KABUL – Más mujeres y niños murieron y resultaron heridos en Afganistán en la primera mitad de 2021 que en los primeros seis meses de cualquier año desde que comenzaron los registros en 2009, reveló este lunes 26 un informe de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en este país (Unama, en inglés).
El informe “proporciona una advertencia clara de que un número sin precedentes de civiles afganos perecerá y quedará mutilado este año si no se detiene el aumento de la violencia”, dijo Deborah Lyons, representante especial del secretario general de las Naciones Unidas en Afganistán.
Los combates entre la milicia islamista talibán y el Ejército afgano aumentaron desde mayo, mientras se produce el retiro de las fuerzas de Estados Unidos y sus aliados, que han combatido a los talibanes durante dos décadas.
Esa retirada está completa en más del 95 por ciento y debe finalizar el 31 de agosto.
“Ruego a los líderes talibanes y afganos que presten atención a la sombría y escalofriante trayectoria del conflicto y su devastador impacto en la población civil”, dijo Lyons, diplomática canadiense que ejerce como jefa de la Unama.
La Unama informó que durante el primer semestre de 2021 esa violencia causó la muerte de 1659 civiles, mientras que 3254 resultaron heridos, un aumento de 47 por ciento en comparación con el mismo período del año pasado.
Las mujeres y los niños representaron cerca de la mitad de todas estas víctimas civiles: 32 por ciento fueron niños, con 468 muertos y 1214 heridos, y 14 por ciento mujeres, con 219 muertes y 508 que resultaron heridas.
En cada uno de los 12 años anteriores hubo más de 1000 muertos civiles en el lapso enero-junio, y el primer semestre más mortífero se registró en 2018, con 1729 civiles abatidos por causa de esa violencia.
“Ruego a los líderes talibanes y afganos que presten atención a la sombría y escalofriante trayectoria del conflicto y su devastador impacto en la población civil”: Deborah Lyons.
Gran parte de los enfrentamientos durante mayo y junio de 2021 tuvieron lugar fuera de las ciudades, en áreas con niveles de población comparativamente bajos.
La Unama se preocupa por el uso extensivo de artefactos explosivos improvisados por las fuerzas de oposición, los enfrentamientos terrestres entre las partes, los asesinatos selectivos de grupos y los ataques aéreos de la Fuerza Aérea afgana.
Algunos ataques con civiles como objetivo deliberado se dirigen a trabajadores del gobierno, defensores de los derechos humanos, trabajadores de los medios de comunicación, ancianos religiosos y trabajadores humanitarios.
La Unama advirtió que “sin una reducción significativa de la violencia, Afganistán probablemente será testigo del mayor número de víctimas civiles documentadas en un solo año desde que se comenzó a llevar registros en 2009”.
El informe de este lunes es el primero de mediados de año en que no se atribuye una sola baja civil a las fuerzas militares internacionales, indicio de que el conflicto ya se convierte en una lucha entre fuerzas afganas.
Los “elementos antigubernamentales” fueron responsables de 64 por ciento del total de víctimas civiles, de las cuales 39 por ciento se atribuyó a los talibanes, nueve por ciento a la formación Estado Islámico-Provincia de Jorasán (ISIL-KP), y 16 por ciento a otros actores no estatales.
Las fuerzas progubernamentales fueron responsables de 25 por ciento de las bajas civiles, 23 por ciento por fuerzas de seguridad regulares y dos por ciento a otros grupos indeterminados que también defienden al gobierno central.
De todas las víctimas civiles, 11 por ciento se atribuyó a “fuego cruzado” durante enfrentamientos terrestres en los que no se pudo determinar la parte responsable exacta, y otros tipos de incidentes, incluidos los artefactos explosivos sin detonar y los restos explosivos de guerra no atribuibles.
Ante una lucha que ahora se hace “de Afganistán contra Afganistán”, Lyons pidió al talibán y gobierno que intensifiquen esfuerzos en la mesa de negociaciones para pactar una paz: “Detengan la lucha de afganos contra afganos. Protejan al pueblo y denle esperanza de un futuro mejor”, expresó.
Los niños fueron atacados deliberadamente en al menos una ocasión, y el incidente más impactante fue el ataque del 8 de mayo frente a la escuela Sayed ul-Shuhuda en Kabul, que provocó más de 300 víctimas, en su mayoría escolares, 85 de ellas muertas, y ningún grupo se ha atribuido la responsabilidad.
La Unama también registró un resurgimiento de ataques deliberados por motivos sectarios contra la minoría religiosa musulmana chiíta, que en su mayor parte también son de la etnia hazara, casi todos reivindicados por el grupo ISIL-KP.
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