Cada día mueren 3700 personas en accidentes en las carreteras y vías urbanas, y más de 500 de esas víctimas son niños, alertó el Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial este martes 16, tras concluir estudios piloto, en Filipinas y Paraguay, que apuntan a preservar esas vidas.
Se trata de “una oportunidad única de conseguir una movilidad segura que permita impulsar una recuperación sostenible de la covid-19 y hacer frente a una crisis que se cobra innecesariamente la vida de más de 500 niños cada día”, dijo el enviado especial de la Secretaría General de la ONU sobre la materia, Jean Todt.
Los accidentes de tráfico “son una causa principal de muerte en niños y jóvenes de entre cinco y 29 años, devastan a familias y comunidades y ponen en peligro el desarrollo de naciones enteras. Es inaceptable», comentó Olga Algayerova, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para Europa.
Esa Comisión es la depositaria de las convenciones de las Naciones Unidas sobre seguridad vial.
En los países de ingresos medios y bajos se registra 90 por ciento de las 1,35 millones de muertes anuales como consecuencia de accidentes viales.
En Paraguay mueren 22,7 personas por cada 100 000 habitantes y en Filipinas 12,3, un promedio similar al de Chile (12,5) o al de Estados Unidos (12,4).
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) elaboró para Filipinas y Paraguay un proyecto, “Planificación urbana adaptada a la infancia y transporte urbano sostenible», orientado a mejorar la seguridad de los niños y niñas principalmente en camino hacia y desde las escuelas.
En Paraguay, Unicef apoyó al Ministerio de Vivienda y Urbanismo para elaborar y difundir una directriz que garantizara que todos los futuros proyectos de desarrollo urbano deben tener en cuenta los derechos del niño.
La medida incluye integrar, en los programas universitarios nacionales de ingeniería civil y arquitectura, el proyecto de zonas escolares modelo.
En cambio, el objetivo en Filipinas tuvo otro enfoque, apoyando al gobierno para “reducir las muertes infantiles por accidentes de tráfico mediante la investigación, la concienciación, la formación de coaliciones y la modernización de las zonas escolares”, según Angelito Umali, responsable de Unicef para el proyecto.
La formación en urbanismo adaptado a los niños alcanzó a 215 profesionales, entre funcionarios del gobierno, planificadores urbanos, ingenieros, representantes del sector privado y de autoridades locales.
El programa también capacitó a funcionarios de alto nivel y más de 170 agentes en planes y mejores prácticas de control de la velocidad, y se dirigió a concienciar a más de 75 000 personas sobre la importancia de las velocidades adecuadas.
Creado hace dos años y medio, el Fondo de la ONU para la Seguridad Vial ya financió 15 proyectos en 19 naciones de curo regiones, y dispuso de cuatro millones de dólares para programas que tengan “un impacto significativo y sostenible” en países de ingresos bajos y medios.
El Fondo recibió financiamiento público de los gobiernos de Bahrein, Chipre, Eslovaquia, Francia, Hungría, Mauricio, Mónaco, Rusia y la Comisión Europea, y de empresas privadas como 3M. Essilor, la Fundación Total y las firmas de neumáticos Michelin y Pirelli.
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