Menos mujeres que hombres recuperan su empleo tras paso de la covid

Trabajadora vietnamita migrante cosecha arroz en un campo del norte de Tailandia. A menudo, en todo el mundo y más cuando son migrantes o pertenecen a minorías étnicas, las mujeres deben laborar jornadas más largas, con menos remuneración que los hombres y carentes de protección social. Foto: Pornvit Visitoran/ONU Mujeres

GINEBRA – La covid-19 aumentó la desigualdad laboral entre géneros y la etapa pospandemia no cambiará el panorama, pues 68,6 por ciento de los hombres en edad de trabajar estará laborando y solo 43,2 por ciento de las mujeres, sostuvo en un informe la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Su publicación “Avanzar en la reconstrucción con más equidad” indicó que el año próximo se recuperará el nivel de ocupación de los hombres que había en 2019, mientras que habrá 13 millones menos de mujeres trabajando.

Entre 2019 y 2020, en todo el mundo el empleo de las mujeres se redujo 4,2 por ciento, lo que representa una caída de 54 millones de puestos de trabajo, mientras que el de los hombres se redujo tres por ciento, equivalente a 60 millones de plazas.

“La caída del empleo de las mujeres perturbó el progreso observado en los últimos 15 años”, lamentó el reporte divulgado por la OIT en su sede en esta ciudad suiza.

Esos avances se debieron a la mejora de las oportunidades educativas para las mujeres, al aumento de disponibilidad de empleos formales en el sector de los servicios, a la migración de zonas rurales a urbanas y al descenso de las tasas de fertilidad, según el análisis de la OIT.

Agregó que con la covid las mujeres sufrieron una desproporcionada pérdida de empleo e ingresos, “debido a su excesiva presencia en los sectores más afectados, como los servicios de alojamiento y de comidas, y el sector manufacturero”.

Al desagregar los datos por regiones, la OIT señala que las mujeres de América fueron las más afectadas, con 9,4 por ciento de empleos perdidos frente a siete por ciento en el caso de los hombres.

En los Estados árabes se perdieron 4,1 por ciento de los empleos de mujeres y 1,8 por ciento de los hombres, y en la región Asia-Pacífico la pérdida de empleo femenino fue de 3,8 por ciento frente a 2,9 por ciento de los hombres.

En Europa y Asia Central la pandemia redujo en 1,9 por ciento el empleo de los hombres y en 2,5 por ciento el de las mujeres, y en África cayó 0,1 por ciento el de los hombres y 1,9 por ciento el de las mujeres.

Por otra parte, se mantienen grandes brechas en la calidad del empleo, pues la mayoría de las mujeres que trabajan deben aceptar salarios bajos, jornadas de trabajo prolongadas, escasas oportunidades de ascender, exposición a riesgos de salud y seguridad en el trabajo, vulnerabilidad a la violencia y acoso.

Además, gran parte del empleo femenino ocurre en sectores en la economía informal.

El estudio recuerda que las mujeres siguen ganando alrededor de 20 por ciento menos que los hombres y ven sus salarios más penalizados cuando pertenecen a minorías étnicas, son migrantes o tienen alguna discapacidad.

La pandemia “ha golpeado a quienes están en el fondo de la escala salarial más que a quienes están en lo alto, y en particular a las mujeres, desproporcionadamente representadas en los trabajos de baja remuneración”, según la OIT.

Cálculos basados en una muestra de 28 países europeos revelan que sin las subvenciones salariales las mujeres habrían perdido 8,1 por ciento de sus salarios en el segundo trimestre de 2020, frente a 5,4 por ciento en el caso de los hombres.

En cuanto a las mujeres que trabajan en la economía informal, la pandemia alteró sus medios de ganarse la vida puesto que muchos negocios sin registro formal cerraron temporal o permanentemente, empujando a muchas de sus trabajadoras a la pobreza.

La OIT afirmó que la situación laboral de las mujeres fue bastante mejor en los países que adoptaron medidas para evitar que perdieran el empleo y pudieran reincorporarse al trabajo lo antes posible.

Citó los casos de Colombia y Chile, donde se aplicaron subsidios salariales a las nuevas contrataciones, con subvenciones superiores para la contratación de mujeres.

Colombia y Senegal, entre otros, crearon o reforzaron la asistencia a las mujeres empresarias. En muchos casos, como en México o en Kenia, se establecieron cupos a fin de que las mujeres se beneficiaran de los programas de empleo público.

La OIT recomienda invertir en la economía del cuidado porque los sectores de la salud, la asistencia social y la educación son importantes generadores de empleo, especialmente para las mujeres.

También porque las políticas de permisos para el cuidado y las fórmulas de trabajo flexible pueden fomentar una división más uniforme del trabajo en el hogar entre mujeres y hombres.

Propone trabajar por el acceso universal a una protección social integral, adecuada y sostenible para todos, con el fin de reducir la brecha de género actual en esa área.

También debe promoverse la igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor, y erradicar la violencia y el acoso del mundo del trabajo, que junto a la violencia doméstica empeoró con la pandemia.

Finalmente, la OIT pide promover mayor participación de las mujeres en los órganos de decisión, el diálogo social y las instituciones de los interlocutores sociales.

A-E/HM

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