NUEVA DELHI – La República Democrática del Congo (RDC) es una de las regiones más hostiles y peligrosas para los periodistas. Un complejo conflicto, profundamente arraigado en el pasado del país, permite muy poca libertad, tanto de movimiento como de prensa.
“Hay múltiples actores implicados y, como periodista, tenemos el deber de admitir esta complejidad”, afirma Elena Pasquini, fundadora y redactora jefe de Deegrees of Latitude (Grados de Latitud), en una entrevista con IPS. “Hay que ser conscientes de las dificultades a la hora de entender los temas, y tener cuidado con cada una de las palabras que utilizamos para retratar este conflicto», añadió.
Pasquini, que estuvo cubriendo la crisis en la RDC a principios de este año, cree que el riesgo de informar desde una zona de conflicto de este tipo no es solo físico, ni es solo una cuestión de seguridad, sino que también pone de manifiesto la responsabilidad que tienen los periodistas en su trabajo y en cómo cubren una historia.
“Para un periodista y un extranjero, es realmente importante entender cuándo una situación es potencialmente arriesgada e identificar las amenazas en una fase temprana. Me preocupaba viajar por carreteras que sabía que albergaban grupos armados. Me asustaba cada vez que me paraban en un puesto de control y al interactuar con la policía o incluso al caminar por zonas en las que se producen secuestros con frecuencia”, contó Pasquini.
A su juicio, “es importante aprender de los colegas locales y adaptar nuestro comportamiento a los entornos locales”.
Según Periodistas en Peligro (JED), la socia en la RDC de Reporteros sin Fronteras (RSF), durante 2020 se registraron al menos 115 violaciones de la libertad de prensa.
Un informe publicado por el RSF relata cómo varios periodistas fueron detenidos a raíz de las denuncias de los gobernadores provinciales. Un exministro demandó a uno de los corresponsales de RSF. Los grupos armados que predominan en el este del país han atacado, amenazado u obligado a esconderse a los periodistas. Un periodista fue asesinado.
“Sobre un periodista desaparecido, sus familiares fueron informados por un grupo armado de que había sido ejecutado tres días después de su secuestro”, según el informe. “Los periodistas con muchos seguidores en Internet han sido víctimas de campañas de desprestigio”, añade.
Las mujeres suelen ser víctimas de abusos y violencia, y en la RDC la violación es un arma de guerra, afirmó Pasquini. Las zonas concurridas de la RDC suelen ser caóticas y focos de peleas, protestas y concentraciones, que pueden llegar a ser mortales, añadió.
Mientras cubría una protesta contra una supuesta ejecución extrajudicial, Pasquini no tuvo más remedio que confiar en el instinto de su conductor local, que le pidió que dejara de filmar inmediatamente, que subiera las ventanillas del vehículo y que no hiciera contacto visual con nadie de fuera.
“En ese momento, no pensé en las armas o los machetes que podían tener las personas que rodeaban nuestro automóvil. No sé si habría sido un objetivo o no, pero simplemente seguí las instrucciones de mi conductor y salí sana y salva. Los que marcan la diferencia y pueden salvarte la vida en este tipo de situaciones son realmente los asistentes locales, los productores y los conductores”, afirmó Pasquini.
A principios de febrero de este año, el embajador italiano en la República Democrática del Congo, Luca Attanasio, fue asesinado. Según este informe, el convoy de las Naciones Unidas en el que viajaba fue tiroteado cerca de la ciudad de Goma, matándolo a él, a un oficial de la policía militar italiana y a un conductor congoleño.
Pasquini era una de las pocas periodistas internacionales presentes en la RDC en ese momento y había viajado por la misma ruta y con el mismo convoy pocos días antes del ataque al embajador italiano.
“Esa carretera conecta Goma con Uganda, y es tan peligrosa como lo sería cualquier área en una zona de conflicto. Es muy difícil hacerse una idea de lo que realmente ocurrió, pero por mi experiencia, puedo decir que los secuestros para obtener rescates son muy comunes en ese lado”, explicó.
Ella espera que la investigación lleve a descubrir quién está detrás del ataque al embajador, pero reconoce que “es difícil, y la impunidad es común”. “Todos los días se cometen delitos de este tipo, y es muy raro que se condene a alguien por esos delitos, o incluso que simplemente se le identifique, aseguró Pasquini.
A lo largo de los últimos años, los múltiples conflictos que se intensificaron en la parte oriental de la RDC obligaron a casi 6000 personas a huir de sus hogares, lo que convierte a esta crisis en el mayor número de nuevos desplazamientos debidos a conflictos en el mundo.
“La de la RDC es una de las peores crisis humanitarias del siglo XXI. Una combinación letal de violencia en espiral, niveles de hambre sin precedentes y abandono total ha desencadenado una megacrisis que justifica una megarespuesta”, dijo el secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados, Jan Egeland.
En una declaración, el especialista consideró que “en lugar de ello, millones de familias al borde del abismo parecen haber sido olvidadas por el mundo exterior y quedan aisladas de cualquier línea de vida de apoyo”.
Human Rights Watch (HRW) calcula que hay 5,5 millones de desplazados internos en el país. Casi 930 000 personas del Congo están registradas como refugiados y solicitantes de asilo en al menos 20 países del mundo. Numerosos grupos armados y, en algunos casos, las fuerzas de seguridad del gobierno atacan a los civiles, matando e hiriendo a muchos.
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“Varios miles de combatientes de diversos grupos armados se rindieron a lo largo del año, pero muchos han regresado a los grupos armados, ya que las autoridades no los han acogido a un programa eficaz de desarme, desmovilización y reintegración (DDR). En muchos casos, los asaltantes armados fueron también responsables de la violencia sexual contra las mujeres y las niñas”, planteó.
En mayo, el presidente de la RDC, Félix Tshisekedi, proclamó el estado de sitio en Kivu Norte y en la vecina provincia de Ituri para contrarrestar los crecientes ataques y combates de los grupos armados.
A pesar de los esfuerzos del gobierno, la violencia y la inseguridad siguen amenazando la seguridad de los periodistas en esta región.
La organización JED-RSF ha pedido al gobierno de la RDC que dé prioridad a dos grandes reformas para cumplir su promesa de mejorar la libertad de prensa y crear mecanismos destinados a garantizar una respuesta rápida a las violaciones y un seguimiento al más alto nivel.
También ha demandado al gobierno que establezca un canal de comunicación con los grupos de defensa de la libertad de prensa y que refuerce la protección de los periodistas, así como la lucha contra la impunidad.
“La falta de una legislación que proteja la libertad de prensa sigue siendo un reto en la RDC. El nivel de violencia es muy alto, así que hay que poner muchas medidas de seguridad y hacer lo que se pueda para protegerse”, dijo Pasquini.
La reconocida periodista internacional insistió en que “hay que mantener el foco de atención en la RDC y mantener la atención en lo que ocurre en ese país”.
Pasquini detalló que debido a la escalada del conflicto, “ya es muy peligroso viajar, ir a los lugares donde están ocurriendo las historias. También es muy difícil verificar la información”.
“Hay múltiples amenazas de varios grupos armados, varios puestos de control por toda la región, amenazas institucionales de difamación, todo ello hace que sea muy difícil contar la historia, y por eso tenemos que contar esas historias aún más”, subrayó.
T: MF / ED: EG