América Latina ante el reto de financiar la recuperación energética

Un centro de vacunación contra la covid en Ciudad de México. Ante el impacto económico de la pandemia en América Latina, se considera que la inmunización masiva es el paso indispensable para recuperar la dinámica productiva. Foto: Emilio Godoy / IPS

MÉXICO – Azotada fuertemente por los impactos socioeconómicos y sanitarios de la pandemia, América Latina emprende el desafío de costear una recuperación del sector de energía que sea sostenible y la afiance en la transición hacia fuentes limpias.

La mayoría de las naciones se ha embarcado en desembolsos para apaciguar esas secuelas, pero esos recursos parecen ser insuficientes y se orientan a rescatar a la industria de los hidrocarburos, a pesar de sus connotaciones ambientales.

Durante su participación este viernes 28 en la XXX Conferencia de Energía La Jolla, el uruguayo Alfonso Blanco, secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), recordó que la región ya estaba en una posición financiera precaria antes de la pandemia, por la debilidad  de sus ingresos fiscales.

El encuentro se realizó en forma virtual, debido a la covid-19, entre el 7 de mayo y este viernes 28, organizado por el no gubernamental Instituto de las Américas (IA), que tiene su sede en la ciudad costera de La Jolla, en California, Estados Unidos.

“En la recuperación, el papel de transición energética es importante, para crear más y mejores empleos en la región. Acelerar la transición energética tendrá un impacto importante en la situación económica, es el rol de la recuperación verde en el futuro inmediato”, afirmó Blanco ante consultas de IPS.

“La transición es parte de la estrategia de descarbonización para alcanzar los objetivos ambientales de las negociaciones internacionales”, subrayó.

Tras la aparición de la pandemia en la región, Olade inició un acercamiento con los ministros de Energía y con otras agencias multilaterales para respaldar a los gobiernos en la recuperación pospandémica.

Con más de medio millón de muertes y una contracción económica del 7,4 por ciento en 2020, la región ha sido la más afectada del mundo por la covid, lo cual no solo ha tenido repercusiones en la salud, sino también en el empleo, la infraestructura y la economía en su conjunto, según ha destacado el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En algunos países el golpe fue más severo, debido al descenso de los ingresos por producción y exportación de hidrocarburos, como petróleo y gas, ante la parálisis de las actividades a nivel mundial y la consiguiente baja del consumo.

Y si bien la economía regional ya muestra un rebote en 2021, las secuelas de la crisis tendrán un efecto prolongado, como el incremento de la pobreza.

La región se debate entre la contratación de más deuda externa y cobrar más impuestos, pero casos como el de la fracasada reforma tributaria en Colombia, que desató protestas a finales de abril, ejemplifican las consecuencias de cambios que castigan a los segmentos de ingresos medios y bajos e ignoran a los grandes capitales.

Los gobiernos regionales reconocieron ya en octubre de 2020 la importancia de la recuperación sostenible, durante el 38 período de sesiones, también digitales, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Pero esa estrategia está alejada de las medidas aplicadas.

Buscar el dinero

José Luis Manzano, director del fondo privado Integra Capital, dijo, durante la última jornada de la XXX Conferencia, que “las herramientas que tiene el mundo son las multinacionales, los organismos multilaterales y las agencias nacionales de desarrollo. El dinero vendrá a la región, pero tenemos que crear competencia”.

El empresario argentino sugirió “acudir” al gobierno de Joe Biden en Estados Unidos para que su política de billonaria inversión pública “Reconstruir Mejor” se expanda hacia el sur, más allá de sus  fronteras.

Se trataría, analizó, de una acción que tendría beneficios mutuos, porque impulsaría el peso de Estados Unidos en una región en disputa con China, que en la última década ha enviado a empresas públicas y privadas a invertir en la zona.

En los últimos años, América Latina ha progresado con las alternativas eólica y solar, pero enfrenta el desafío de disminuir la quema de combustibles fósiles en la industria, el transporte y mejorar la eficiencia energética.

Esa transición se ha detenido en naciones como Argentina y México, que privilegian el apoyo a los hidrocarburos, y en Brasil, que impulsa la industria gasífera.

De hecho, datos de la intergubernamental Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y del no gubernamental Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible coinciden en que las medidas energéticas distan de ser sostenibles.

Países como Argentina, Brasil y Perú aplican políticas insostenibles, han analizado.

En un episodio reciente, la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) anunció el 24 de mayo la compra a la compañía angloneerlandesa Shell de 50 por ciento de las acciones de la refinería Deer Park, en el estado estadounidense de Texas, por 600 millones de dólares, para asumir su control total.

Los beneficios de una recuperación sostenible y de buscar cero emisiones netas en 2050 son impresionantes, en particular en el contexto de la pandemia.

La región podría lograr ahorros anuales de 621 000 millones de dólares para 2050 si los sectores de energía y transporte de la región alcanzan cero emisiones netas y lo cual también crearía 7,7 millones de nuevos empleos permanentes, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).

En ese sentido, Stéphane Hallegatte, economista líder del Grupo de Cambio Climático del Banco Mundial, resaltó la construcción de resiliencia ante la covid-19 y aseguró que aún es “temprano” para dirimir si las recomendaciones serán aplicadas.

“Todos los mecanismos que han sido aplicados pueden ayudar en el futuro si los mantenemos. Así podemos salir de la crisis y construir resiliencia”, dijo a IPS durante la reunión virtual “Innovar por el clima”.

“Los gobiernos pueden jugar un papel al ayudar a crear empleos e inversión pública”, resaltó Hallegatte, durante la reunión patrocinada por la institución multilateral y que analizó las acciones climáticas entre el martes 25 y el jueves 27 de mayo.

Opciones verdes

Innovadores aunque aún con bajo despliegue, los bonos verdes pueden servir para el financiamiento parcial de la recuperación.

“Ha habido mucho avance en bonos verdes. Hay mucho interés en Chile y algunos bancos de desarrollo nacionales”, dijo Gema Sacristan, jefa de Inversiones de Invest IDB, el brazo de financiamiento privado del BID, durante la XXX Conferencia de Energía de La Jolla.

Los bonos verdes son instrumentos para obtener financiamiento exclusivo para proyectos como energía renovable, construcción sustentable, eficiencia energética, transporte limpio, agua, manejo de residuos y agricultura.

Entre 2014 y 2021, la región colocó más de 20 000 millones de dólares en bonos verdes, encabezada por Brasil y México, ventas cuya mayoría ocurrió en los últimos dos años.

Desde la sede de la Olade en Quito, Blanco expresó su optimismo respecto a la recuperación y creación de empleos, pero recalcó que “son necesarias mejores regulaciones más modernas, enfocadas en la recuperación sostenible. Tenemos que incorporar las nuevas tecnologías y energías”.

ED: EG

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