La desigualdad deja a portadores de VIH en doble riesgo mortal

Padres seropositivos en una sesión de apoyo en una clínica en el distrito de Kamuli, en Uganda. La interrupción de servicios para portadores de VIH y la escasez de vacunas contra la covid coloca a poblaciones vulnerables en doble riesgo de muerte, según Onusida. Foto: Jimmy Adriko/Unicef

GINEBRA – Las crecientes desigualdades impiden a las personas que viven con el VIH acceder a las vacunas contra la covid-19, a pesar de que su riesgo de morir por ese padecimiento es dos veces mayor que el de la población en general, expuso un nuevo reporte divulgado por Onusida.

Además, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH-Sida (Onusida) advirtió que poblaciones-clave, incluidos más de 800 000 niños en todo el mundo, carecen de servicios relacionados con ese virus de inmunodeficiencia humana.

Onusida responsabilizó a los países ricos y a las corporaciones de monopolizar la producción y distribución lucrativa de las vacunas anticovid, que podrían salvar millones de vidas en los países en desarrollo.

“Los países ricos de Europa se están preparando para disfrutar del verano, ya que sus poblaciones tienen fácil acceso a las vacunas covid-19, mientras que el Sur global está en crisis”, dijo Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Onusida al presentar el informe en esta ciudad suiza.

Lamentó como “totalmente inaceptable” que la humanidad “no haya aprendido la lección del VIH, que dejó morir a millones de personas al negarles los medicamentos que precisaban”.

Según los datos de Onusida, en África subsahariana vive 67 por ciento de los seropositivos, pero hasta ahora no llega a tres por ciento el número de ellos que ha recibido al menos una dosis de alguna vacuna contra la covid.

“Los países ricos de Europa se están preparando para disfrutar del verano, ya que sus poblaciones tienen fácil acceso a las vacunas covid-19, mientras que el Sur global está en crisis”: Winnie Byanyima.

En 2020 vivían con VIH en el mundo 37,7 millones de personas, de las cuales 1,5 millones lo contrajeron en ese año, y por causa relacionadas con sida perecieron 680 000 pacientes.

La crisis sanitaria, socioeconómica y de movilidad desatada con la pandemia ha interrumpido o alterado servicios esenciales de salud, entre ellos los de prevención y tratamiento del VIH, dejando desprotegidas a poblaciones enteras.

El informe indica que en muchos países el presupuesto originalmente destinado a servicios relacionados con el VIH, al igual que el de otros servicios sanitarios, se desvió a atender la emergencia de la covid.

Esto provocó una disminución de las pruebas de diagnóstico del VIH y, con ello, de tratamiento de los nuevos casos.

De los 1,5 millones de nuevas infecciones por VIH en el mundo, 65 por ciento correspondieron a sectores vulnerables como las personas que se inyectan drogas, las mujeres transgénero, los trabajadores sexuales y los hombres homosexuales, así como las parejas sexuales de estas poblaciones clave.

Onusida recalcó que si bien las pruebas y el tratamiento del VIH se han ampliado enormemente durante los últimos 20 años -en 2020, unos 27,4 millones de los 37,7 millones de los seropositivos estaban en tratamiento-, el déficit en los servicios para los niños es mucho más pronunciado que para los adultos.

Los números de 2020 marcan una cobertura de tratamiento de 74 por ciento para los adultos, pero apenas de 54 por ciento para los niños.

Las mujeres y las niñas en África subsahariana corren mayor riesgo de infección de VIH, debido a la desigualdad y la violencia de género, lastres que también las privan de otros derechos, como la educación, la salud y las oportunidades económicas.

En esa región las adolescentes y las mujeres jóvenes representan 25 por ciento de las nuevas infecciones de VIH, a pesar de constituir sólo 10 por ciento de la población.

La pobreza y la falta de escolarización también son obstáculos importantes a la hora de obtener servicios de salud en general: es mucho menos probable que las personas que viven en la pobreza accedan a los servicios de planificación familiar para mujeres y a la circuncisión médica masculina voluntaria para hombres y niños.

La pobreza también impulsa la migración, un fenómeno que afecta gravemente el acceso a los servicios de VIH.

Byanyima planteó al presentar el informe: “¿Cómo podemos quedarnos al margen y dejar que esta sea la “nueva normalidad”? Debemos enfrentar estas horribles desigualdades y volver a poner el énfasis en el respeto de los derechos humanos”.

A-E/HM

 

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