Yemen, un infierno en la tierra por el dramático deterioro del conflicto

Una mujer yemení desplazada fuera de unas tiendas precarias, que comparte con su familia, en un campamento improvisado. Foto: OIM
Una mujer yemení desplazada fuera de unas tiendas precarias, que comparte con su familia, en un campamento improvisado. Foto: OIM

El enviado especial de las Naciones Unidas para Yemen, Martin Griffiths, alertó al mundo que la peor crisis humanitaria del planeta se está degradando aún más y con gran rapidez, ya que los yemeníes, incluidos mujeres y niños, se enfrentan al hambre, las heridas y la muerte.

Griffiths dijo el martes 16 en una sesión informativa del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que un millón de desplazados internos también están en peligro, en medio de la escalada de los combates.

“Las fuerzas combatientes de ambos bandos han sufrido grandes pérdidas en esta batalla innecesaria. Veo informes espeluznantes, como estoy seguro de que lo hacemos todos, de niños que se ven cada vez más arrastrados a la guerra y privados de su futuro”, dijo en la reunión por videoconferencia.

En 2011, Yemen se convirtió en uno de los focos ardientes de la Primavera Árabe, la oleada de protestas a favor de la democracia en Medio Oriente y partes del norte de África. El presidente del país, Ali Abdullah Saleh, se vio forzado a ceder el poder a su vicepresidente, el general Abdrabbuh Mansour al Hadi, tras tres décadas de gobierno autoritario.

Pero el mandato de Hadi resultó tumultuoso y en 2014 Yemen se sumergió en una guerra civil abierta, que se agudizó en marzo del año siguiente con la intervención militar extranjera, encabezada por Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos. También la profundizó la toma de las fuerzas separatistas hutíes de la capital, Saná, y varias ciudades occidentales del país situado en el suroeste de la península arábiga.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) dijo en diciembre que la guerra se había cobrado casi un cuarto de millón de vidas, entre ellas más de 3000 niños, en un conflicto en que los ataques tienen como mayor objetivo la población civil.

Griffiths recordó al Consejo de Seguridad que tanto los yemeníes como los inmigrantes están sufriendo. Pidió una investigación independiente sobre el enorme incendio que se produjo la semana pasada en un centro de detención superpoblado de la capital del país. El incendio causó la muerte de 40 personas y heridas a otras 200, en su mayoría migrantes etíopes.

La organización internacional Human Rights Watch puntualizó que el incidente fue causado por el uso imprudente de armas por parte de los rebeldes hutíes.

El enviado de la ONU advirtió de que incidentes como el incendio mortal representan solo una parte del dolor y el sufrimiento provocados por la prolongada guerra. Dijo al Consejo que la hambruna ha llegado para sumarse a la tragedia de Yemen.

“Por tanto, es lógico y corresponde a las partes desde hace mucho tiempo, y ahora más que nunca, acordar el cese de los combates y silenciar las armas”, dijo.

A su juicio, “un alto el fuego en todo el país, junto con la apertura del aeropuerto de Saná y la garantía del flujo sin obstáculos de combustible y otros productos básicos a Yemen a través del puerto de Al Hudaydah, son imperativos humanitarios urgentes”.

Mientras tanto, el secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, Mark Lowcock, afirmó que al mundo se le está acabando el tiempo y no está cumpliendo los objetivos financieros necesarios para hacer frente a la crisis yemení.

El también coordinador del Socorro de Emergencia recordó que una conferencia de donantes celebrada el 1 de marzo recaudó la decepcionante cifra de 1700 millones de dólares para atender las consecuencias sociales del conflicto, la mitad de lo que se necesita para evitar una hambruna a gran escala.

“Vuelvo a pedir a todo el mundo que haga todo lo que pueda, incluidos los fondos para la operación de asistencia, para detener la hambruna”, dijo Lowcock en la sesión del Consejo de Seguridad.

La embajadora de Estados Unidos, Linda Thomas-Greenfield, dijo que la administración de Joe Biden está intensificando su diplomacia para poner fin a la guerra. Pero añadió que a su juicio  “la paz es imposible si los hutíes  continúan sus incesantes ataques contra el pueblo yemení y los vecinos de Yemen”.

“Los ataques de los hutíes no han cesado desde diciembre, cuando intentaron asesinar al nuevo gabinete yemení. Y actualmente, la ofensiva de los hutíes en Marib se está cobrando la vida de más hombres, mujeres y niños yemeníes. También están deteniendo cruelmente a personas inocentes”, aseguró la diplomática.

Describiendo la situación en Yemen como “un infierno en la tierra”, la embajadora estadounidense dijo que es el momento de un mayor compromiso por parte de todas las naciones interesadas, para contribuir con dinero y ayuda a Yemen.

“Millones de yemeníes siguen estando en situación de extrema necesidad. Para ellos, las palabras que decimos aquí en el Consejo solo pueden llegar hasta cierto punto. Lo importante es que actuemos, y que actuemos ahora, como hemos escuchado de todos nuestros oradores hoy”, afirmó Thomas-Greenfield.

La embajadora planteó que “todos hemos expresado en esta pantalla nuestra conmoción por la situación. Todos hemos pedido el fin de la violencia, y todos hemos declarado nuestro apoyo al pueblo yemení. Traduzcamos estas declaraciones en acciones”.

T: MF/ED: EG

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