinco millones.
El motivo por el que África tiene esa proyección tan alta estriba en que el continente es sumamente vulnerable a los impactos del cambio climático, sobre todo en las tierras áridas, que ya son frágiles, y a lo largo de las costas expuestas.
Se prevé que en el Norte de África se registrará la mayor proporción de migrantes internos por motivos climáticos en relación con la población total, por la grave escasez de agua, así como por los impactos del aumento del nivel del mar en las zonas costeras densamente pobladas y en el delta del Nilo.
El informe sostiene que esta predicción “no es inamovible”, y que la migración climática podría reducirse a solo 44 millones de personas si los países comienzan a reducir de inmediato los gases de efecto invernadero, corrigen brechas de desarrollo, restauran ecosistemas y ayudan a las personas en la adaptación medioambiental.
Pero ese desplazamiento también puede ser mayor, ya que las estimaciones del análisis solo incluyen motivos de migración provocados por impactos del cambio climático “de evolución lenta”, como la disponibilidad de agua, la productividad de los cultivos y el aumento del nivel del mar.
Tampoco comprenden a la mayoría de los países de altos ingresos, ni a la región de Oriente Medio o los pequeños Estados insulares en desarrollo.
Si en las próximas décadas aumentará la ola de desplazados climáticos, y continuará en la segunda mitad del siglo si no se atenúan sus causas, ya después de 2030 comenzarán a aparecer puntos críticos de este desplazamiento.
Entre ellos se menciona a importantes centros urbanos del norte de África, como El Cairo, Argel, Túnez, Tánger, Trípoli y el corredor Rabat-Casablanca, así como el delta del Mekong en Vietnam.
Si en el caso norafricano los desplazamientos son forzados por la mayor disponibilidad de agua en ciudades y otras áreas, el sureste de Asia encajará el alza del nivel del mar, lo que afectará en todo el bajo Mekong medios de subsistencia como la producción de arroz, las pesquerías y la acuicultura.
Ante el previsible desplazamiento de personas por razones climáticas, el informe recomienda trazar planes para lograr que esa migración interna sea ordenada y bien gestionada, de modo que sirva como una estrategia eficaz de adaptación.
De seguidas se recomienda reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y hacer cuanto sea posible para alcanzar las metas del Acuerdo de París, centradas en que la temperatura del planeta no exceda este siglo de dos grados centígrados sobre los niveles de la era preindustrial (1850-1900).
Plantea integrar la migración interna por motivos climáticos en la planificación de un desarrollo verde, resiliente e inclusivo con visión de futuro.
También prepararse para cada fase de desplazamiento, de modo que la migración interna por motivos climáticos pueda emplearse como estrategia de adaptación y genere resultados de desarrollo positivos.
Y, además, invertir en una mejor comprensión de los factores que impulsan la migración interna por razones climáticas, con el objeto de contribuir a la formulación de políticas adecuadamente orientadas.
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