No todos los días un joven agricultor tiene éxito en su negocio y promete que esto es lo que hará por el resto de su vida. Sin embargo, esta es la historia de Lihle Moyo, un agricultor de 27 años de Gwanda, a unos 160 kilómetros al sur de Bulawayo, la segunda ciudad más grande de Zimbabwe.
Con poca o ninguna experiencia en agricultura, Moyo dice que se hizo cargo de la parcela de su padre y la convirtió en una próspera granja donde cría aves de corral y cultiva repollo, tomate y cebolla desde hace dos años.
“Acababa de terminar la universidad y no tenía nada que hacer, ninguna fuente de ingresos”, dijo Moyo a IPS.
Reunió recursos con la ayuda de hermanos que trabajaban fuera del país para financiar la instalación de un pozo, tanques de almacenamiento de agua, un generador y el capital inicial para el proyecto en las ocho hectáreas de tierra de su padre.
Su éxito es sobresaliente en un país donde la agricultura ha demostrado ser un dolor de cabeza para los agricultores locales, especialmente después del muy criticado programa de redistribución de tierras del país que vio a Zimbabwe transformarse de exportador neto de alimentos a sumergirse en tener que gastar sus escasas reservas de divisas para importar grano.
“No muchos jóvenes que conozco están interesados en la agricultura porque no tienen de dónde conseguir el capital inicial”, explicó Moyo cuando se le preguntó por qué otros jóvenes como él no estaban tan ansiosos por dedicarse a la agricultura.
Si bien los agricultores comerciales de Zimbabwe anteriormente recibían préstamos agrícolas de los bancos, las instituciones financieras se han mostrado reacias a otorgar préstamos a los agricultores que se beneficiaron de la reforma agraria aduciendo la falta de garantías y seguridad para los agricultores.
Lo mismo ha afectado a los jóvenes agricultores que, como Moyo, tienen tierras, pero no acceden a préstamos bancarios a pesar de que el gobierno promociona la agricultura como la palanca para garantizar la seguridad alimentaria del país.
Por lo tanto, se espera que los agricultores obtengan sus propios recursos a pesar de que el gobierno lanza planes que proporcionan insumos gratuitos como semillas y fertilizantes
“Incluso si se obtienen estas cosas gratis, aún hay que pensar en cómo mantener su granja. Y en cualquier caso, todavía hay que lidiar con el hecho de que no todos los agricultores jóvenes quieren plantar maíz. Queremos probar otras cosas”, sostuvo Moyo.
Otros jóvenes agricultores aspirantes, como Dumisile Gumpo, de 30 años, también de Gwanda, han renunciado a las ambiciones agrícolas a gran escala.
«Ahora solo estoy cultivando en la tierra de mis padres debido a las lluvias», señaló Gumpo. “Cuando pasen las lluvias, significa que tendré que esperar a la nueva temporada humeda”volveré a esperar a la próxima temporada de lluvias”, señaló.
Gumpo planta productos básicos tradicionales que incluyen maíz, calabazas y guisantes.
«Me encantaría dedicarme a la agricultura todo el año, pero no veo cómo, cuando no tengo dinero en efectivo, puedo aventurarme en otras cosas, como las aves de corral o incluso la instalación de un pozo», dijo, expresando la frustración de muchos agricultores jóvenes en Zimbabwe.
Para empeorar las cosas, la región de Gwanda, donde se encuentran los dos jóvenes agricultores, es conocida por sus actividades mineras ilegales, cuya promesa de riquezas instantáneas ha atraído a miles de jóvenes de todo el país.
Los expertos señalan que la agricultura juvenil no ha despegado en África debido a incoherencias en las políticas de los gobiernos y a una investigación deficiente sobre las necesidades de los agricultores jóvenes.
Según el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida), hay alrededor de 1200 millones de personas de entre 15 y 24 años, y 600 millones residen en zonas rurales en todo el mundo.
El Fida ha señalado que, especialmente en medio de la covid-19, la “reinvención del sector agrícola es hoy indispensable” y los jóvenes van a estar en el centro de esa revolución.
El proyecto Mejora de la Capacidad para Aplicar Pruebas Científicas (Care, en inglés), patrocinado por el Fida y el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA), ejecuta la Política para la Participación de los Jóvenes en la Agroindustria y las Actividades Económicas Rurales en África.
El proyecto busca comprender los factores que influyen en la participación de los jóvenes en los agronegocios y las economías agrícolas rurales, entre otras áreas de interés.
Los investigadores, sin embargo, temen que haya habido poca tracción para impulsar la participación de los jóvenes entre los países africanos.
«Los responsables de la formulación de políticas, las agencias gubernamentales y otras partes interesadas deben crear incentivos que atraigan la participación de los jóvenes en las prácticas agrícolas si se quieren lograr los objetivos de Care-Fida», sostuvo Esther Kwaamba, economista agrícola de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Namibia.
“Según la investigación, las tendencias son las mismas entre los jóvenes. No están involucrados en la agricultura debido a la falta de financiamiento, el acceso a la tierra, la infraestructura deficiente y la maquinaria agrícola costosa”, dijo Kwaamba a IPS.
Si bien el IITA dice que «la participación de los jóvenes en la agricultura y la agroindustria rentables son fundamentales para el desarrollo sostenible», los agricultores jóvenes como Moyo y Gumpo se encuentran en una posición en la que tienen que aprender a manejarlos por sí mismos mientras avanzan.
“No tengo un modelo de negocio, solo hago lo que creo que se debe hacer. Por ejemplo, con el proyecto avícola, perdí muchos polluelos cuando comencé porque no tenía ni idea del negocio de la cría de pollos”, dijo Moyo a IPS, exponiendo las dificultades que enfrentan muchos ganaderos en un país donde las presiones inflacionarias han empujado a muchos negocios al suelo.
Si bien Zimbabue ha distribuido en el pasado préstamos para el empoderamiento económico de los jóvenes, Moyo dice que siempre ha sido difícil acceder a estos préstamos, ya que la agricultura no se considera un negocio que garantice beneficios inmediatos.
“Hemos visto en el pasado préstamos que se dieron a jóvenes, pero incluso para cualquier proyecto siempre ha sido difícil conseguir algo del gobierno, imagínense contarles sus grandes ideas sobre la agricultura”, señaló.
Los expertos dicen que los problemas para los jóvenes agricultores son de gran alcance ya que sigue habiendo una escasez de enfoques informados sobre la participación de los jóvenes en la agricultura.
“Hay una falta de evidencia basada en investigaciones específicas para informar el diseño de políticas y programas de desarrollo relevantes para la juventud”, dijo el agroeconomista . Shiferaw Fekele, en una presentación en la capacitación de Intermediarios de Care centrada en la investigación de jóvenes en África.
“Es necesario realizar más investigaciones académicas para explorar oportunidades comerciales bien informadas en la agricultura”, señaló Feleke.
Un mejor enfoque para abordar esto, según Fekele, sería tener «jóvenes que investiguen a los jóvenes» porque «los jóvenes comprenden mejor que nadie las necesidades, aspiraciones, desafíos y perspectivas reales de sus pares sobre la agricultura».
Esto es cierto para Moyo y Gumpo, cuya experiencia podría ser un indicador para otros jóvenes sobre lo que se debe hacer para atraer a más jóvenes a la agricultura en un país donde decenas de miles de graduados universitarios están sin trabajo junto con jóvenes no calificados que dejan la escuela sin esperanza de un empleo remunerado.
“Es necesario fortalecer la capacidad de los jóvenes académicos africanos para generar, evaluar y difundir resultados basados en evidencia y también fortalecer la capacidad de las partes interesadas clave para utilizar un enfoque basado en evidencia en el desarrollo de políticas relacionadas con el empoderamiento de los jóvenes”, sostuvo Fekele.
El proyecto Care ya está trabajando con investigadores jóvenes para informar los planes de acción futuros del gobierno nacional que conducirán a mejores políticas para la juventud.
Estas consideraciones podrían significar que aún falta mucho para que los agricultores jóvenes como Moyo se sumen a las necesidades de seguridad alimentaria del continente asuman el trabajo de la tierra como una ocupación permanente y de tiempo completo.
T: MLM / Ed: EG