La explosión de nuevas plataformas digitales durante la última década ofreció nuevas oportunidades de empleo a los jóvenes, las mujeres y los migrantes, pero también ha desdibujado la distinción entre empleados y trabajadores autónomos, señaló un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Las plataformas digitales de trabajo “están abriendo oportunidades que antes no existían, en particular para las mujeres, los jóvenes, las personas con discapacidad y los colectivos marginados en todo el mundo. Es un factor positivo”, apuntó de entrada el director general de la OIT, Guy Ryder.
Abogó por un “diálogo social internacional”, para que empleadores, trabajadores y gobiernos se beneficien del trabajo de las nuevas plataformas, pues “con independencia de su situación contractual, todos los trabajadores tienen que poder ejercer sus derechos laborales fundamentales”.
El número de las organizaciones de negocios en línea creció de 142 en 2010 a por lo menos 777 en 2020, de acuerdo con el estudio de la OIT en el que participaron 12 000 trabajadores y empresarios de 85 sectores y zonas diferentes del mundo.[pullquote]3[/pullquote]
La mayoría de las compañías dueñas de esas plataformas está repartida en unos pocos países, liderados por Estados Unidos, India y Reino Unido, y 96 por ciento de sus inversiones se concentra en Asia (56 000 millones de dólares), América del Norte (46 000 millones) y Europa (12 000 millones de dólares)
América Latina, África y los Estados árabes se reparten el restante cuatro por ciento, 4000 millones de dólares.
De los 52 000 millones de dólares en ganancias que generaron en 2019, los mayores beneficiarios fueron Estados Unidos (49 por ciento) y China (22), seguidos por Europa (11) y otras regiones (18 por ciento).
El estudio, “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: El papel de las plataformas digitales en la transformación del mundo del trabajo”, analizó la condición de los millones de trabajadores al servicio de esas plataformas.
Los principales problemas que encaran esos operarios son la regularidad del trabajo y los ingresos, la falta de acceso a la protección social, la libertad de asociación sindical y el derecho a la negociación colectiva.
Son situaciones comunes a los dos tipos de plataformas analizadas, las “basadas en la web”, en las que los trabajadores realizan sus tareas en línea y de modo remoto, y “las basadas en la ubicación”, como chóferes de taxis o repartidores que trabajan en una localización geográfica determinada.
La mayoría de los trabajadores de estas plataformas son menores de 35 años, con un alto nivel de estudios, en particular en los países en desarrollo, donde se considera a esas firmas “una fuente prometedora de oportunidades de trabajo”.
Pese a las oportunidades de empleo femenino que generan estas plataformas, las mujeres solo representan a cuatro de cada 10 trabajadores en los portales basados en la web y a una de cada 10 en las plataformas centradas en la ubicación.
Las mujeres “son más propensas a realizar servicios profesionales (como los jurídicos, de traducción, redacción y edición), y tareas relacionadas con servicios empresariales o ventas y marketing. Pocas mencionaron que realizaban tareas relacionadas con la tecnología y el análisis de datos”, señaló el informe.
Un inconveniente registrado es que las plataformas digitales están difuminando la clara diferencia que solía encontrarse entre asalariados y trabajadores autónomos, pues “las condiciones laborales en general vienen determinadas por los términos del contrato de servicios, que suelen definirse unilateralmente”.
Casi un tercio de los trabajadores indicaron que ese empleo era su principal fuente de ingresos, una proporción que aumentaba en el caso de los países en desarrollo y de las mujeres, pero las horas de trabajo suelen ser prolongadas e imprevisibles.
La jornada laboral para la mayoría de los conductores y repartidores de las plataformas basadas en la ubicación es larga y de alta intensidad. Los primeros tienen un promedio de 65 horas semanales, y los segundos, de 59.
Por norma general, los trabajadores de plataformas no tienen derecho a participar en las negociaciones colectivas y no están cubiertos por la seguridad social.
La OIT aboga por que mediante el diálogo se consigan progresos como la clasificación correcta de la situación laboral de los trabajadores, el goce del derecho a negociar colectivamente de los trabajadores por cuenta propia de las plataformas, y su acceso a prestaciones de seguridad social adecuadas.
A-E/HM