RÍO DE JANEIRO – La vida humana vale poco en América Latina y el Caribe. La región registra la mayor mortalidad por covid-19 hasta ahora y desde hace décadas es también campeón de muertes por la violencia criminal.
Sus víctimas fatales de la pandemia alcanzaron 1,02 millones el 25 de mayo, según el Our World in Data, un servicio público de datos sin fines de lucro impulsado por investigadores de la británica Universidad de Oxford.
Esa cifra corresponde a 29 por ciento del total acumulado de 3,49 millones de muertos en el mundo, mientras la población regional representa solo 8,3 por ciento del total mundial.
El contraste en las vidas perdidas por la violencia es más acentuado. La región concentró 37 por ciento de los 464 000 homicidios registrados en todo el mundo, apuntó un informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) con datos de 2017.
Se estima que 2,5 millones de latinoamericanos murieron asesinados entre 2000 y 2017. Hay países, como Jamaica y Venezuela, en que los homicidios ascienden 46 por 100 000 habitantes, mientras están por debajo de cinco por 100 000 en Argentina, Chile y Nicaragua, según Insight Crime, un centro de investigación en información con base en Estados Unidos.
La proporción de latinoamericanos muertos por covid-19 es de 1579 por cada millón de habitantes, 3,5 veces el promedio mundial de 448 por millón.
Europa, también duramente golpeada por la covid-19, registra una tasa de 1434 por millón de habitantes, pero vive mejores perspectivas de control de la pandemia, con cerca de 30 por ciento de su población ya vacunada por lo menos una vez.
En América Latina “se cometieron muchos errores y faltó liderazgo”, evaluó Eduardo Gotuzzo, médico infectólogo de Perú, que supervisó los ensayos clínicos en su país de la vacuna de la Sinopharm, una empresa china.
“Los políticos, y no los técnicos, asumieron el manejo de la pandemia”, ese fue el problema básico, apuntó Gotuzzo, quien dirigió por más de 20 años el Instituto de Medicina Tropical Alexander von Humboldt de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, donde sigue como asesor.
“Esos gobernantes difundieron mensajes confusos, que afectan la concertación de esfuerzos e invalida el liderazgo”, dijo a IPS por teléfono desde Lima. Citó como ejemplo a los presidentes Jair Bolsonaro, en Brasil, y Andrés Manuel Lopez Obrador, en México.
“Los políticos no saben lo que es una pandemia, no están preparados para enfrentarla, no hacen las cosas a tiempo, y a veces se ponen triunfalistas, pero no hay triunfo, nadie gana en esas crisis sanitarias”, sostuvo.
Otro error casi generalizado fue menoscabar la atención primaria y dejar la población sin la asistencia cercana. “Las personas infectadas quedaban en casa e iban al hospital demasiado tarde. Eso además fomentó la automedicación”, que ya es un gran problema, acotó.
Con más de 1,2 millones de nuevos casos diagnosticados y 31000 muertes en la tercera semana de mayo, las Américas presentan “tendencia preocupante”, señaló la directora de la Organización Panamericana de Salud (OPS), Carissa Etienne en una rueda de prensa virtual el miércoles 26 de mayo.
“Cuatro de los cinco países con mayor número de nuevos casos en el mundo” son del continente y “las cinco tasas de mortalidad más altas de todo el mundo fueron notificadas por países de América Latina”, destacó.
La evolución de la pandemia es desigual, subrayó. América Central, menos afectada hasta ahora, a excepción de Panamá, lidia con una ocupación de más de 80 por ciento de sus unidades de cuidados intensivos.
En Sudamérica, mientras en Chile, Paraguay y Perú se reduce el contagio, en Argentina, Brasil y Uruguay viven la amenaza de un vuelco en las mejoras recientes y nuevos rebrotes.
Las mujeres embarazadas, “más vulnerables a las infecciones respiratorias”, son un desafío realzado por Etienne. Más de 200 000 de embarazadas latinoamericanas y caribeñas han contraído la covid-19 y 1000 murieron debido a complicaciones de la enfermedad.
Brasil es donde más mueren, la probabilidad es de siete por ciento de las infectadas, mientras menos de uno por ciento corre ese riesgo en Argentina, Colombia y Costa Rica, observó la directora de OPS, la filial continental de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esa es una de las tragedias asociadas a la caótica gestión de la pandemia en Brasil. Es también el país donde la covid mató más personal de la salud, según datos del Consejo Federal de Enfermería. Por lo menos 776 de enfermeras y técnicos habían muerto hasta el comienzo de mayo.
Brasil sigue como el segundo país del mundo con mayor cantidad de muertos registrados, según datos del Ministerio de Salud, 454 429 hasta el 26 de mayo, solo superados por Estados Unidos (591 950). Hubo una ligera reducción de muertes en las últimas semanas, pero con aumento de nuevos casos.
Los epidemiólogos temen una tercera ola a partir junio, hay muchas ciudades con hospitales llenos, agotamiento del personal e insuficiente adhesión a las medidas de prevención, como aislamiento social y uso de mascarillas.
La actitud del presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro y sus seguidores de rechazar esas medidas, estimular la plena actividad económica y promover manifestaciones callejeras por un gobierno dictatorial impiden un combate eficaz a la pandemia. Tres ministros de Salud ya fueron destituidos o forzados a renunciar en los últimos 14 meses.
Por eso los senadores instalaron una Comisión Parlamentaria de Investigación para identificar razones y responsables de tantas muertes y colapsos en la asistencia médica, como la falta de oxígeno en los hospitales de Manaus, capital del norteño estado de Amazonas, en enero, y escasez de medicamentos indispensables al cuidado intensivo en muchas ciudades.
Agrava las amenazas de recrudecimiento de la crisis la llegada de una variante del coronavirus de origen indio. Ya se la identificaron en siete personas, seis tripulantes de un buque procedente de India y un brasileño que volvió de India por avión a São Paulo.
Algunos gobernantes de estados y municipios suspendieron sus planes de flexibilizar las restricciones a la circulación de personas y al comercio, ante las nuevas amenazas.
Pero el gobierno debe seguir su prédica opuesta ante la ligera recuperación económica y de empleos en el primer trimestre de este año, pese a la gran propagación del coronavirus que aumentó las muertes diarias a más de 3000 por día en abril.
“De hecho la actividad económica está mejor que lo esperado. Es que el aislamiento social tuvo baja adhesión, aunque esta segunda ola sea más grave que la primera, del año pasado. La economía está en recuperación cíclica, tras una gran recesión, pero no apunta a un proceso consistente de crecimiento”, evaluó desde São Paulo para IPS el profesor de economía Luis Eduardo Assis, de la Universidad Católica de São Paulo.
Otros países latinoamericanos enfrentan un rebrote de la covid-19, ante el relajamiento de la prevención, incluso en países que avanzaron más en la vacunación, como Chile, que ya vacunó más de mitad de su población y Uruguay, con casi 50 por ciento.
Los riesgos se amplían ante la lentitud de la vacunación en casi todos los países latinoamericanos. Brasil recién alcanzó 20 por ciento en la primera dosis y Argentina casi. México sobrepasó 15 por ciento.
Obtener vacunas es el gran reto de América Latina y el Caribe, para escapar al vaivén entre reducir actividades económicas y sociales cuando la pandemia se agrava y suspender las restricciones o ablandarlas cuando bajan las muertes y el contagio.
ED: EG