NACIONES UNIDAS – Decenas de países carecen de estándares para controlar la calidad del aire exterior y esa contaminación causa la muerte de siete millones de personas cada año, de ellos 600 000 niños, recordó el Pnuma este martes 7, Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul.
Inger Andersen, directora del Pnuma (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) evocó al respecto la urgencia por la vacunación contra la covid-19 y dijo que “no habrá vacuna para prevenir las siete millones de muertes prematuras causadas por la contaminación del aire cada año”.
Las cifras aumentarán 50 por ciento para 2050, mientras muchos países ignoran las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lamentó Andersen, para quien “el aire que respiramos es un bien público fundamental, y los gobiernos deben hacer más para garantizar que sea limpio y seguro”.
La OMS identifica la contaminación del aire como el mayor riesgo ambiental para la salud, ya que 92 por ciento de la población mundial vive en áreas donde los niveles de esa contaminación exceden límites seguros, afectando de manera desproporcionada a mujeres, niños y ancianos en países de bajos ingresos.
Estudios recientes sugieren posibles correlaciones entre el desarrollo de la covid y la contaminación del aire.
“No habrá vacuna para prevenir las siete millones de muertes prematuras causadas por la contaminación del aire cada año”: Inger Andersen.
En al menos 34 por ciento de los países, de 194 estudiados por el Pnuma, la calidad del aire en exteriores aún no está protegida legalmente, e incluso cuando los estándares se adoptan como normas, resultan difíciles de comparar.
Por ejemplo, 49 por ciento de los países definen la contaminación del aire exclusivamente como una amenaza al aire libre, la cobertura geográfica de los estándares varía, y más de la mitad de los países permiten desviaciones.
Además, solo 33 por ciento de los países imponen obligaciones para cumplir con los estándares exigidos por ley, el monitoreo no es un requisito legal en 37 por ciento de los países, y aunque la contaminación del aire no conoce fronteras, solo 31 por ciento tienen mecanismos legales para abordar la contaminación del aire transfronteriza.
Por su parte, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, recordó que la contaminación del aire representa un “claro reflejo de las desigualdades”, ya que la mayoría de las muertes relacionadas con ella se producen en los países de ingresos bajos y medios, y en los barrios más pobres de las naciones ricas.
“La pobreza obliga a las personas a vivir cerca de fuentes de contaminación, como fábricas y carreteras, y también provoca que 3000 millones de personas sigan quemando combustibles sólidos o queroseno para cocinar y para la calefacción y el alumbrado”, destacó el titular de la ONU.
Guterres también pidió normas más estrictas para las emisiones contaminantes de los vehículos, de las centrales eléctricas, en la construcción y en las industrias, la eliminación del uso del carbón e invertir en energías renovables en vez de fósiles.
“Si tomamos estas medidas, podemos salvar hasta 150 millones de vidas en este siglo y ayudar a limpiar nuestra atmósfera”, concluyó Guterres.
El Pnuma pide adoptar leyes sólidas sobre la calidad del aire, y mejorar tanto los mecanismos legales para monitorearla como los sistemas de ejecución, así como coordinación para encarar la contaminación atmosférica transfronteriza.
Eloise Scotford, coautora del informe del Pnuma, dijo que “el estudio demuestra que incluso los objetivos nacionales de calidad del aire más admirables deben estar respaldados por marcos institucionales sólidos, capacidad de implementación y leyes bien coordinadas, para que sean efectivos”.
A-E/HM