Desplomada la inversión extranjera directa en América Latina

Chuqicamata, la mina de cobre a cielo abierto más grande del mundo, en Calama, Chile. Los metales y minerales están entre los sectores menos afectados por la caída en la inversión extranjera directa, que abarcó a todo el mundo y relativamente más a América Latina y el Caribe. Foto: Baisa/Unctad

GINEBRA – Los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia América Latina y el Caribe se desplomaron 45 por ciento en 2020, a 88 000 millones de dólares, una caída mayor que el promedio mundial, reveló este lunes 21 un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).

Las economías de la región “enfrentaron un colapso en la demanda de exportaciones, la caída de los precios de las materias primas y la desaparición del turismo, lo que provocó una de las peores contracciones de la actividad económica en todo el mundo”, dijo el director Inversiones y Empresas de la Unctad, James Zhan.

Los flujos de IED se desplomaron a nivel mundial 35 por ciento en 2020, a un billón de dólares, desde 1,5 billones (millones de millones) de dólares el año anterior, según el informe divulgado en la sede de la Unctad en esta ciudad suiza.

Los confinamientos causados por la pandemia covid-19 en todo el mundo ralentizaron los proyectos de inversión existentes, y las perspectivas de una recesión llevaron a las empresas multinacionales a reevaluar nuevos proyectos.

La caída estuvo fuertemente sesgada hacia las economías desarrolladas, donde la IED cayó 58 por ciento, en parte debido a la reestructuración empresarial y los flujos financieros intraempresariales.

La IED en las economías en desarrollo fue relativamente resistente, principalmente debido a los fuertes flujos en Asia. Como resultado, esas economías representaron dos tercios de la IED mundial, frente a poco menos de la mitad en 2019.

Aunque la caída fue severa en todos los ámbitos, hubo diferencias notables entre sectores. Las inversiones en las industrias de hidrocarburos, manufactura y viajes y ocio se contrajeron severamente, mientras se sostuvieron las orientadas hacia las exportaciones de minerales y metales.

La pandemia “tuvo graves consecuencias para la inversión internacional en sectores relevantes para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS, de las Naciones Unidas), con una contracción de la inversión en infraestructura de más de 75 por ciento”, observó Zhan.

América Latina y el Caribe sufrió la baja más pronunciada de la IED entre los países en desarrollo.

En América del Sur la IED se redujo más de la mitad, a 52 000 millones de dólares, y los flujos a Brasil y Perú alcanzaron su nivel más bajo en dos décadas.

En Brasil, las entradas cayeron 62 por ciento, a 25 000 millones de dólares, afectadas por la desaparición de las inversiones en extracción de petróleo y gas, suministro de energía y servicios financieros.

En Perú, los flujos se derrumbaron a 1000 millones de dólares, influenciados por una de las peores recesiones económicas, combinada con la inestabilidad política.

En Chile ese flujo bajó a 8400 millones de dólares (-33 por ciento), en Argentina a 4100 millones (-38 por ciento), y en Colombia a 7700 millones (-46 por ciento).

En América Central y México, las entradas de IED disminuyeron 24 por ciento, a 33 000 millones de dólares, en parte reforzadas por las ganancias reinvertidas en México, donde cayeron solo 15 por ciento, a 29 000 millones de dólares.

En Costa Rica, una interrupción repentina de la inversión en zonas económicas especiales fue responsable de la mayor parte de la disminución de las entradas de IED, a 1700 millones de dólares.

Los flujos a Panamá se redujeron 86 por ciento, a menos de 1000 millones.

En el Caribe, excluidos los centros financieros extraterritoriales, los flujos cayeron 36 por ciento, tras el colapso del turismo y la interrupción de la inversión en la industria de viajes y ocio.

La contracción se debió a una menor IED (2600 millones de dólares) en la República Dominicana, el mayor receptor de inversión extranjera de la subregión.

 

Los flujos a Haití cayeron 60 por ciento, a 30 millones de dólares, y en Trinidad y Tobago se volvieron negativos, -439 millones de dólares.

La inversión en el exterior de las empresas multinacionales latinoamericanas se volvió negativa en -4000 millones de dólares, debido a las salidas negativas de Brasil y las menores inversiones de México y Colombia.

Se espera que los flujos de inversión hacia y desde la región se mantengan en un nivel bajo en 2021 y lo más probable es que antes de 2023 no recuperen su nivel anterior a la crisis.

El estudio de Unctad considera que la recuperación de las entradas variará según los países y las industrias, y los inversores extranjeros se fijarán en la energía limpia y los minerales críticos para su producción y empleo, animados por un impulso mundial hacia una recuperación sostenible.

Otras industrias que muestran signos de recuperación incluyen la información y las comunicaciones, la electrónica y la fabricación de dispositivos médicos.

A-E/HM

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