ACCRA / WA EST – Muniratu Adams, de 17 años, es una estudiante de segundo curso de la escuela secundaria Jeyiri de Funsi, en el distrito de Wa East, en la región del Alto Oeste de Ghana, que tiene la suerte de haber vuelto a las aulas desde enero tras su largo cierre por la covid-19.
El sector educativo fue uno de los más afectados por la pandemia en Ghana y para muchas niñas, especialmente las de las zonas rurales, las consecuencias del cierre de las escuelas se traducen en que muchas nunca volverán a estudiar.
“Fue difícil para mí volver a la escuela, cuando estaba en casa pensaba que no podría volver”, contó Adams a IPS.
Ella, al igual de otras muchas adolescentes ghanesas en similar situación, tuvo además que asumir más responsabilidades en el hogar durante el confinamiento.
“Tenía poco tiempo para estudiar mis libros porque tenía más tareas domésticas que hacer y también tenía que ayudar a mi familia a cultivar los alimentos con los que sobrevivimos”, explicó. “Desde que volví a estudiar, no he recibido la ayuda que necesito”, añadió.
En marzo de 2020, Ghana cerró las escuelas a raíz del aumento de las infecciones por covid en este país del oeste de África.
Un alumnado de aproximadamente 9,2 millones, desde preinfantil hasta secundaria, y otros 500 000 estudiantes de enseñanza superior se vieron afectados por el cierre de los centros de estudios, hasta su reapertura a mediados de enero de este año, indicó en un informe el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
La prolongada ausencia de actividades de enseñanza y aprendizaje en un entorno estructurado perturbó el calendario académico, afectando a los logros alcanzados en la educación y repercutiendo negativamente en los estudiantes de bajo rendimiento, destacó el estudio.
Para muchos niños de grupos vulnerables, incluidos los niños con discapacidades, el prolongado cierre de las escuelas ha puesto fin prematuramente a su educación.
Antes de estallar la pandemia, los datos de Unicef para Ghana mostraban que 16,9 % de los niños de entre 5 y 11 años, 50,9 % de los niños de entre 12 y 14 años y 83,3% de los niños de entre 15 y 17 años no asistían a la escuela, llevaban dos o más años de retraso escolar o no habían alcanzado el nivel de escolarización adecuado para su grado.
Las repercusiones de la pandemia en el acceso y la calidad de la educación de los niños se hicieron sentir con mayor intensidad en todo el país, debido al cierre de escuelas sin servicios educativos alternativos adecuados y accesibles para todos los niños.
Esto exacerbó las desigualdades existentes en la educación a corto y mediano plazo, y empeoró las barreras de acceso existentes, ya que las disparidades entre las zonas urbanas y rurales son significativas, y los niños están mucho peor en las zonas rurales, así como en las regiones del Norte y del Alto Oeste.
Adams afirma que, al principio, no pudo continuar con sus estudios en casa durante el cierre de las escuelas, ya que no disponía de las herramientas necesarias para hacerlo.
“Mis padres no tenían televisión ni radio en casa, así que solo leía los apuntes que tenía antes de cerrar la escuela”, dijo, “pero más tarde conseguí un dispositivo móvil que me ayudó a estudiar, a través del sistema de aprendizaje a distancia”.
Impacto del aprendizaje a distancia
El gobierno de Ghana, con la financiación del Banco Mundial, introdujo un sistema de aprendizaje a distancia, con una inversión de 15 millones de dólares y un año de duración, como parte de la respuesta a la covid, que promueve la enseñanza continua, la recuperación y la resilencia en la educación básica.
Incluyó el desarrollo de módulos de aprendizaje accesibles e inclusivos a través de la televisión y la radio, la distribución de materiales de enseñanza y aprendizaje impresos, la distribución de dispositivos con contenidos precargados a los grupos vulnerables que carecen de acceso a la tecnología, y la formación de los profesores para garantizar que puedan impartir lecciones de forma eficaz a través de plataformas innovadoras.
Pero pese a esas plataformas de aprendizaje a distancia, Adams afirma que ella y otros muchos estudiantes de su comunidad siguen teniendo muchos problemas para un acceso equitativo a estos servicios, “porque no tenemos acceso a dispositivos de aprendizaje en línea ni a Internet en casa”.
“Un gran número de personas de mi comunidad carece de tecnología, como televisores, ordenadores, teléfonos inteligentes y otros dispositivos en línea, así como de una conexión estable a Internet”, afirmó.
El director general del Ministerio de Educación, Benjamin Kofi Gyasi, responsable de la respuesta a la covid en el sector, dijo a IPS que las estrategias de aprendizaje a distancia tienen como objetivo garantizar el aprendizaje continuo de todos los niños.
Pero, reconoció, “sabemos que los niños más marginados, incluidos los de las comunidades más rurales, de difícil acceso y más pobres, y las niñas, pueden no tener acceso a estas oportunidades”.
Añadió que el ministerio está dando prioridad al aprendizaje de los niños más vulnerables mediante el suministro de dispositivos/equipos de aprendizaje y conectividad, siempre que sea posible, y añadió que la iniciativa ha llegado a más de la mitad de los alumnos que se tenían como meta.
El director ejecutivo de African Education Watch, Kofi Asare, dijo a IPS que más niños se han quedado atrás como resultado de la pandemia.
A su juicio, el gobierno ghanés puede hacer más para garantizar que los niños vulnerables, especialmente los de las comunidades más remotas y pobres del país, tengan las herramientas necesarias para acceder a una educación de calidad.
“Ahora los niños han vuelto a las aulas, pero puedo decir con seguridad que hemos perdido un número importante debido al largo periodo en que las escuelas estuvieron cerradas a causa de la pandemia de covid-19”, aseguró.
Una aseveración que es confirmada por Adams, quien dice que algunas niñas de su clase aún no han regresado a la escuela más de cinco meses después de la reapertura de los centros educativos.
“No he visto a algunas de mis amigas desde que empezamos la escuela en enero, no sé si vendrán o no”, aseguró y contó como ejemplo que “mi amiga Hassana Yakubu, que venía a la escuela desde otra comunidad, todavía no ha regresado”.
T: MF / ED: EG